Capítulo 40

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No me hace falta apoyar la cabeza contra su pecho para oír los golpeteos acelerados que da su corazón. Es como si un caballo salvaje cabalgara dentro de él, sin dirección conocida. Es un boom boom constante que se repite; amortiguado pero fuerte, el causante de que mi respiración se entrecorte... ¿Mi respiración? 

Ay, no. No es él... soy yo. 

Estaba tan convencida de que era él que no había notado la presión en mi pecho provocada por mis enloquecidos latidos. El silencio los amplifica con cada segundo que pasa y me parece tener mi propio corazón latiendo a un lado de mi cabeza. ¿Él también puede oírlo? 

Doy un paso hacia atrás y Yoongi aparta los brazos, dejándome libre. La diferencia de ya no tener su cuerpo contra el mío, se nota casi al instante y me desconcierta el hecho de arrepentirme de haberme librado de sus brazos tan rápido. Busco algún indicio, alguna mueca o expresión en su rostro que me diga si puede escuchar el inexplicable y ridículo cambio en mi pulso, pero no encuentro nada más que unos ojos castaños afligidos devolviéndome la mirada. De pronto, me siento como si hubiese corrido a toda velocidad hacia una pared y me hubiese dado la cabeza contra ésta. 

He visto cómo me miran los demás. Todos tienen esa misma mirada de "pobrecita, la compadezco" insoportable que me irrita más que uñas en una pizarra. Yoongi no. Hay algo más allá de esa familiar empatía con la que me ven una vez que esta parte de mi sale a la luz. No sé qué es, pero puedo sentirlo. Puedo verlo en sus ojos y en cómo transforma su usual humor mal llevado en uno más amable y llevadero. Me desorienta horriblemente.

Y mi estúpido corazón que no deja de acelerarse. Está claro que no puede oírlo y mucho menos verlo, pero no puedo conseguir regularlo. Es como si mis latidos se extendiesen por toda mi piel, cubriéndola con marcas, igual que un sello de tinta, y dejándome en evidencia ante él. ¿Dejándome en evidencia ante él? ¿Qué...? ¿Qué debo ocultarle? ¿Qué me pasa? 

Mi celular le da un fin temporal a mis pensamientos descabellados. Miro en dirección a la mesa junto a la cama y diviso la pantalla de éste encendida, con varios mensajes sin leer y unas tantas más llamadas perdidas. Les doy un vistazo rápido y, en su mayoría, son de Namjoon y Hoseok, salvo por un par que son de Jimin preguntándome cómo estoy y si quisiera ir con él a conocer la ciudad. 

—¿Qué no tiene nada mejor qué hacer? —murmura Yoongi cerca de mi oreja y su cálido aliento me provoca unos momentáneos escalofríos de pies a cabeza. 

—¿Tú no tienes nada mejor qué ha...  

Sus ojos encuentran los míos y la cercanía entre ambos hace que me olvide de finalizar la pregunta. Apenas puedo recordar que debo respirar en el momento que pongo la vista en sus labios ligeramente entre abiertos. Son muy rosados, como si hubiese estado comiendo un caramelo de frutilla o cereza. ¿Tendrán ese gusto dulce adictivo? Se me hace agua la boca de tan sólo imaginarme ese sabor en mis labios. 

Me estoy volviendo loca. ¿Qué cosas estoy pensando? ¿Qué mierda me dieron de tomar en el hospital?

—¿Vas a ir? —me pregunta Yoongi, totalmente ajeno a las estupideces que rondan en mi cabeza. Por suerte.

—Tengo que trabajar —contesto y guardo el celular en el bolso junto con el cargador. Apenas tiene batería para durar unos cuantos minutos más, una hora como máximo tal vez. 

—¿Trabajar? Acabas de venir del hospital —su voz me persigue por el pasillo. Continuo mi camino escaleras abajo, hasta toparme con Matthew. 

—Hazel, perdón por haber entrado en tu habitación y..

|| Damaged || Suga ||Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon