Capítulo 47

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Mis pensamientos son relegados a convertirse en un mero sonido de fondo que apenas puedo comprender mientras ella acapara el primer plano. Se está haciendo fuerte y no me refiero a su tono solamente; siento cómo su fortaleza incrementa cada vez que le presto atención, cada vez que acepto que lo dice es verdad. Mis miedos e inseguridades, mi dolor y nostalgia; mi debilidad es su vitalidad.

No sé qué es lo que tiene Yoongi que la debilita cuando estoy con él.  Sólo necesito estar en sus brazos para poder escapar de mi propia mente y cambiar mi realidad por un rato, ya que en el momento en el que nos separamos, vuelvo a caer en la oscuridad con la única compañía de esa odiosa voz. La realidad ficticia que Yoongi me permite crear es agradable; hasta puedo verme rodeada de amigos, disfrutando de mis años de juventud y sin temor a hacerle caso a lo que mi corazón me dicta y siente, como debería ser. Vivir sin miedo a equivocarme, sin miedo a estar sola y, principalmente, sin miedo a ser herida. En esa realidad siento que soy lo suficientemente fuerte como para soportar todo ello y más. Mientras más lo pienso, más ganas me dan de vivir en ella que en el mundo real. 

Cuando bajo a la sala, Ann se pasea por un rectángulo imaginario que trazan sus pasos fuertes mientras sostiene el teléfono inalámbrico contra su oreja izquierda. 

—¿Qué tan grave es? —pregunta con un tono monótono. La expresión en su rostro es difícil de interpretar; rostro relajado, mirada encendida sin posarla en ningún lugar en particular y labios sellados, como si intentara impedir que algo saliera de su boca. 

—¿Cuánto tiempo? —formula otra pregunta, mismo tono. Cruza el brazo derecho por debajo de su pecho y aguarda en silencio una respuesta del otro lado de la línea que no puedo alcanzar a oír. 

Detiene su caminar repentinamente. Su respiración se profundiza, sus hombros suben y bajan con más prominencia. Inclina la cabeza hacia adelante, pero la levanta rápidamente. 

—Se lo haré saber pero no prometo nada —la frialdad de su voz es inmutable—. Muchas gracias por avisar. 

Finaliza la llamada y, al voltear para colocar el teléfono en su lugar, se sorprende al verme. Contrariamente a cuando estaba manteniendo esa conversación telefónica, no puede controlar la expresión nerviosa de su rostro. Su sonrisa forzada es demasiado obvia e incómoda. Aunque, dejando de lado la extraña conversación que acaba de tener, ¿de qué otra manera podría verme? Anoche arruiné la cena que estaba preparando para su familia. No le debe agradar para nada tenerme dando vueltas por la casa.

—¿Cómo te sientes? —pregunta con voz dulce.   

Busco palabras en mi mente para responderle y un agotamiento inexplicable me impide formar una maldita frase coherente. Las maravillosas cinco horas que mi cuerpo logró descansar sin interrupciones, ni pesadillas o voces gracias a Yoongi, habían hecho que me sentiría mejor de lo que me había sentido en éstos últimos días, sin embargo, ese efecto duró lo mismo que un cubo de hielo en un día caluroso de verano. 

Bien, di que estás bien. Eso es lo quiere saber, ¿no? Es la respuesta que espera. 

—Bien —respondo y una risita traviesa resuena en mi mente. Le divierte tener la razón y cómo me doy cuenta de ello al hacer lo que me pide. 

Ann me observa dubitativa un momento, sin embargo, decide creerme. 

—Ven, te voy a preparar algo para desayunar —rodea mis hombros y me guía hasta la cocina.

—Yo también quiero —dice Yoongi, apareciendo de la nada, antes de bostezar exageradamente.

Parece que se ha dado una ducha; el cabello rubio húmedo se le pega a la frente y está revuelto, como si hubiera sacudido la cabeza de la misma manera que lo hacen los perros para secarse. Esos jeans rasgados, ¿tiene como diez pares iguales o usa el mismo toda la semana? Aunque le quedan bien, ya que tiene piernas delgadas. Y esas remeras también, sólo lo he visto usar blancas, negras y otros colores dentro de ese rango. Es un dibujo animado que se viste igual todos los días.

|| Damaged || Suga ||Where stories live. Discover now