Capítulo 23

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El cielo empieza a encapotarse y rezo por que el mal clima sólo sea temporario; no puedo imaginarme lo que sería si tuviésemos que pasar los dos días encerrados por la lluvia, todos juntos. No sé por qué me preocupo, ya que permanecería en la habitación con los auriculares puestos hasta que regresemos a la vida rutinaria, posiblemente. 

Un olor dulce invade el interior del auto y me empieza a doler el estómago de hambre.

"¿Te sientes bien?" me pregunta Louis.

"Sí, no es nada" contesto y mi estómago vibra debajo de mis manos.

"¿Segura?" insiste con un tono preocupado.

"Sólo tengo hambre" admito. Ya han pasado casi seis horas desde que desayuné.

"Fíjate que en una de las bolsas hay muffins" señala con su mano hacia el asiento trasero. 

"No, está bien."

"Come. Todavía falta para lleguemos" persiste, al igual que las vibraciones en mi estómago.

"No me gusta la comida dulce" digo, aunque en momentos como éstos, comería lo que fuera.

"Somos dos" lo miro de costado y esboza una sonrisa pequeña. "¿Cuál es tu comida favorita?" pregunta entonces. Lo primero que se me viene a la cabeza es su comida favorita, carne asada con papas a la provenzal, y olvido la mía. 

"Pasta" lo pienso unos segundos antes de contestar.

"Muy italiano" volteo hacia él y nuestras miradas se cruzan un momento antes de que vuelva a mirar hacia el frente. "No es por presumir, pero hago una pasta con salsa blanca y bolognesa muy buena" alardea muy orgulloso. "A Emma le encantaba." Tiene la vista puesta en el camino pero parece estar vagando entre sus recuerdos y una sonrisa inesperada aparece en sus labios cuando halla ése que estaba buscando. 

La forma en que sus ojos brillan y sonríe al recordarla, me hacen pensar que realmente la amaba como me dijo, pero el único problema fue que el destino no quiso darles un final feliz juntos. A veces, sin importar lo que hagas, no puedes cambiar lo que ya ha sido escrito. Pensar que existió un momento en el que fueron las personas más felices del mundo estando juntos, que creyeron que duraría para siempre y, sin embargo, se desvaneció como las estrellas al amanecer.

Eso es lo que tiene de malo el destino; te hace creer que tendrás todo lo que alguna vez soñaste tener y termina poniendo todo de pies a cabeza.

"Hazel, no te dije la verdad de lo que pasó con el propósito de que la odies, sólo quería que no pensaras que no me importabas. De haber sabido sobre ti, nunca me habría ausentado de tu vida" la voz afligida de Louis no me ayuda a controlar mis emociones.

¿Cómo puede decir que la odio? Renunció a todo para criarme ella sola, incluso a su propia familia; sería una miserable desconsiderada si llegáse a sentir odio hacia ella alguna vez. Cometió el error de permitirme odiar a Louis durante casi toda mi vida por algo que, en realidad, no hizo y me siento triste y decepcionada por ello, pero no la odio. Simplemente no entiendo el por qué.

"Ya lo sé" suspiro y volteo hacia la ventanilla de mi lado cuando no logro controlar una lágrima, silenciosa y solitaria, que rueda por mi mejilla. Ya no sé si mi repentina tristeza se debe a la mentira de mi madre o a las palabras de Louis sobre si hubiese sabido de mi existencia, hubiese estado presente en mi vida.

Unos kilómetros antes de llegar, empieza a llover y casi nos quedamos atrapados en el barro del camino. Por suerte, Louis nivela el auto, logra esquivar el pequeño surco que se formó con el agua y se estaciona lo más cerca de la puerta que puede para mojarnos lo menos posible al bajar. Al entrar, el olor a comida me abre el apetito otra vez y se me hace agua la boca al ver que la mesa de la sala está preparada para almorzar, con una fuente de risoto amarillo humeante en el medio.

|| Damaged || Suga ||Where stories live. Discover now