Capítulo 76

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Muchas preguntas surgen en mi cabeza, casi todas al mismo tiempo. Sin embargo, hay dos que se repiten más que las otras: "¿Me meterán a la cárcel?" y "¿Namjoon y Hoseok están aquí, en una celda de este edificio?" 

Es una edificación austera en cuanto a detalles. Paredes blancas, dos ventanales totalmente enrejados, uno a cada lado de la puerta de doble hoja de vidrio de la entrada y un cartel de considerables dimensiones en la parte superior, reza el nombre completo de la estación más el lema "para proteger y servir". 

Louis aparca junto a la acera opuesta y, sin el sonido amortiguado del motor, escucho mis latidos arremeter contra mi pecho como si éste fuese demasiado pequeño para contenerlo. Dirijo la vista hacia la estación otra vez y veo a un hombre de traje oscuro sacudir el brazo en alto. Louis le responde con un gesto de la cabeza. 

—Tranquila, ¿sí? Estaré contigo —me dice antes de bajarnos. Extrañamente, sus palabras logran tranquilizarme, pero sólo un poco. 

—Hola, Jeff —Louis saluda al hombre de traje. Es de la misma estatura que él, cabello claro y rostro flaco—. Ésta es mi hija, Hazel —se vuelve hacia mí y pone una mano sobre mi hombro.

Jeff abre los ojos, impresionado. 

—¿Es la hija de Emma? —le pregunta a Louis sin abandonar esa expresión—. Mucho gusto, Hazel. Soy Jeff —me extiende la mano y le respondo el gesto estrechándosela. Sus dedos casi cubren por completo la mía.

¿Conoció a mi madre? 

—Jeff es mi amigo desde hace casi veinte años. Hará que esto sea lo más rápido posible —me asegura Louis con total confianza. 

—Porque soy el mejor —replica Jeff mordaz.

No perdemos más tiempo en la acera y entramos a la estación. Varias personas vestidas con la misma clase de ropa azul noche están sentadas detrás de escritorios con la atención puesta en las pantallas de computadoras y en pilas de papeles. A mi derecha, hay un sector con bancos de madera y un par de personas sentadas en ellos. Jeff se acerca a un escritorio de mayor tamaño situado justo frente a la entrada y platica con el oficial sentado del otro lado. 

A mi izquierda, una puerta de rejas color gris permanece cerrada. ¿Allí es donde mantendrán a los presos? ¿Ellos estarán allí? 

Justo cuando me dispongo a apartar la vista, aparece un oficial de unos cuarenta años. No puedo evitar dirigir los ojos a su cintura; más bien, a lo que lleva en ella. El arma y la funda que la sostiene son del mismo color, pero la luz que se refleja en el mango de ésta primera, hace que su superficie parezca brillosa, como recién lustrada.

Exactamente como sucedió ayer, cuando Namjoon me amenazó con el arma, el miedo me controla de pies a cabeza. 

¡Boom! ¡Boom! ¡Boom! 

Se me seca la boca y me tiemblan los labios a medida que el oficial, totalmente ignorante de lo que está generando en mí, se acerca a nosotros. No sé en qué momento lo hago, pero me descubro apretando la mano de Louis con fuerza en el instante en que el oficial pasa por nuestro lado. 

—¿Hazel? —sus dedos se ciñen alrededor de mi mano, aunque no con tanta fuerza como yo cierro los míos alrededor de la suya—. ¿Estás bien? 

Bajo la vista al suelo. Mi pecho oscila con notoriedad con cada inhalación y exhalación apresurada que doy. Louis me guía hasta uno de los bancos y me obliga a sentarme. 

—Quédate aquí. Iré por un vaso de agua, ¿sí? 

Después de unos minutos, logro atenuar ese pavor y siento que vuelvo a ser yo quien controla mi cuerpo, empleando el mismo método que usé en el hospital: pienso en Yoongi. Pensar en él, hace que encuentre la paz que necesito. Daría lo que fuera por que estuviera a mi lado justo ahora. De ser así, no estaría al borde del colapso nervioso cada cinco minutos. 

|| Damaged || Suga ||Where stories live. Discover now