Capítulo 35

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—Hazel, despierta. Ponte esto —dice Yoongi. Abro los ojos y sostiene una bolsa de hielo a unos centímetros de mi rostro.

—Está bien, ya no duele.

—Póntela un rato —insiste y la coloca en la parte de atrás de mi cabeza. Un temblor casi imperceptible recorre mi cuerpo al sentir el repentino frío y me siento más erguida. 

—¿Cómo no viste el marco de la puerta? —le pregunto lo que iba a preguntarle antes de que fuera por el hielo.

—No calculé bien. Eres muy cabezona —se justifica.

—No soy cabezona, es el volumen del cabello —hundo mis dedos en él para mostrarle y desaparecen casi por completo. Por peinarlo de este modo durante los últimos cinco años, mi cabello se ha amoldado a esta forma, ya casi ni siquiera debo usar el secador de cabello para lograrla.

—Seguro, cabezona —dice por lo bajo y cuando lo miro con mi mejor mirada asesina, él mira hacia un costado y sonríe.

Apenas puedo ver la comisura de su boca curvarse, pero me la imagino completa y mi rostro se relaja al instante. Ahora que lo pienso bien, tiene una sonrisa un tanto particular, que no combina para nada con su personalidad arrogante. ¿Cómo se llama esa clase de sonrisa? 

Gummy smile.

Yoongi empieza a recorrer con la mirada la habitación en busca de vaya a saber qué o quizás sólo esté curioseando. No hay mucho que curiosear sobre mis cosas, no tengo mucho. Ve algo que le llama la atención, lo observo en silencio dirigirse al escritorio y la tensión vuelve a apoderarse de mi cuando toma mi laptop.

—¡No! —un grito moderado pero nervioso escapa mi boca en cuanto intenta encenderla. —Devuélvela donde estaba —le pido. Hace días que no la enciendo por temor a recibir otro email de Luke. Ya desactivé las notificaciones en mi celular y si recibo alguno, no lo sabré, a no ser que abra la bandeja de entrada.

Y me conozco, soy tan estúpida que si veo su nombre en algún email, lo abriré sin pensarlo dos veces y terminaré recordando lo que quiero olvidar.

—¿Acaso tienes videos o fotos sucias? —una sonrisa burlona juguetea en sus labios.

—Hablo en serio —replico con voz temblorosa ahora. Es irracional como me estoy comportando, sin embargo, no puedo evitarlo.

Yoongi retrocede unos pasos cuando despego la espalda de la almohada y entro en pánico. Arrojo la bolsa de hielo al suelo y salto de la cama en menos de un segundo sobre él para quitársela.

—¿Qué tienes que no quieres que vea? —su actitud burlona está haciéndome enfadar aún más, aunque parece que no lo nota para nada. Levanta los brazos sobre su cabeza y, a pesar de dar saltos en el aire, no llego ni a rozar la laptop con mis manos.

—¡Devuélveme la puta laptop! ¡AHORA! —esta vez no me percato de que ya es tarde y Ann y Matthew estén durmiendo probablemente y elevo mi voz. Su actitud bromista desaparece junto con su sonrisa y su mirada divertida cuando, por fin, percibe que no estoy jugando.

—Estaba jodiendo... tranquila —dice calmado y asombrado.

Sólo cuando el maldito aparato vuelve a estar en mis manos, mi absurdo temor, ése que puso mi mente, cuerpo y alma simultáneamente en alerta, va disminuyendo.

—Si no te gusta que toquen tus cosas, no toques las de los demás tampoco —espeto molesta. Camino hasta el escritorio, abro uno de los cajones y la meto en él; si tuviera un candado, hasta se lo pondría también. 

|| Damaged || Suga ||Where stories live. Discover now