80. Mar

190 26 2
                                    

Mar. 15 años.

Bueno, antes de nada, me gustaría agradecer a Nerea esta idea tan buena, que nos permite contar lo que nos ha pasado.

Bien, ahora que he dejado clara mi admiración por esta idea, quiero presentarme (puesto que seguro que ninguno me conoce). Me llamo Mar, pero mi cuenta es ComplejodeUsagi, y tengo quince años.

Mi historia empieza cuando tenía seis años y empezaba en un colegio nuevo, en primero de primaria. Allí conocí al que actualmente es mi mejor amigo, pero también a mi pesadilla personal, al que vamos a llamar Jeremy.

Jeremy era un chico muy pequeño, al contrario que yo, que soy muy alta. Solía aprovecharse de eso cuando se peleaba con los demás, puesto que, debido a su tamaño, los profesores siempre creían que él era la víctima.

La primera vez que la tomó conmigo fue en el segundo trimestre de ese curso. No recuerdo el motivo, pero sé que acabamos peleándonos. Mi diferencia con otras personas que han sufrido bullying es que yo a veces me enfadaba y devolvía los golpes. Jeremy aprovechaba eso a su favor, contándolo todo a los profesores como si fuese culpa mía, y ellos, entre mi tamaño y mi mal genio, le creían.

El tiempo fue pasando, y Jeremy y yo nos hicimos "amigos". ¿Por qué las comillas? Sencillo. No era mi amigo en realidad. Simplemente fingía serlo y, cuando se aburría, volvía a insultarme y pegarme.

Me puso un apodo, un insulto: "Gorda". Y era cierto. Yo estaba bastante gorda en aquel tiempo. Así que esa palabra me afectaba tanto que, incluso hoy, nueve años más tarde, me sigue provocando lágrimas.

Las historias que tengo con Jeremy son penosas y numerosas, así que me limitaré a contaros la peor ocasión que he pasado con él y un par de cosas sobre su forma de actuar.

Jeremy no solo tenía un grupo de secuaces para lanzar sobre ti como perros hambrientos, sino que además era capaz de volver a toda la clase en tu contra mediante el miedo. Mediante el miedo de que les hiciese lo mismo a ellos. Lo más triste de todo este tema es que, si no le hubiésemos escuchado, todo su poder se habría desvanecido.

También tenía una técnica para que pegarte, llamada el Molino, que consistía en sus brazos como si nadase y pegarte con las manos, tan rápido que no podías defenderte.

Mi peor experiencia con Jeremy fue un día, después de comer, cuando ya estaba en cuarto de primaria, en el que decidió que no podía soportar verme la cara, así que ordenó (él ordenaba, no pedía) a dos de sus amigos que me agarrasen por los brazos contra la pared. Ellos lo hicieron. Y entonces Jeremy empezó a pegarme puñetazos en el estómago, una y otra vez, sin dejarme tiempo para respirar. Me pegó durante un rato bastante largo, tanto que tuve ganas de vomitar. De hecho, en cuanto me soltó, lo primero que hice fue escaparme al baño para vomitar todo lo que había comido. Una profesora apareció en el baño para sacarme de allí, y cuando lo hizo descubrí que Jeremy me había acusado de pegarle a él. Estaba tan indignada, me sentía tan impotente que no hice nada. No podía. Y me castigaron. Y, una vez me castigaron, no me atreví ni a contar la verdad ni a enseñar el moratón que tenía en el estómago.

El acoso de Jeremy duró desde que tenía seis años hasta que me fui del colegio, a los once. No me fui por él, sino porque trasladaron a mi madre a otra ciudad en el trabajo. Por mi parte, considero una victoria el no haber cedido y huido a pesar de todo, aunque en ese momento lo hice por mi mejor amigo, porque no quería abandonarle.

Con las personas como Jeremy lo mejor que se puede hacer es no hacerles caso, y si intentan inculparte, no dejarse llevar y explicar lo ocurrido con claridad. Y ante todo, jamás devolver los golpes, porque si lo haces, le darás algo de lo que chivarse.

Este es el primer relato que escribo sobre ello, y es la primera vez que cuento todo lo que Jeremy hacía sin saltarme ni cambiar nada. Por ello debo volver a agradecerle a Nerea la oportunidad.

Por si os interesa saber qué fue de Jeremy, me han contado que ahora se droga y ya no tiene poder sobre nadie.

Gracias por leerme,

Mar

BULLYING STOPS HEREWhere stories live. Discover now