95. Ann

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Ann. 15 años.

Mi apodo es Ann, tengo quince años.

Anorexia y bulimia. ¿Palabras fuertes, no? Más para una niña cursando primaria. Empezar por decir que soy muy distinta físicamente a mis compañeros de aula, mis agresores, desde niña alta y muy delgada, la más delgada del grupo; creo que mi problema empezó en cuarto de primaria, aproximadamente a los nueve. Desde niña siempre he sido muy extrovertida y elocuente, en primaria notas poco satisfactorias.

Siempre destaqué un poco por mi apariencia física, aunque no es nada muy extravagante, mis ojos grandes color miel y mis 'rizos de oro' me hacían distinta. Nunca he comido muy bien, nada de frutas o verduras, pero una absorción rápida de hierro, lo cual me hace mas saludable que la media, a la edad antes mencionada era peor mi alimentación, toda mi clase pensaba que era anoréxica o bulímica.

Todos los días me hacían la vida imposible con esto, la clase de ciencias era un castigo para mí, si hablábamos de las enfermedades alimenticias todas las miradas iban a mí, chicos y chicas, hasta mi mejor amigo de toda la vida no podía evitar creer los rumores.

Propios profesores sabían de esto, sabían que también me molestaban mucho por mi cabello, y nadie hacía nada, las 'monjas' también creían que tenía alguna de las mencionadas enfermedades.

También me hacían bullying por mi doble nacionalidad, era una niña, cada que alguien me preguntaba donde había conseguido cualquier cosa contestaba que en Usa, no medía mis palabras por mi corta edad. Obviamente no quería sonar presumida, simplemente la respuesta más simple para mi era la verdad.

Tanto era esto de la nacionalidad que mis compañeros se esforzaban en decirme que era imposible que tuviera ambas nacionalidades. Tengo el primer puesto en inglés en mi colegio, desde hace tiempo, siempre fui bien tratada por la mayoría de profesoras de este curso, menos una; esta profesora no me dejaba participar nunca en clase ya que la mayor parte del tiempo tenía la respuesta correcta, mis compañeros se quejaban y yo tenía que callarme a veces dos horas enteras de clase, impotente.

En mi clase había una chica que me molestaba y menospreciaba siempre. Y cuando exploté, mi carácter se volvió el actual. El bullying paró los primeros años de la secundaria, o al menos ya no era en mi cara.

A los once yo me uní al equipo de voley del colegio, la capitana, una chica de la otra clase, me odiaba sin razón y aprovechando que ella conocía a todas las del equipo hizo que me odiaran. Me hicieron llorar, casi renuncio al equipo, me gané enemistades, todo empeoró cuando un chico se enamoró de mí, una del equipo estaba enamorada de él hacía tiempo, lo que hizo que me molestaran más aún, hizo que el chico, el cual fue mi primer amor, no me hablara por dos años.

Pero aunque suene terrible, les agradezco, porque soy como soy por ellas ahora, por el equipo, por mi clase entera, por chicas de otras clases; porque por ellas morí y resurgí, no tolero el bullying defiendo a todo el que lo necesite.

Aún así me derrumbo, no puedo olvidar esto, cuando llegó el tiempo de ir a fiestas todo revivió, muchas chicas estaban a la espera de verme en la primera fiesta, ninguna se atrevió a preguntarme que me pondría. Eso trajo mis recuerdos e inseguridades.

Mi castigo ahora es seguir estudiando con todos ellos, saber que hablan mal de mí aún cuando dicen ser la clase más unida. No todos claramente, mi mejor amigo nunca me defendió aun cuando estuve siempre para él, conocí a una chica colombiana que sirvió de apoyo para mí. Fui a un curso de liderazgo internacional y conocí gente maravillosa que creía que nadie merecía ser excluido, supe que la madre de uno de los chicos que conocí en la escuela de líderes también había sufrido lo que yo.

¿Ahora? Sigo derrumbándome de vez en cuando, pero intento ser el apoyo que mi mejor amiga necesita ya que ella siendo delgada siempre fue llamada gorda, y aunque tal vez mi mejor amigo no estuvo siempre, yo si quiero estar para él.

Así que, personita que está leyendo esto, eres perfectamente imperfecto, todos lo somos. Eres un diamante en bruto. No importa la situación, siempre tienes que encontrar la manera de salir adelante sin hacerte daño, los cortes y el suicidio no son la solución, tampoco lo es dejar de comer o vomitar. 

La mejor solución es hablar, no sólo decírselo a alguien que pueda ayudarte, sino también contestarles a los agresores. Ignorar no siempre funciona, al dejarles ver que no dejas que te pisoteen ellos dejarán las burlas.

- ForeverBright

Aunque no salga esto en el libro, gracias por hacer esto. Muchas personas necesitábamos saber que no estamos solos, que nuestro caso no es raro y que podemos salir adelante.

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