Laced | Zayn Malik (Español)

Capítulo 92 (Silencio)

—Además, —le recordé, picando su costado—, no voy a dejar de molestarte hasta que comas, ¿sí?

—Harry- —protestó suavemente, su voz se quebraba, ronca por la deshidratación o lágrimas—, por favor no-

—No hagas que te haga cosquillas. —La amenacé juguetonamente, y estiré una mano hacia su lado.

Pero justamente antes de que pudiera hacerle cosquillas, ella se alejó de mí—. ¡Bien! ¡Bien! Comeré, ¡por favor cosquillas no! —Finalmente se rindió, y no podía evitar formar una victoriosa sonrisa en mis labios.

En realidad casi se sintió raro sonreír de nuevo –sentí como eras desde la última vez que lo hice. Pero de alguna manera, este pequeño triunfo me hizo sentir raro por dentro– casi bien y no me sentía así en eras.

Una vez que ella comenzó a comer, sus mordidas son pequeñas, pero al menos es algo. Me observa varias veces, casi dudando, antes de finalmente inclinarse hacia mí, con sus labios en mi oído.

—¿Crees... —susurró—, ¿crees que puedas hablar con William, tal vez? ¿Tratar de que él hable? ¿O incluso coma? Él no ha hablado desde... —su voz se apaga, sus ojos miran a s hijo, quien aún estaba sentado, su cabeza todavía reposaba contra el cristal.

Observo a William, y después a Lottie, desesperada por mi ayuda, y me encuentro asintiendo a su pedido—. De acuerdo.

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Zayn:

Ha pasado exactamente una semana y cuatro días desde el funeral de mi fallecido amigo, camarada, hermano. Exactamente once días. Doscientas sesenta y cuatro horas. Cincuenta mil, ochocientos cuarenta minutos. Casi el tercio de un mes atrás, pero de alguna manera parece hace mucho tiempo.

Las heridas aún están frescas, desde luego, la muerte de Blaise reabre y vierte sal en las heridas que dejé atrás después de la muerte de mi hermano menor, Caleb. Su muerte agrega ofensa a mi herida, y una vez más, soy la víctima de la falta de compasión de la muerte.

En lugar de elegirme a mí para morir, la Muerte se sitúa alrededor, observándome, burlándose. A donde quiera que voy, siempre acecha; esperando, mirando. Aparece en los espejos, en los marcos de las puertas, en cada habitación que entro, desapareciendo tan pronto levanto la mirada. Es como si esperara a ver a quien más quiere apartar de mí con intención de castigarme más. Podría ser más fácil y menos doloroso si sólo decidiera que mi tiempo se acabó. Sin embargo la Muerte era cruel, y en lugar de eso, eligió a todos a mi alrededor, a la gente que amaba y que me importaba.

Una punzada de culpa y dolor llena mi estómago mientras recuerdo el funeral que fue hecho para Blaise, y como estaba tan sofocado que ni siquiera podía dar mi discurso, no importa cuántas veces practiqué antes del evento.

Rasgué el papel en donde escribí mi discurso con ira y desesperación justamente antes del funeral, y cuando era hora para que yo le ofreciera una despedida y pagara mis deudas, nada salió. Mis labios no se movían, mi lengua estaba estancada. Todo lo que podía hacer era pararme, y mirar fijamente a la persona que se presentó para el funeral de Blaise.

Grité, grité fuerte y claro, sin embargo todo lo que salía de mis labios era silencio. El aire era lleno con palabras mudas y expectativas de un prolongado discurso acerca de cómo Blaise fue un hombre maravilloso, pero debido a mi incapacidad para hablar, esas palabras fueron mudas.

Y ahora, mientras me volteaba y encaraba a los esclavos que mantuve cautivos en mi mansión durante estos años, respiro profundo, y abro mis ojos, tratando de forzar a moverse al denso peso que sentí contra mi pecho.