Parte 214

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-¡Santidad, santidad!- llego gritan un sacerdote, sin una pizca de dignidad en sus acciones.

El hombre, agitado y sudoroso, que corrió a través del templo de los dioses sin ningún respeto a lo sagrado del lugar, se arrodillo ante el cardenal del fuego.

-¡¿Pero que es este escándalo?!-

-Su santidad, la reina Draudillon acaba de usar la magia salvaje, la observadora ya está proyectando lo sucedido en sus habitaciones- informo tembloroso aquel hombre.

El cardenal dejo caer su báculo por la sorpresa, pues si lo que aquel sacerdote decía no eran desvaríos, entonces podía imaginarse que había llegado el fin del reino draconico, pero... cuando aquella idea resonó con más fuerza en el viejo cardenal, el sacerdote agrego:

-¡Los conquistadores se encuentra con ella!

Sin mediar palabras el cardenal empujo al sacerdote que se encontraba en su camino, y avanzo con prisa hacia las habitaciones de la observadora. Como un demente, sin ninguno decoro corrió con ojos bien abiertos de una manera en la que no lo había hecho hacia muchas décadas.

El cardenal llego con gran cansancio y un dolor en su costado por haber recorrido aquel largo camino.

En la habitación ya se encontraban 3 cardenales, horrorizados por lo que mostraba la observadora en su espejo.
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Se sabía desde hace tiempo que los  dragones y su magia tenían una naturaleza diferente. Aquel poder exclusivo de esa raza costaba vida en lugar de mana, y ese secreto era conocido por muy pocas personas, incluidas la realeza.

Eso hizo que tanto Ramposa como El Nix e preguntaran ¿Cuánto de su vida había usado la reina para usar un hechizo que abarcara tanto terreno?

En el imperio, Fluader Paradyne hizo llamar al emperador al recibir un comunicado enviado por la reina Draudillon Oriculus para lo que aparentemente era todo el continente.

Debido a lo grave de la situación, el Nix no disimulo su deseo de tener a  Rista junto a él durante este momento.

En pocos minutos llegaron a los aposentos de Paradayne, el Nix y su amante, junto a los 3 caballeros imperiales.

Con miedo, el emperador y los caballeros vieron al mas poderoso hechicero humano del que se tuviera conocimiento, mirar su espejo como un demente a  la vez que lloraba de felicidad.
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Los miembros mas prominentes de la realeza de Re-Estize se encontraban en la sala del trono, donde un observador revelaba el extraño comunicado enviado por la reina Dragonoid.

El semblante de Ramposa se asemejaba al de un perro herido mientras escuchaba la voz de sus enemigos.

Zanac parecía un guerrero preparado para saltar al abismo, en post de salvar a otros que caían.

Barbos mantenía una expresión colmada de arrogancia y seguridad. El novato y mimado príncipe miraba el discurso como si quisiera decir con su expresión "Yo también podría hacerlo"

Y Renner... ella contenía sus deseos de sonreír mientras observaba lo que mostraban sus observadores. Ahora se sentia segura de que los captores de Climb no lo habían asesinado, y seguramente abrían visto lo mismo que ella hacía ya tantos años.

La familia real de Re-Estize, junto a sus más leales guerreros, observaron con miedo como los conquistadores dejaban atrás su título...
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En el reino santo, la Calca y la suma sacerdotisa Kelart, daban ya por muertos a todo el grupo que habían enviado al pueblo Carne.

El día anterior Remedios había llegado inconsciente a  las puertas del castillo en brazos del teletransportador.

La batalla de E-Rantel había sido un desastre legendario que dejo testimonio del absurdo poder ostentado por los conquistadores y un misterioso grupo de aventureros.

Pero más allá de eso, poco o nada sabían de los demás integrantes del equipo liderado por Remedios. Se desconocía si acaso Pavel, Rena y Lucia seguían vivos. Pero aún era no saber si estos habían muerto contra aquel nigromante o a manos de los conquistadores de Carne.

Honestamente, Calca prefería pensar que aquel no-muerto había sido el responsable, pues si los culpables de la muerte de los héroes eran los conquistadores, estaban ya contados los días del reino Santo.

Con todas sus fuerzas, la reina y su compañera deseaban que Remedios despertara para dar luz a este asunto, antes de que ambas se dejaran caer en el pánico.
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En un lugar lejano, cuya ubicación ha sido mantenida secreta por el mundo, un monarca, diferente a todos los anteriores, se mantenía expectante sobre el propósito de aquella magia salvaje.

-¡Vamos, vamos!- Gritaba alegremente la reina de las hadas, apresurando a sus sirvientes.

-Espere un momento por favor- Suplicaba una joven descendiente de un dios.

La reina, sentada en su trono aterciopelado, abrazaba tiernamente un peluche con forma peculiar que un amigo le había regalado hacía ya varios años. Aquella mujer miraba el espejo que su observadora usaría como catalizador para mostrar el mensaje que aquella pequeña Dragonoid había lanzado para el mundo.

-Está listo- festejo la observadora y se apartó para que su reina pudiera ver lo mostrado en el espejo.

La reina parecía estar disfrutando un momento emocionante de su vida en más de cuarenta años, pero... al ver lo que ahí se mostraba, su expresión cambio.

El peluche que tanto adoraba la reina cayó al suelo. Los presentes vieron como el tesoro más amado de su señora había sido ensuciado. Nadie tuvo el valor para recogerlo, y tan solo la observadora, una de las más amadas por la reina tuvo el valor de hablar.

-Su majestad... ¿Está todo bien?-

No hubo respuesta, y aquella sonrisa desapareció del rostro de la reina al ver a la persona que daba el discurso.

-Esa túnica...- susurro, mientras su memoria la llevaba a un tiempo olvidado. -¿Momon...ga?-

Overlord: Trinidad Caps 170-???Where stories live. Discover now