Parte 305

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Los dragones eran ajenos a lo que las razas inferiores conocían como amor paternal. No le necesitaban. En su naturaleza aquel instituto de proteger a sus débiles crías no tenía sentido. Los dragones no veían en su prole familia, sino sirvientes o amenazas a futuro, y si no les asesinaban apenas salían del huevo, era porque bien podían serles útiles, o el orgullo de su raza y la idea de volver a llenar este mundo con tragones.

Las razas inferiores tenían el instinto de amar a sus cristas , con el fin de que les protegieran en la etapa mas vulnerable de la vida. El amor fraternal, al menos dentro de la cruel naturaleza de este mundo, siempre tuvo por objetivo que los padres no abandonaran a la cría recién nacida.

Pero para los dragones tales cosas carecían completamente de significado, pues un dragón, a un uno recién nacido, era mas fuerte que la mayoría de adultos de otras razas. Ya recién nacido del huevo podían exhalar su poderoso aliento, y por ello, no necesitaban de sus progenitores para defenderlos, y siempre y cuando otro dragón no deseara su muerte, llegarían a su etapa adulta sin complicaciones.

Pero como en todos los aspectos de la vida, habidos y por haber, siempre hay excepciones, y dentro de los dragones esta excepción tenia un nombre. El lord dragón de la brillantez logro volverse el actor incomprendido de su especie, no solo por su intención de reproducirse con cualquier especie existente, sino, además, porque al fruto de esas relaciones, a sus hijos, el dragón les amo. E incluso a una, la más débil de toda su prole, quien se sentía incomoda junto a sus hermanos, le creo un reino que pudiera servirle como hogar y fortaleza.

Pero esa actitud tan antinatural, no fue solo nacida de la excentricidad innata del dragón, sino además, de aquello que vio al ver nacer a su primer hijo.

Si su primogénito hubiese sido un dragón, habría conocido la antipatía de su especie por las crías. Se sentiría orgulloso por el poder del mismo, pero seria apático a cualquiera que fuera su destino. Como mucho, lo mantendría a su lado como un arma para el futuro.

Pero su primera cría, aquella nacida de una demonio, llego a este mundo frágil, demasiado frágil. Lo suficiente como para que la mas dulces caricia de su padre pudiera terminar con su vida si no se tenia cuidado.

Fue por ver a su sangre dentro de una creatura tan vulnerable, que a sus demás hijos los trato igual que al primero. Les protegió, les cuido, los reunió bajo sus alas y los mantuvo a su lado, como armas, claro, pero como familia también. Y eso fue lo que hoy hizo que todo tomara un camino distinto al que debió ser en el principio.

A la vez que Shalltear y Cocytus aseguraban a su presa, y las novias vampiro traían de regreso a las espíritu que corrían, sin haberse dado cuenta de que el enemigo ya había sido neutralizado, Aureole dirigió la mirada hacia el este. Quizás fuera por sus capacidades como sensor o sus niveles como detector de enemigos, puede que incluso se lo debiese a alguna habilidad natural de su raza especial como humana inmortal, pero, pudo sentía algo extraño desde aquella dirección, y mas tarde, Nigredo dio la confirmación de que el sentir de Aureole no estaba equivocado.

Un mensaje fue conectado a Aureole, quien aun tenía esa extraña sensación en el pecho. Y mientras contestaba, a la vez que veía un sol acercarse hacia a ella, la voz de Momonga, la de su amado amo grito "¡Un ataque!"

Fue solo entonces que los otros dos guardianes se percataron de la intensa luz que viajaba hacia a ellos, avanzando al doble de la velocidad del sonido, y amenazando como caer como un torrente sobre ellos.

-¡Todos junto a mí!- Grito Aureole.

No había tiempo para abrir un portal, y aun si lo hacían, corrían el riesgo de que el ataque cruzara junto a ellos al interior de la tumba, corría el riesgo de perder a alguien, y ello era algo que la guardiana protectora del templo no se podía permitir.

Overlord: Trinidad Caps 170-???Where stories live. Discover now