Parte 228

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La teocracia no era un lugar tan interesante. Vivir bajo la ley absoluta de los dioses aseguraba una sociedad llena de paz y orden, prospera militar y económicamente, pero también demostraba ser extraordinariamente aburrida.

Durante muchos años, Zesshi había matado el tiempo con los juguetes que habían dejado atrás los dioses. Artefactos interesantes, algunos imposibles de resolver, como lo era el cubo que ahora tenía en sus manos.

Pero ninguno de esos tesoros podía ser más interesante que hablar con un espadachín errante que había visto buena parte del mundo. Para la niña que había permanecido la mayor parte de su vida sin salir de la teocracia, esas historias del samurái le parecían fabulas interesantes.

Aunque la verdad era, que Zesshi creía que todo  lo que ese hombre decía eran mentiras, solo cuentos inventados. Sencillamente, no concebía la existencia de un mar de arena casi interminable, como tampoco los bosques de árboles gigantes.

Aun así, imaginarlos mientras jugaba con el cubo era más divertido que permanecer sola frente a la puerta de la tesorería.

-Entonces mientras buscaba un arma para derrotar a Stronoff, llegue con un viejo herrero en medio del desierto. Vivía en  una pequeña aldea formada en torno a un osáis- Relataba Brain.

-¿Un pueblo en medio de un mar de arena? Si no me equivoco dijiste que el calor en esos lugares era insoportable ¿Entonces porque fundar un pueblo ahí?- Pregunto Zesshi confundida.

-Me hice la misma pregunta al llegar, y después de unas semanas me contaron que se habían asentado ahí por la cercanía con una mina expuesta con varios metales preciosos en ella-

-¿Adamantina y Mitrhil?- pregunto la chica sin una razón especial.

-No lo sé. Los pobladores mantenían en secreto todo lo relacionado a la mina, supongo que no querían a extranjeros explotándola, y los entiendo. De hecho esta amiga de aquí- dijo y levanto su katana. –No está hecha de ningún metal que hubiera visto antes. Así que supongo que preferían guardar todo eso en secreto-

-¡Oh! ¿Entonces porque me lo cuentas a mi si es secreto?- pregunto Zesshi en tono burlón. Como diciéndole "No te creo nada"

Pero Brain respondió sin dudar.

-Ese pueblo se fundó para que los herreros pudieran perfeccionar su arte. Pero lógicamente una espada no sirve de nada sin nadie que la use. Por es que cuando me fui me dijeron que debía mantener en secreto del pueblo si quería obtener una nueva arma en otra ocasión, pero que también debía contarle esta historia a una persona más fuerte que yo, para incitar a ese guerrero a buscar el pueblo por cuenta propia- explico Brain, no ocultando que aceptaba que Zesshi era mucho más poderoso que él.

Zesshi aplaudió. –Es de las mejores hasta ahora, Brain- dijo y puso su juguete sobre una mesa que tenía cerca.

La mujer se acercó al espadachín sentado en el suelo y le dijo a pocos centímetros de su cara:

-Ahora tengo que volver a mi guardia. Asegúrate de prepararme una historia igual de buena para mañana- le dijo.

Brain no dio respuesta y solo miro los ojos heterocromaticos de la mujer.

Al no recibir reacción alguna, Zesshi tomo su guadaña y salió de la habitación de Brain, tan rápido, que no se dio cuenta de que había olvidado algo importante.
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Los tres supremos, después de festejar su casi victoria y recibir un regaño por parte de Momonga, se sentaron a discutir seriamente sobre un tema que fascinaba a los tres por igual.

-Entonces ¿A quiénes sugieren ustedes?-

Llevarían a cabo una reunión para decidir, quienes formarían el equipo de héroes.

Overlord: Trinidad Caps 170-???Where stories live. Discover now