Parte 240

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En las colinas de Abelion se narraba una historia singular, una que narraba las atrocidades cometidas por un demonio, que cada primavera dedicaba su tiempo a masacrar aldeas enteras.

Aquella creatura aficionada al asesinato, recurría tácticas tan cobardes y crueles, que se había formado una alianza no oficial para cazarlo.

Un cuento se habia escrito, para advertir a los pequeños de los grandes peligros que representaba salir solo durante los primeros días de la primavera, tiempo en el que aquel monstruo atacaba con mayor fuerza.

La historia narraba como un pequeño se alejaba demasiado de la aldea, era atrapado por el demonio, que le rompía brazos y piernas para después arrojarlo a un profundo agujero del cual el niño no podía salir.

El niño gritaba, suplicaba por ayuda, pero cuando alguien lo escuchaba y acudía en su auxilio, el demonio lo capturaba, rompía sus huesos y lo arrojaba al profundo poso, para que ahora huiera dos y no una víctima en el agujero.

Y entonces, comenzaban a gritar entre dos. 

Se organizaban, los soldados y los chamanes para rescatar a aquellos que suplicaban ayuda, acudían con armas, acudían con colmillos y garras, pero toda arma era inútil si no se tenía a alguien a quien apuntarlas. Al final de cada expedición todo el grupo era asesinado, los supervivientes arrojados al agujero, y los que se quedaban en las aldeas temblaban de miedo, mientras uno a uno eran asesinados cuando ya hubiesen muerto todos los soldados.

Ese demonio se escondía cerca, esperaba a que una persona saliera su casa, esperaba a que alguien abandonara el pueblo en busca de ayuda, y entonces los asesinaba. Cuando quedaban menos personas, dejaba carne asándose a la vista, colgaba pieles en los árboles.

Aterrorizaba a los hambrientos pobladores que no tenían el valor de salir. Y cuando algún desesperado se aventuraba para robar la carne, con disgusto descubría, que aquella pertenecía a sus vecinos, sus compañeros, sus amigos... y aun así se la comía.

Pero el demonio no hacia eso solo por su placer. La carne estaba en venenada, y una vez aquellos que se escondían estaban debilitados, el entraba, una por una y mataba  aquienes quedaban.

En un lapso de 3 semanas era capaz de eliminar aldeas sin mucho trabajo.

El demonio de los ojos locos. Así lo llamaban quienes no habían combatido jamás con él, pero para aquellos que  lo encararon, tan solo podían pensar, en lo azules que eran aquellos ojos con los que el demonio apuntaba.

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Pavel miraba a los estúpidos trolls correr tras de él, como si pensaran poder que realmente podían alcanzarlo. La estupidez característica de esa raza, no dejaba de impresionar al arquero.

Los nagas por otro lado, a pesar de cargar con ellos flechas y arcos, los rompieron y abandonaron en el claro antes de iniciar una persecución. Ellos sabían, comprendían que intentar acertar al hombre que venció a su líder debía ser imposible.
Se adentraron en el bosque al igual que los trolls, con intención, no de asesinar al arquero ellos mismos, sino para dar tiempo a su líder de recuperar.

El instinto dictaba que debían escapar, y sin embargo aquí estaban. Pavel no sabía si era por falta de experiencia o lealtad, pero en cualquier caso, le parecía algo tierno que monstruos tan insignificantes lo quisieran enfrentar.

-¡Ven aquí cobarde! ¡Muéstrate! ¡Muéstrate! ¡Enfrentame!- grito aun enfurecido el gigante del este, a la vez que azotaba su enorme espada contra el suelo.

El troll de guerra interrumpió los pensamientos del arquero. Aquella creatura exigia a su enemigo bajar de su posición ventajosa, tal como lo hizo aquella niña arrogante el dia anterior.

Overlord: Trinidad Caps 170-???Where stories live. Discover now