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—¡Más te vale! —Rió Nick y se dio una vuelta, inserta en su embriaguez. 

Niall la acercó a él, posando una mano en su espalda baja y buscando su mano en el aire con la otra. La tomó y entrelazó sus dedos nuevamente. Nick lo observaba, atónita, mientras lo hacía. Sonrió y el tiempo se detuvo. Estaba en medio de la gente, bajo una luz azul, bailando con su mejor amigo, tomándole la mano y mirándolo directo a los ojos, mientras los rayos de colores pasaban por sobre sus ojos, a escasos centímetros de distancia. 

Estaba tan nerviosa, que su corazón saltaba por debajo de su piel, bailando, pidiendo salir de ahí, porque eran demasiadas emociones. Sus ojos eran demasiado sinceros, su sonrisa la buscaba, como si no la tuviese en frente. Estaba enamorada de él hasta las entrañas, joder. Y lo amaba demasiado como para alejarse en ese momento. Buscó la poca fuerza de voluntad que le quedaba después de eso y la sacó a flote, sonriendo y girando sobre si misma para dar unos pasos más lejos. No sabía por qué lo hacía, pero sentía la necesidad de hacerse un poco de rogar. Y se dejaba llevar por la intuición, más que por el instinto que le pedía besarlo en cuanto de presentara la oportunidad. 

Después de miles de canciones bailando, presa del húmedo calor que había ahí, propuso salir a tomar un poco de aire. 

Subieron por las escaleras y, en vez de caminar hasta la barra, Niall la guió hacia la salida del club. —¿Por qué salimos? —Preguntó Nick, mirándolo y preguntándole con los ojos qué bicho le había picado. 

—No lo sé. —Respondió Niall, sin dejar de caminar. Nick se encogió de hombros y siguió caminando sin protestar. 

Salieron y se sentaron sobre los gruesos escalones de cemento de la entrada. Suspiraron. El sonido de la música amortiguada del club daba la sensación de descanso en sus oídos, a pesar de haberle dejado un pitido incómodo. Nick se apoyó con un brazo sobre la pierna flectada de Niall y lo miró. Él le guiñó un ojo, haciéndola sonreír. 

El cielo estaba comenzando a esclarecerse y las estrellas comenzaban a desaparecer. Por un segundo se sintió frustrada al darse cuenta de que la noche iba a acabar y que la fiesta iba a terminar. Porque no quería que terminara jamás. Era una noche demasiado buena como para acabar tan pronto, sobretodo si hacía menos de una hora que había vuelto a encontrarse con Niall. 

—¿Lo estás pasando bien? —Preguntó, aunque sabiendo la respuesta.

—De lujo.

—¡Te dije que teníamos que venir! —Exclamó, tan fuerte como si siguieran adentro. 

—¡No grites! —Se quejó, riéndose y se cubrió los oídos. 

—Lo siento —Se rió Nick y se tapó la boca con las dos manos. 

Se quedaron en silencio, Nick un escalón más abajo y comenzó a buscar las manos de su mejor amigo con la mirada. Quería tomarlas de nuevo, pero se sentía distinto al estar ahí afuera, como si todas esas cosas estuvieran permitidas sólo al momento de bailar, mas no estando tranquilos. 

—Estoy ebrio —Soltó Niall de pronto y comenzó a reír por lo bajo. 

Nick se rió con él. —Yo también —Dijo, asintiendo con la cabeza. —Pero no tanto. Mañana voy a recordarlo todo. 

Niall se removió sobre el escalón y se sentó detrás de ella, con una piernas a cada lado de su cuerpo. Luego tomó sus manos, extendiendo los brazos hacia cada lado. —¿Recordarás esto? —Preguntó, apoyando el mentón sobre su hombro. 

Nick se quedó congelada, tratando recordar cómo se hacía para respirar, mientras él bajaba lentamente los brazos hasta posar sus manos, aún unidas, al rededor de su cintura. Trataba de balancear los latidos de su corazón, que corrían, se tropezaban y se enredaban entre sí. Subió y bajó su cabeza, asintiendo con torpeza. Giró lentamente hacia él y, al no ser capaz de mirarle a los ojos, sólo vio su boca sonriente y subió a través de sus mejillas, que habían adquirido manchitas de un tono rosa por el calor. El moretón en su sien.

Hasta se veía lindo en él. 

Niall suspiró, sin mover su rostro de donde estaba. Besó su mejilla con prisa, provocándole a Nick un escalofrío lento y lleno de éxtasis. Ella se concentraba en cada parte de su cuerpo que hacía contacto con él. Su hombro, su espalda, sus manos, su cintura y su estómago, y en cada parte, en cada una de ellas sentía choques de electricidad constantes. Su cuerpo estaba comenzando a temblar de puro nerviosismo. 

—¿Tienes frío? —Preguntó despacio. 

—Sí. —mintió, girando un poco su cuerpo para inclinarse y apoyar la cabeza sobre su pecho. Inspiró su perfume y exhaló locura. Inspiró amor y exhaló impaciencia. 

Él la rodeó con sus brazos, pasándolos por sobre sus hombros y descansó su rostro junto a su mejilla. 

Nick volteó hacia él sin saber por qué. Estaba demasiado cerca de su boca y lo sabía, y quería mirarle a los ojos, pero no era posible, porque eso significaba chocar con él, rozar su piel con su mentón. Significaba besarlo, y no se sentía capaz de moverse ni un sólo milímetro de donde se encontraba. 

Se mordió los labios, desesperada porque el tiempo volviera a avanzar, pero estaba congelado. Todo a su al rededor estaba congelado, incluyéndola, incluyendo a Niall, exceptuando su respiración lenta, que chocaba contra su piel, contra su boca y la atravesaba. 

Cerró sus ojos, esperando ansiosa porque algo sucediera. No quería moverse de ahí, pero necesitaba que algo cambiara, necesitaba que algo se descongelara y la descongelara a ella, algo que hiciera que su corazón pudiese dormirse y dejar de ahogarla con tanto movimiento. Y fue entonces, que sintió el roce en sus labios. 

Fue entonces, cuando se dio cuenta de que él estaba pidiendo permiso para besarla. El tiempo volvió a correr, pero tan lento como nada, como si también los segundos estuviesen pidiendo permiso para volver a andar. Y la empujaban de a poco, esperando una respuesta. Esperando su parte de la escena.

Abrió la boca con lentitud y el la besó. 

Estaba anestesiada, y no sabía si era por el vodka o por sentir la lengua de su mejor amigo sobre la suya, buscándola con suma paciencia y delicadeza y tratando de hacer todo tan lento como fuese posible. Como si pudiera quebrarla si se apresuraba. Sin embargo, todo estaba bien en ella. Su corazón, no sabía por qué, ya no latía tan fuerte, pero aún con la misma velocidad de antes. Parecía como si estuviese más abajo ahora, tratando de esconderse para no molestar. No sabía cuánto tiempo había pasado cuando él se alejó, hizo una pausa y depositó un beso corto sobre sus labios. 

Ya no pensaba en nada ni nadie. Todo lo que en algún momento pudo causarle aflicción había desaparecido. En todo el mundo, en todo el universo, sólo estaba ella y Niall. No existían cosas, ni lugares, ni momentos. Sólo ese momento, ese beso y esas dos personas, sentadas sobre una escalera, que en realidad ni siquiera era importante. 

Ya no pensaba en Jane y su bebé y el padre, no pensaba en Courtney, no pensaba en Jake, ni en la pelea, ni en la música que había detrás. No podía pensar en sus amigos, que quizá los estaban buscando dentro del club, no pensaba ni en la hora que podía ser, ni mucho menos en que pronto comenzaría a amanecer. Es que eso no importaba, porque ella estaba ahí, mirándolo como un ciego que ve la luz por primera vez. 

Acababa de ser besada por Niall. Niall Horan acababa de besarla, joder, y ahora no sabía qué hacer. Necesitaba quedarse ahí, sin moverse, sin hacer nada más que respirar con él, o volver a besarlo. Pero no podía salir de ahí, no era capaz de hablar, ni de mirar hacia otro lado, ni de nada. No era capaz de hacer nada más que no fuera amarlo. 

Porque estaba demasiado enamorada. Y de pronto todo era perfecto. 

Todo.

Not The Right One (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora