28

14.1K 791 48
                                    

—Hogar, dulce hogar — dijo, una vez que entraron en casa y encendió las luces del hall de entrada. —Qué frase tan ridícula. 

—Lo sé —Rió Nick, entrando detrás suyo y cerrando la puerta detrás de sí. —¿No hay nadie en casa?

—Nop. 

Pensó: ¡Qué alivio! Aunque no estaba segura de tener que sentirlo. Jake seguía siendo un chico de dieciocho años, con las hormonas disparatadas y una novia con la que no lo había hecho aún. Y la casa estaba sola. 

—¿Dónde está tu familia? —Preguntó. Sólo quería asegurarse de que no estaba planeando una tarde de sexo, pues ella no tenía planes de dárselo. 

—En Cardiff. Fueron de viaje por el día. Bianca no, ella está trabajando —Respondió, sin mucha emoción, sin tomarla por la cintura y comenzar a besarla, sin voltearse a mirarla. Entonces, ahora sí, ¡Qué alivio! 

Se metieron en la cocina, Jake la guió hasta la mesita de diario y la inclinó a tomar asiento. Luego abrió cajones y puertas, abrió el horno y sacó de ahí una enorme bandeja de pasta anaranjada y partes de crema. 

—Sorpresa. Pasta en una familia de italianos —Bromeó. —No tiene nada de carne, lo juro. 

Nick sonrió con ternura y terminó riéndose. Tan adorable y tan lejos de poder volcarle el corazón. Era frustrante.

Sacó un par de platos - sin duda, enormes - y los puso sobre la mesa. Con ayuda de una paleta metálica, cortó dos porciones grandes y las puso en sus respectivos platos. A continuación buscó vasos y los llenó con un líquido rojo muy fuerte. —Jugo de frutillas —Dijo —. Frutillas de verdad. 

Comieron. Se rieron mucho. Se besaron un poco, con restos de salsa en las comisuras de los labios. Terminaron de comer y Nick insistió en lavar las cosas. —¡No es nada! —Argumentó. —Y puedes abrazarme mientras lavo. —Con eso fue suficiente para que Jake se convenciera. Desde que comenzaron a salir, Nick había pulido bastante sus capacidades de coqueteo. 

Entonces lavó ambos platos y vasos, más cubiertos, mientras Jake la rodeaba por la cintura y de vez en cuando dejaba caminos de besitos en sus hombros. Apenas entró a la casa se había deshecho del chaleco viejo de su papá, pues estaba suficientemente temperado ahí dentro como para llevarlo puesto.

—¿De qué va tu tatuaje? —Preguntó en cuanto Nick terminó con la última cuchara. Se volteó, aún atrapada entre él y el fregadero. 

Se encogió de hombros y dijo: —Es sólo un tatuaje que no debí hacerme. 

—¿Por qué no? Es lindo. Y de todos modos, ¿por qué te lo harías si no querías?

—Trataba de ser rebelde y una niñata me convenció de que sería buena idea —se rió, a sabiendas de que realmente se debió ver así a ojos de otras personas. —Era tonta en ese tiempo. —Terminó, como si hubiesen pasado años desde que se lo hizo y no apenas un mes. 

Jake se rió y meneó la cabeza, tal como Niall lo había hecho un millón de veces ese día. No tienes remedio, parecía decir. 

—Como sea, ¿Qué significa? ¿De qué va la frase?

—No lo sé. —Mintió y elevó sus cejas. Se refiere a tí y a todos los chicos con que he salido, quería decirle. —La escuché alguna vez, en algún lugar y la memoricé. 

—Me gustas —Respondió, le dio un beso en los labios y volvió a decir —:Te quiero —y la besó de nuevo. 

—Tu respuesta no tiene sentido.

Not The Right One (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora