Cap. 53- Pérdida.

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Agárrense de donde puedan que la cosa viene fuerte. No me odien. Esto aún no termina.


La tensión que se sentía dentro de aquellas paredes podría palparse con las manos y cortarse con el más fino cuchillo.

Tanto Sophie como Thomas, no pudieron creer lo que Imelda sin querer había confesado. Patrick por su parte sólo pudo deducir lo que había escuchado por los gritos de Thomas. Todo se reducía a su tía y lo sucedido aquella fatídica noche y no estaba para nada feliz.

– ¿Cómo fuiste capaz de semejante bajeza? –preguntó Thomas haciendo rechinar los dientes de la furia que contenía su interior– ¿Te das cuenta a lo que has llegado con tus ambiciones? ¡Destruiste a mi familia! –bramó colérico.

– Thomas... por favor, cálmate. –susurró Sophie tratando de calmarlo mientras otra leve punzada se hacía presente y como la anterior, decidió ignorarla.

– No puedo –respiró profundamente, pero le era imposible bajar los decibeles de furia de su interior–. Acabo de enterarme de algo realmente horrible y que la causante es la persona frente a mí, que dice llamarse mi tía.

– Si, eso lo sé... pero no pierdas el control. –intentó Sophie sujetar su brazo pero Thomas evitó el contacto.

– Lo siento –la miró por breves segundos y Sophie pudo ser testigo de cómo algo dentro de Thomas se hacía pedazos sin ella poder evitarlo–. Esta mujer acaba de confesar que no solo arruinó a mi familia, si no que también te quitó a la tuya, Sophie. Sus acciones tuvieron esas consecuencias. No puedo dejarlo pasar así sin más. No puedo.

– ¿Y qué es lo que harás muchacho? –soltó Imelda despectiva. A estas alturas ya no le importaba nada. Thomas la miró con furia– ¿Denunciarme? Pasaron más de veinte años. No hay nada que se pueda hacer ahora.

– ¿Al menos siquiera te arrepientes? –quiso saber Thomas.

– Esa ya no es una opción para mí –Imelda suspiró con amargura–. Lo siento. ¿Es lo que quieres escuchar?. Honestamente ni siquiera lo siento. Lo que sí lamento es que te dejaras enredar por esta mosca muerta –soltó nuevamente con desprecio hacia Sophie–. Es algo que no puedo tolerar. ¡Ni siquiera está a nuestra altura!

– ¡Ten cuidado de cómo te diriges a ella! ¡No te permito un insulto más a su persona! –rugió Thomas y se posicionó delante de Sophie y a medio paso de Imelda– Además ese ni siquiera es asunto tuyo. Mis elecciones no te conciernen en lo más mínimo y ya deberías hacerte a la idea, de que Sophie pronto será la señora Müller –Imelda abrió sus ojos incrédula ¿De verdad Thomas pensaba desposar a esa chiquilla?– Y sabiendo todo esto, no dudo que lo del matrimonio de Polette haya sido idea tuya, para beneficiarte de algo que Jérôme seguramente te prometió. ¡Solo Dios sabe en qué otras cosas has metido tus manos! –bramó colérico.

– ¡Tu no me dices a mí cómo debo dirigirme a esta mocosa! –atacó Imelda fuera de sí– ¡No eres más estúpido porque no puedes! ¿No comprendes que sólo se embarazó de ti para amarrarte? ¿Sólo porque le convienes?

– ¡Maldición, tía! ¡Ya fue suficiente!

– ¡No! ¡Entiende tu de una vez! ¡Despierta muchacho! ¡Esta mujer solo es una oportunista! –dijo señalando a Sophie– ¡Se lo que planeas! ¡Nada, escúchame bien, nada de esta fortuna será tuya!

– ¡Usted no sabe nada! –respondió Sophie conteniéndose de llorar. No quería darle el gusto a esa mujer de saber que sus palabras le afectaban– ¡Habla solo por hablar! No tiene idea de cómo es mi relación con Thomas y lo que menos me interesa de él, es su dinero.

La Institutriz | Mi Luz (libro 1)Where stories live. Discover now