Cap. 16- Asumiendo lo que pasa.

13.3K 597 22
                                    


– Seguro Thomas te mencionó que en menos de una semana será la vendimia –comentó Patrick con la sola intención de molestar a Thomas y que este se enerve de celos–. ¿Por qué no te quedas? –invitó reprimiendo una sonrisa y Thomas se mordió la lengua para no decir cualquier estupidez–. Claro, si es que no tienes otros negocios que hacer.

Pietro debió admitir que la invitación le asombró un poco. Quedarse significaba pasar más tiempo viendo a la hermosa pelinegra que estaba sentada frente a él. Pero también implicaba no arruinar el nuevo negocio que hizo con Thomas. Se debatió internamente entre aceptar o no.

– No, por el momento no tengo otros negocios. –atinó a decir.

– ¡Genial! –dijo Patrick– Thomas, ¿qué dices tu?

Thomas miró a Pietro, luego a su hermano y por último le dio una mirada fugaz a su pequeña que aún se negaba a verle a la cara. Sin más remedio aceptó.

– Claro, no hay problema. –intentó sonar lo más natural posible pero aún así habló entre dientes.

Era algo estúpido su comportamiento siendo que Sophie ni siquiera mostró algún tipo de interés en Pietro. Así que no venían al caso sus celos absurdos.

Después de pensarlo un segundo en el silencio de su mente sabía que debía pedirle disculpas a su pequeña. Intentó cruzar miradas con ella nuevamente, pero obtuvo el mismo resultado que antes. Lo ignoró por completo.

Por otro lado Polette bebió de su copa algo nerviosa ya que a cada nada podía sentir la penetrante mirada de Pietro sobre ella. ¿Pero por qué se sentía así con la nueva visita? ¿acaso había alguna segunda intención detrás de esa mirada?

Tomó valor y le sostuvo la mirada el tiempo suficiente y terminó detallando todo su rostro. El contorno de sus ojos, sus pestañas pobladas que le acentuaban más la mirada. Las cejas oscuras al Igual que su cabello. Su nariz perfilada. Su creciente barba de unos días y sus labios... sus labios marcaban una perfecta M en su labio superior y el inferior voluminoso y carnosos que terminó preguntándose qué se sentiría besarlos.

Desvió rápidamente la mirada al darse cuenta de la sonrisa que Pietro tenía en su rostro. Debió darse cuenta que ella se había quedado más tiempo del debido viendo esa parte de su rostro. Y no pudo evitar el sonrojo en sus mejillas.

Se quedó observando su plato vacío como si eso fuese lo más entretenido del mundo.

– Polette –dijo Thomas llamando su atención y ella le miró–. Qué era lo que me querías pedir antes.

– Ah, eso... yo, respecto a lo que hablamos sobre lo que quería estudiar.

– ¿Sí? –la alentó a seguir.

– Estoy en vacaciones aún, y bueno, yo... –carraspeo algo nerviosa. Tal vez no le hubiera pasado si Pietro no la estuviese mirando tanto– quería pedirte para conseguir los materiales e ir practicando. Ya sabes, pinceles, pintura y esas cosas.

– De acuerdo. Me parece bien que quieras iniciar practicando. ¿En dónde debes ir para conseguirlo? Puedo mandar a alguien...

– No –interrumpió–. Quisiera hacerlo yo. Pero como te darás cuenta esas cosas no se encuentran aquí, debo ir a Londres. Patrick puede acompañarme, si eso te deja más seguro –se adelantó en decir para convencerlo y miro sugestiva a Patrick para obtener también su apoyo.

– Claro. Puedo acompañarla. No tengo inconveniente con eso –dijo tranquilo pero no pudo aguantar en añadir–. Así podré alejar cualquier buitre de nuestra hermanita.

La Institutriz | Mi Luz (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora