Cap. 19- Aclaraciones.

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Después del momento bochornoso que padeció Emily, ésta se fue a cenar junto a los demás compañeros alegando que no sería apropiado que compartiera la mesa del jefe el primer día, no quería que pensarán que había algún tipo de favoritismo con ella. Así que se disculpó con todos los presentes y se retiró de allí manteniendo su alegría de haber visto a su amiga ese mismo día.

La cena transcurrió tranquila y animosa. Sophie y Thomas de vez en cuando se devoraban con la mirada, tanto, que Sophie empezó a sentir un cosquilleo entre sus muslos.

Un muy placentero cosquilleo la recorrió por completo a causa de esa ardiente mirada azul; lo que provocó que empezara a mojar sus bragas al recordar las escenas de la noche anterior.

Podía leer muy claro el mensaje oculto en esa mirada. Un mensaje que le decía que la deseaba y pensar lo que podría llegar a pasar cuando ella volviera de nuevo a su habitación. Sólo la hizo poner nerviosa.

Como algo tan natural en ella, sus mejillas se encendieron y Thomas sonrió al lograr el efecto deseado en su pequeña.

La cena terminó y cada quien ocupó su respectiva habitación.

El reloj de su mesa de noche le marcaba las 22:20 horas. Tomó aire y antes de todo decidió darse una ducha y relajarse antes.

Secó sus cabellos y se peino frente al espejo con la mirada fija en algún punto inexistente.

Se sonrió así misma y se mordió los labios al rememorar todo. Meneo su cabeza; no podía creer como en tan poco tiempo habían cambiado tantas cosas, cómo ella había cambiado.

En su escasa experiencia siempre creyó que cuando el momento de entregarse a alguien llegara; primero, se tomaría su tiempo en conocer a la otra persona para saber si estaba segura de que esa persona era la indicada, para así dar el siguiente paso.

Tal vez, creyó que debía enamorarse para eso. Pero ella no estaba enamorada, ¿o sí?, porque estaba consciente de que quería que pasara y quería que fuese con Thomas, por todo lo que él le hacia sentir.

Recordar su mirada cuando la recorrió desnuda, le hizo sentir los nervios en su estómago y por un momento las asoció con las típicas mariposas.

Pero la cuestión era, ¿Qué sentía Thomas?, sabía que era algo que debían hablar esta noche. Dejar las cosas claras para no haber malentendidos y no crear ilusiones.

Se colocó su pijama que consistía en remera y pantalón, de color rosa pálido con estampado de nubes. Se río por un momento al pensar en que a Thomas le parecería infantil.

Salió hacia el pasillo, podía sentir los nervios previo al encuentro con Thomas, mientras caminaba en dirección a su puerta.

Respiró profundo tratando de tranquilizarse y suavemente golpeó su puerta; miró a ambos lados del pasillo antes de que la puerta se abriera y un Thomas recién salido de la ducha le sonriera con dulzura. Sólo vestía con pantalones de chándal de pijama y su torso desnudo.

Sophie sonrió por automático y no pudo evitar hacerle una inspección a su cuerpo. Thomas sonrió de lado y extendió su mano hacia ella, invitándola a su habitación. Escuchó el sonido de la puerta cerrarse junto con el pestillo de seguridad.

Pudo sentir su corazón latir como si fuese un tambor, y aún Thomas sujetaba su mano; cerró sus ojos cuando sintió su respiración en su cuello y su mano rodearle la cintura.

– Hueles delicioso, pequeña. –dijo y depositó un beso en su cuello, estremeciéndola.

– Sólo es jabón de ducha. –dijo entre risas y Thomas sonrió.

La Institutriz | Mi Luz (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora