Cap. 27- Solo tú.

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Colocó la mano en su mentón, pensativa, mientras él no perdía ninguno de sus movimientos. Le encantaba cada gesto que ella hacía, como el movimiento de sus labios o su ceño fruncido. Miró a su oponente y sonrió antes de hacer su último movimiento y con su reina, eliminó a la otra; obteniendo el triunfo del juego al tener dos piezas poniendo en jaque al rey.

- ¡Jaque mate, cariño! -celebró chocando sus manos junto a Alex, que era parte de su equipo- ¡ganamos!

- ¡Revancha! -pidió Thomas ésta vez. Annette sujetó su rostro en exagerada indignación de saber que su padre había perdido.

- ¡No! -detuvo Sophie con diversión-. Esta era la revancha. Estábamos empate y con este partido definíamos al ganador, y somos Alex y yo. Aprende a perder, cariño. Ambos. -mencionó divertida y Thomas la miraba conteniéndose de hacer una escena no apta frente a sus hijos.

- Sólo por esta vez -sonrió-. Pero ten por seguro que yo no pierdo jamás.

Un brillo especial se alojó en su mirada azul haciendo a su pequeña consciente de sus palabras. Sonrió juguetona mordiendo su labio inferior. Ya quería saber cuáles eran sus métodos para no perder.

- La cena se servirá pronto -anunció Diana sonriente por la escena frente a ella-. Espero tengan apetito.

- No sabes cuánto -respondió Thomas sin apartarle la mirada a Sophie y le encantó ver el sonrojo que siempre provocaba en ella-. Vamos niños.

Los mellizos se pusieron de pie y salieron de la sala siguiendo a Diana. Oportunidad que Thomas no dudó en aprovechar. Antes de llegar a la puerta, la acorraló entre la pared y sus brazos, sintiendo el pequeño cuerpo de Sophie contra el suyo.

- ¿Qué hará señor perdedor? -lo provocó Sophie divertida.

- ¡Oh! ¿tú no has dicho eso, verdad? -cuestionó con obviedad y paseó su mirada de sus ojos a sus labios- No sabes lo que te espera esta noche -dijo con voz grave contra su rostro, mientras una de sus manos se colaba bajo la tela de su vestido, erizándole la piel. Su otra mano fue directo a uno de sus senos y lo acarició con fuerza haciéndola jadear de la sorpresa.

- ¿Y qué es lo que me espera? -siguió jugando. Se negó a cerrar los ojos de placer cuando la mano de Thomas se coló bajo sus bragas acariciando sus pliegues con movimientos sumamente excitantes.

- ¿En serio quieres saber? -Sophie asintió soltando un leve gemido cuando Thomas empezó a acariciar el centro de su intimidad y al mismo tiempo apretaba su pezón sobre la delgada tela- Voy a asegurarme de que sepas que yo nunca pierdo. Lo que me propongo, lo logro. Lo que deseo, lo tengo. Y esto no será la excepción, pequeña. -sin aviso coló su dedo dentro de su húmeda entrada provocando un sonoro gemido en Sophie que calló inmediatamente con un beso.

- Mhm... Thomas -gimió contra su boca deshaciéndose entre sus dedos expertos. .

Le encantaba todo lo que él le hacía, y era consciente de que aún no había probado todo lo que él pudiera ofrecerle.

La boca de Thomas saboreaba la suya completamente sin restricciones, mientras sus dedos entraban y salían de su cálido interior. La sintió agitarse demás y sus paredes contraerse, por lo que aceleró sus movimientos.

- Déjate ir, pequeña -dijo en voz baja contra su oído- quiero que te corras.

Aquellas palabras tuvieron el efecto deseado, y Sophie no pudo contenerse más; bajo el efecto de sus caricias y sus besos, se dejó ir.

Bajo la bruma del orgasmo la llevó a morderle los labios con deseo. Thomas retiró sus dedos de su interior y bajo la mirada de Sophie se saboreo los dedos.

La Institutriz | Mi Luz (libro 1)Where stories live. Discover now