Siempre contigo

By Lily-Bela

264K 27.1K 5.2K

¿Qué habría pasado si aquella horrible noche en el Valle de Godric, Lord Voldemort realmente hubiese muerto... More

Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Parte 2: Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Parte 3: Capitulo 1
3. Capitulo 2
3. Capitulo 3
3. Capitulo 4
3. Capitulo 5
3. Capitulo 6
3. Capitulo 7
3. Capitulo 8
3. Capitulo 9
3. Capitulo 10
3. Capitulo 11
3. Capitulo 12
3. Capitulo 13
3. Capitulo 14
3. Capitulo 15
3. Capitulo 16
3. Capitulo 17
3. Capitulo 18
3. Capitulo 20
3. Capitulo 21
3. Capitulo 22
3. Capitulo 23
3. Capitulo 24
Parte 4: Capitulo 1
4. Capitulo 2
4. Capitulo 3
4. Capitulo 4
4. Capitulo 5
4. Capitulo 6
4. Capitulo 7
4. Capitulo 8
4. Capitulo 9
4. Capitulo 10
4. Capitulo 11
4. Capitulo 12
4. Capitulo 13
4. Capitulo 14
4. Capitulo 15
4. Capitulo 16
4. Capitulo 17
4. Capitulo 18
4. Capitulo 19
4. Capitulo 20
4. Capitulo 21
4. Capitulo 22
4. Capitulo 23
4. Capitulo 24
4. Capitulo 25
4. Capitulo 26
4. Capitulo 27
4. Capitulo 28
4. Capitulo 29
4. Capitulo 30
4. Capitulo 31
4. Capitulo 32
4. Capitulo 33
4. Capitulo 34
4. Capitulo 35
Preguntas y respuestas

3. Capitulo 19

1.8K 246 61
By Lily-Bela

Tal y como había dicho, Harry le avisó a su profesor cuando se sintió realmente listo para ir a ver a su padrino. Extrañamente, Fudge aceptó casi de inmediato. Aunque al principio se mostró levemente reticente, acabó sonriendo de una forma que a Snape no le gustó nada y dijo que podría verse con su padrino, junto con un Auror. Severus dejó claro que no quería que Harry entrase en la cárcel para verlo, ya que no era un lugar apropiado para un menor, por lo que arreglaron que la visita sería en San Mungo, luego de que le hicieran una evaluación mental a Black antes del juicio. Le harían otra luego del mismo para estar seguros, pero la verdad, no era una de las preocupaciones de Severus.

En San Mungo, Harry casi se había caído cuando sintió el pesado ambiente que allí albergaba. Aunque el lugar era como un hospital Muggles bien cuidado, el joven jamás había entrado a uno realmente y hacerlo por primera vez luego de trece años fue extraño y algo perturbador para él. Severus lo notó y le puso una mano en el hombro, diciéndole que no tenían que hacerlo en ese mismo momento. Pero el menor negó suavemente con la cabeza y dijo que si no lo enfrentaba en ese mismo momento, ya no podría hacerlo después. El hombre asintió despacio. Insistiría siempre en que la idea le parecía muy mala, pero era elección de Harry.

Snape le pidió que esperase un poco mientras hablaba con el Auror que estaba custodiando la puerta del cuarto donde estaba Black, sólo para asegurar algunas cosas. Mientras tanto, Harry daba pequeños pasos sin alejarse demasiado. Estaba nervioso, no podía negarlo. Estarían él, su padrino y el profesor Snape en la misma habitación, y aún no sabía si el Auror estaría dentro o si se quedaría afuera como lo estaba haciendo ahora mismo. Y además de eso, estaba seguro de que Sirius no iba a dudar en soltar que ya habían hablado antes. Quizás debía hablar con Snape antes de que eso pasara, así podría suavizar un poco el golpe y de paso podría demostrarle al hombre que realmente confiaba en él.

Comenzó a hacerse varias preguntas: ¿Cómo reaccionaría Sirius cuando supiese que el profesor Snape sería su nuevo guardián? ¿Se opondría totalmente a la idea o quedaría en un shock que le impediría hablar? ¿Qué pensarían sus amigos si les acababa contando lo ocurrido? ¿Y los demás profesores que no estaban al tanto de la situación con Snape? ¿Ellos tendrían algo que decir al respecto?

Era mucho para procesar y Harry ya no estaba seguro de que podría hacerlo.

- ¿Harry?-preguntó una voz familiar.

Al girarse, Harry se encontró con la expresión apagada de Neville. A una distancia considerable de él, su abuela estaba saliendo de una habitación y parecía casi tan triste como su nieto.

-Hola, Neville. No... sabía que estabas aquí-dijo pausadamente.

-Yo tampoco. Que tú estabas, quiero decir-contestó nerviosamente-. ¿Viniste de visita?

-Eh... Sí. Para ver a Sirius Black.

-Tu padrino, ¿verdad?

-Sí, eso mismo. ¿Tú qué haces aquí?

Neville desvió la mirada hacia donde estaba su abuela hablando con una enfermera y sin dejar de observarla, contestó:

-Sólo... visitando a unos parientes de mi abuela.

Harry se sintió triste cuando lo escuchó. Estaba claro que Neville aún no estaba preparado para decir que sus padres estaban en San Mungo. Ahora quizás podía entender mejor por qué su abuela le había preguntado sarcásticamente si «se avergonzaba de sus padres». Harry estaba convencido de que no era vergüenza, sino más bien, tristeza y temor.

-Oye, Nev, si hay algo que no quieres que sepa...

-No, no. Harry, de verdad, no es nada. No debes preocuparte-aseguró el más alto, sonriendo casi con tristeza y cansancio-. Sólo... no hables con los demás de que me viste aquí, por favor. No me siento preparado para ello.

-Sí... Entiendo-asintió Harry, bajando un poco la vista.

Neville se despidió rápidamente de él y se acercó a su abuela, quien le preguntó qué estaba haciendo. Luego de decirle que había estado hablando con Harry, Augusta lo saludó con la mano y después salió con su nieto del lugar. Tras perderlos de vista, el moreno suspiró suavemente. Pobre de él, pensó, sacudiendo despacio la cabeza.

-Harry, ya podemos entrar-lo llamó su profesor sólo diez segundos después.

-Sí, voy-contestó perdidamente el menor.

Ambos entraron en una habitación iluminada luego de pasar por al lado del Auror, quien les pidió sus varitas antes de entrar. Severus le lanzó una mirada desconfiada y pasó detrás de Harry. Pese a ser bastante iluminada, la habitación sólo contaba con una ventana muy pequeña y otras con rejas tan pequeñas que sólo un insecto podría entrar ahí. Sirius estaba sentado detrás de una mesa con las manos esposadas y ropa de civil en lugar de la que llevan quienes están en la cárcel. Su mirada aún conservaba ese brillo juvenil que Azkaban no había podido quitarle, aunque su expresión sólo reflejó ira y odio cuando sus ojos se encontraron con los de Severus. Sin embargo, sabía que podía ser su única oportunidad de ver a Harry hasta que lo dejaran ir. Se centró en su joven ahijado y sonrió mientras él se sentaba.

-Hola... ¿Sirius?-dudó Harry, sin estar seguro de si era apropiado llamarlo por su nombre delante del profesor Snape.

-Hola, Harry. Me alegro mucho de verte otra vez-exclamó Sirius, muy feliz-. Llámame por mi nombre, no me gustan las formalidades.

-Está bien.

Harry exhaló lentamente y comenzó a repasar sus preguntas. Sirius esperó, temblando de emoción por tener a su ahijado delante de él. Miró con gran burla a Snape, haciendo que el maestro de Pociones apretara la quijada. El bastardo lo estaba disfrutando.

-Estoy seguro de que tienes preguntas. Algunas que...

Harry lo interrumpió antes de que terminara.

-Sí, tengo algunas. Creo que me puedes sacar ciertas dudas-Contestó nerviosamente.

-Obviamente. Para eso estoy aquí-bromeó Sirius.

-Ok-exclamó Harry en voz baja-. Para empezar, ¿por qué te quedaste en el castillo si sabías que los Dementores estaban ahí? Podrían haberte atrapado nuevamente.

-Es que en serio quería verte de nuevo. Era un riesgo calculado-aseguró, moviendo su mano con cierto desdén-. Además, no me habrían podido encontrar en los escondites que conozco, que no son pocos.

-De acuerdo, pero ¿cómo sabías que Peter Pettigrew estaba en el castillo? Pasan muchas personas por los pasillos como para que pudieras sentir su aroma.

-Oh, al principio tuve sospechas por la foto que salió en el Profeta de la familia de tu amigo. Creí que podía ser una rata cualquiera, pero cuando me encontré con el gato de tu amiga, me hizo saber que era un Animago y ya no tuve dudas. Y el manejo aéreo de Hedwig nos ayudó mucho para saber sus movimientos sin que sospechara. Al parecer, Peter le tenía confianza, aunque ella no tanta.

-Ahora entiendo por qué estaba algo distante-comentó Harry en voz baja, refiriéndose a su lechuza.

-Dijiste que siempre ha sido protectora, dudo que hubiese hecho una excepción-habló finalmente Snape, sin dejar de mirar con resentimiento a Black.

-Me amenazó-soltó Black, rodando ligeramente los ojos.

- ¿Qué?-exclamó Harry, sorprendido.

-Sí. Dijo que si permitía que te pasara algo a ti o alguno de tus amigos, me arrancaría los ojos con sus garras.

Snape a duras penas contuvo una risa y Harry arqueó las cejas por la sorpresa. Se dijo que luego debería hablar con su lechuza, ya que sabía perfectamente que ella le entendía todo. Una vez incluso tuvieron una pequeña discusión cuando aún estaba con sus tíos.

-De acuerdo-suspiró despacio-. Y... ¿Qué planeas hacer cuando te dejen libre?

-La verdad... No lo sé-sonrió nuevamente-. He estado encerrado tanto tiempo que perdí la cuenta de las cosas que podría hacer. Pero ahora mismo, sólo quiero saber los pasos para que puedas quedarte conmigo. Ya te lo dije la primera vez que nos vimos. No debes preocuparte por nada.

El vidrio de una de las ventanas obtuvo un pequeño rayón, producto de la ira que recorría las venas de Snape. Acababa de escuchar dos cosas que para él eran espantosas a sus oídos: que Harry ya había ido a ver a Black, seguramente mientras él estaba en Privet Drive con Lucius, y lo otro... que el maldito de Sirius Black planeaba realmente conseguir la custodia de Harry.

Cerró las manos en dos puños con tal fuerza que sus dedos crujieron levemente. Entonces, habló con cierta frialdad.

-Harry, esperáme afuera. Hay algo que debemos hablar entre adultos.

Sin rechistar, Harry se levantó para esperar a su profesor fuera de la habitación. Pese a que Sirius soltó un «No le digas que hacer» a Snape, el joven no miró atrás y cerró rápidamente la puerta al salir. Cuando las miradas de ambos se encontraron sin que estuviese Harry en el medio, los dos hombres casi se cayeron ante la tensión y odio latente que invadió de golpe la habitación. Severus se sentó donde antes estuvo Harry y preguntó duramente:

- ¿Piensas realmente que podrás conseguir la custodia de Harry así de fácil?

-Soy su padrino. Fudge será el idiota que es, pero no me negará eso, Quejicus-contestó Sirius-. ¿Por qué te importa?

- ¿Qué sabes realmente?

-Hedwig dijo que te llevas bien con mi ahijado. Y por lo que tengo entendido... quieres su custodia-exclamó, más enojado que antes.

Severus giró bruscamente la cabeza hacia él.

- ¿Dónde oíste eso?

-Las paredes tienen oídos. Y los escondites me guiaron a más lugares de los que puedes imaginar.

Los ojos de Severus se ensancharon, mientras el cristal de la ventana parecía temblar, listo para romperse en cuanto un solo toque terminara de quebrar su ira.

-Nunca escuché más. Me daban arcadas cada vez que te oía hablar con Malfoy sobre eso. No me interesa lo que hayas hecho hasta ahora, porque sé que será puesta bajo mi cuidado antes de que puedas siquiera protestar.

- ¿Qué sabes de él para cuidarlo adecuadamente, además de que se parece físicamente a James Potter?-preguntó sarcásticamente Snape-. Si eso es lo único que puedes rescatar de él, no quiero imaginarme qué tipo de vida le puedes dar.

-Porque supongo que tú podrás darle algo bueno...-escupió Sirius, ahora temblando de rabia-. Remus intentó convencerme de que no eres una mala influencia para él. No sé qué clase de manipulaciones utilizaste para nublarle el juicio, pero te aseguro que no durará.

-Uno, no le he metido nada en la cabeza ni le he nublado el juicio, en todo caso, eres tú el que no ve más allá de su nariz. Y dos, por tu propia estupidez Gryffindor no pudiste formar parte de la vida de tu propio ahijado.

-Mis amigos acababan de morir. ¿O ya olvidaste que tu querida Lily también murió junto con mi hermano?-soltó con un dejo de tristeza-. De todas formas, Harry ya ha pasado mucho con sus familiares, por todo lo que Remus me contó.

-Justamente por eso puedo darle algo mejor. No necesita que un adulto lo glorifique ni que lo compare con su padre fallecido, sino que necesita contención y poder crecer como un adolescente normal.

- ¿Qué vas a saber tú de eso?-preguntó entre dientes Sirius-. Si lo hubieses sabido, seguro ni siquiera intentabas hacer algo como profesor.

Snape sintió ganas de gritarle en la cara que había sido él quien lo cuidó durante unos meses luego de que sus padres murieron, quien lo vigiló durante doce años mientras estuvo con los Dursley, que fue él quien le dejó libros que lo ayudaron en Hogwarts y que, seguramente, fue por su presencia que seguía vivo. Habría sido fácil y muy satisfactorio si con eso lograba cerrarle la boca a Black de otra forma que no fuese con un golpe. Pero Severus sabía que, al revelarlo, tendría todas las de perder, porque entonces, Fudge y su séquito sabrían que violó la orden del anterior Ministro de no involucrarse en la vida de Harry hasta el comienzo de sus días en el Hogwarts. Y con todo eso, sólo le quedó mirar con ira al perro pulgoso mientras éste lo observaba de forma desafiante, esperando una respuesta.

-Acéptalo, Snape-espetó entonces-: tienes las de perder si yo pido su custodia. Él necesita estar con una persona en la que sus padres tenían absoluta confianza.

-Lily también era mi amiga-casi vociferó.

-Hasta que tú rompiste su amistad por una estupidez. Debiste cuidar mejor tu lengua.

-No habría pasado si ustedes no me buscaban para provocarme porque sí.

-Tks...-soltó Sirius, rodando los ojos-. Como sea, mejor pierde las esperanzas. Lucius Malfoy será influyente, pero Fudge no verá su puesto en riesgo por tu causa. No si yo estoy aquí ahora.

Sin querer discutir más por temor a cometer un asesinato allí mismo, Severus se puso de pie y salió de la habitación, aún escuchando las burlar de Black a sus espaldas.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Muy pocos días después, los profesores se encontraban hablando en la mesa del Gran Salón, mientras los demás alumnos seguían alegres por haberse librado de los Dementores y del peligro, finalmente. Tres de los Jefes de Casa estaban algo preocupados por la situación de Black, ya que no sabían bien cómo podía terminar de reaccionar una vez que fuese puesto en libertad definitivamente. Minerva sostuvo que la idea de poner a Harry tan pronto bajo su custodia no era la más sensata, ya que el joven no lo conocía lo suficiente como para estar bajo su cuidado; y todo eso lo dijo mirando de reojo cada tanto hacia donde estaban Snape y Lupin, quien estaba justo a su lado. Por otra parte, Filius dijo que lo más sensato, para él, era hacer reuniones entre ellos dos el tiempo necesario hasta que todos tuviesen la tranquilidad de que todo estaría bien y que no habría desgracias de ningún tipo. Y Sprout aseguró que lo mejor sería no impedirle a Harry el conocer a la poca familia que podía quedarle, aunque le dio créditos a la propuesta de Filius, ya que era la más acertada para evitar problemas.

-Insistiré en que no me parece una buena idea que Fudge ceda tan pronto-siguió negando Minerva, dándole un sorbo a su bebida antes de continuar-. ¿Y si surge un accidente y nadie se entera? No sólo con el señor Potter, sino con cualquier persona que los visite, como sus amigos o... alguien más.

-Bueno, Minerva, los Black siempre se han caracterizado por ser tercos y desafiantes-le recordó Filius-. Incluso con los años que han pasado, dudo mucho que Sirius haya dejado de lado algún que otro gen familiar, y por ende, que se rinda tan fácil. Además, si no es él, ¿con quién va a quedarse el joven Potter?

Severus tuvo que morderse la lengua para no insultar a nadie en ese momento. Había sido elección suya no hablarlo con los demás profesores, porque estaba seguro de que se opondrían o que al menos se mostrarían reticentes a la idea.

- ¿No han encontrado un buen guardián para él aún?-preguntó Sprout-. Aunque no debería sorprenderme. Por lo general, ellos son los primeros en querer aparecer en la primera plana cuando obtienen la custodia de un joven mago.

-Dímelo a mí-bufó suavemente Filius, terminando de comer.

-De todas formas-habló Hagrid, ganándose la atención de todos los profesores por su potente voz-, no diré que me alegrará la decisión de Fudge sobre un guardián para Harry que ni siquiera nosotros conozcamos, pero si al menos nos garantizan que enviarán a los Servicios de Niños magos cada tanto para cerciorarse de que todo va bien, no tendré mucho para decir.

-Estoy de acuerdo con Hagrid-dijo Poppy, muy tranquila-. Si ya lo han removido de su casa Muggle, deberán estar atentos con la persona que vaya a ser su futuro guardián. Director, ¿ya tienen a alguien?

-Bueno, tengo entendido que sí, aunque esta persona no ha querido decir mucho. Prefiere mantener un perfil bajo-respondió el anciano, logrando que un leve gesto tristeza pasara desapercibo por todos, salvo por Minerva, quien bajó levemente la mirada-. Quizás más adelante sepamos algo, pero por ahora, no vale la pena hacerse preguntas que sólo nos sumergirán más en las dudas antes que responderlas. Debemos dejar que todo siga su curso.

-Estoy de acuerdo-asintió Minerva, esperando que dejaran de lado el tema.

-Yo también-convino Hagrid, sonriendo.

-Severus, ¿tú qué piensas de todo esto?-preguntó suavemente Lupin, pero no con la intensión de molestarlo o hacerlo sentir incómodo, sino por simple y genuina curiosidad.

Sin haber acabado su plato, Severus se limpió bruscamente los labios, arrojó su servilleta en la mesa y se levantó para salir por la puerta que estaba detrás de él, dejando a la mayoría sorprendidos y a Albus y Minerva intercambiando miradas tristes.

- ¿Pregunté algo que no debía?-exclamó Lupin, sorprendido.

-Supongo-suspiró Minerva. Bajó la voz para que nadie la escuchara y dijo-: Remus, sé que ahora mismo él está enojado contigo, pero creo que debes preguntarle tú mismo qué está ocurriendo. Yo no tengo derecho a decirte sus cosas.

-Creo que me echará de sus mazmorras antes de que pueda hablar. Y eso si no me asesina primero.

-Quizás esté molesto, pero también está dolido. Yo lo sé.

-Lo intentaré, Minerva. Pero no puedo prometerte que lograré ganarme su confianza otra vez.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Esa misma noche, tras haber tenido tediosas clases y decirle a Harry que no lo fuese a ver esa noche por miedo a que lo encontrase en mal estado, Severus se encontraba caminando de lado a lado por sus habitaciones. Luego de haberse asegurado de que sus Slytherin estuviesen acostados y decirles a sus Prefectos que ya podían irse a dormir también, el hombre de negro se encerró y se bebió una botella y media de whisky de fuego y un cuarto de botella de tequila. No le agradaba el estar ebrio en sí, sino lo que el alcohol causaba en su cuerpo. La sensación de ligereza extrema que sentía y el no estar tenso como lo estuvo durante todo el día resultaba un gran alivio para él.

En ese estado, casi se arrepentía por haberle dicho a su hijo que no lo fuese a ver, porque hablar con él siempre lograba estabilizarlo un poco y recordarle que estaba haciendo todo por una muy buena causa. Pero luego, su parte más pensante le hacía saber que no iba a ser nada bueno para Harry verlo en un estado como ese. Ya había tenido que ver y sufrir demasiadas cosas en su corta vida, igual que a él le había pasado. La única diferencia era que, por lo menos, él tuvo una madre que lo amaba y que lo defendía de los abusos de su padre y había tenido una amiga en la infancia mucho antes de llegar a Hogwarts; Harry, por otro lado, jamás sintió lo que era el amor de verdad y jamás pudo tener amigos. Y pese a ello, el chico no tenía muchos problemas para relacionarse. Mas sin embargo, era su facilidad para comprender situaciones de adultos lo que podía perturbarlo un poco. ¿Cómo lo hacía? Incluso él, siendo una persona muy inteligente, jamás fue así en su niñez. Siempre jugaba con Lily y luego hablaba con su madre como lo haría cualquier niño. ¿Tendría que ver con eso?

Pensar en eso lo destrozó y volvió a tomar un gran trago de tequila como si fuese agua. Ya casi no era muy consciente de su entorno y sus piernas estaban cada vez más débiles. Sin embargo, se negó a sentarse. En su lugar, comenzó a caminar torpemente de esquina a esquina, pensando cuáles podrían ser las palabras exactas que diría si Lucius o cualquier otra persona aparecía en su puerta a esas horas de la noche. La verdad, le daba bastante igual que lo viesen así, porque, como Sirius había dicho, ¿qué tenía que perder? No tenía muchos amigos, quienes consideraba los más cercanos que tenía en el castillo no lo querían molestar mucho con el tema, los alumnos y demás profesores le temían y para colmo, su némesis había regresado para fastidiarle la existencia.

Maldita sea la vida, pensó mientras cerraba los ojos y fruncía el ceño. Le estaba comenzando a doler la cabeza.

No notó que Remus había entrado en sus habitaciones silenciosamente ni que arrugó la nariz cuando el olor a alcohol invadió sus fosas nasales.

- ¿Severus?-murmuró consternado al verlo ebrio.

- ¿Qué quieres?-preguntó fastidiado, mirándolo con ojos cansados-. ¿Tequila?-ofreció, tendiéndole la botella.

-No, gracias-respondió Remus, dudoso.

Severus se encogió de hombros y respondió «Tú te lo pierdes» antes de volver a beberse un trago considerable. El ruido del liquido chocando contra el otro lado de la botella le dio nauseas a Remus, quien se llevó una mano a la boca al ver el estado de su colega.

- ¿A qué rayos viniste, Lupin? ¿Me quieres echar en cara que tu querido amigo me va a quitar al niño?

- ¿Qué?-preguntó, más sorprendido que antes.

-No te hagas el des-desentendido, Lu... Lupin-logró decir entre leves gesto de asco cuando el sabor del tequila se intensificó. Debía ser al revés, pero la magia de Severus parecía intentar (seguramente por su subconsciente) que dejase de beber-. Tú le dijiste algo al perro pulgoso, ¿no es así?

-Severus, ¿de qué estás hablando?-insistió Remus, estirando un poco los brazos hacia delante cuando notó que el otro parecía estar por caerse.

-Hablaste con Black... Le contaste que vigilé a Harry desde que era bebé. Sé que lo sabe-siguió Snape, tambaleándose peligrosamente.

-No es verdad-negó Remus, frunciendo el ceño-. Jamás le dije nada. Tú me dijiste que no lo hiciera.

-Y al final lo hiciste. Ahora me va a quitar al niño.

-Severus...

El hombre de negro dejó la botella en la mesa, al lado de las otras dos, y se sentó en uno de los sillones. Remus copió su acción.

-Severus, ¿por qué dices que «te lo va a quitar»?-preguntó lentamente el castaño.

-Porque es su maldito padrino-espetó Snape-. Yo sólo soy su profesor.

-Harry te aprecia-aseguró Remus-. Tú ibas a ser su guardián, ¿verdad?-dedujo entonces con tristeza.

-Justamente, iba a serlo. Y ahora tu mugroso amigo ni siquiera me dejará verlo-repitió Severus, convocando la botella de whisky y bebiendo un cuarto más-. Ustedes son de lo peor. Pero creo que tuviste razones para hacerlo.

-De haberlo hecho, ¿por qué lo dices?

-A veces ni yo mismo me siento capaz. Creo que seré peor que mi propio padre. Y eso ya es mucho decir. Harry no confía lo suficiente en mí, porque no me dijo que lo fue a ver antes.

-Severus, jamás le conté nada de lo que tú hablaste conmigo. Sólo le dije que tú no eres una mala influencia para él y que Harry te aprecia mucho. Nada más, en serio.

-Siempre mienten...

Remus movió su pierna derecha nerviosamente. No estaba seguro de cómo seguir llevando la conversación. Sabía que llamar a Albus y/o a Minerva no terminaría en nada bueno, pero tampoco podía dejar a Snape así. Si se llegaba a poner de pie por su cuenta se caería de bruces contra el suelo, pero intentar ayudarlo posiblemente le costaría un brazo a él.

Lentamente para no alarmar al otro, se puso de pie y se acercó a la chimenea. Sólo había una persona que podía asegurarse de que Severus no acabase colapsando en el suelo y, posiblemente, en la enfermería o en San Mungo. Si él no lograba hacer que parara de beber, sabía que sólo un mago en especial podría.

Dos minutos después, un mago con porte aristocrático arribó en las mazmorras, preocupado y enojado.

-Lucius-lo saludó Remus, mirando sobre su hombro a Snape.

-Remus-contestó seriamente, casi con frialdad-. ¿Dónde está?

-Justo detrás de mí-contestó, dejándole el paso al patriarca.

Al verlo con la cabeza moviéndose lentamente de lado a lado y los ojos entreabiertos por el cansancio, Lucius suspiró. Severus realmente había hecho un gran trabajo al no caer en un estado de ebriedad durante once años, pero eso se había desvanecido de golpe en una noche. Iba a ser complicado. Dejó su bastón a un lado e hincó una rodilla al lado del sillón, mientras recargaba una de sus manos en el brazo del mismo.

- ¿Severus? ¿Puedes hablar?-preguntó con suavidad.

-Sí...-contestó apagadamente.

-Bien. Escucha, no sé bien qué pudo haber pasado y en estas circunstancias, no creo que me lo puedas decir-comenzó con tranquilidad-, así que por favor, ve a acostarte y mañana vendré para que me cuentes bien todo. ¿Te parece?

-Dime qué caso tiene, Lucius-espetó, negando con la cabeza.

-Ya lo sabes-susurró Lucius, no queriendo hablar de eso frente a Lupin.

Sin embargo, pese a que estaba muy ebrio, Severus pareció entender eso y rió con falsa burla mientras se ponía inestablemente de pie para encarar a su amigo y luego a Lupin.

- ¡Que lo sepa!-declaró fuertemente-. Remus, ¿quieres saber la verdad, aquella que sólo Albus, Minerva y Lucius saben?

- ¡Severus...!-intentó intervenir Lucius, pero su amigo lo apartó y siguió hablando.

- ¡Yo cuidé al niño incluso antes de que estuviese en Privet Drive y seguí haciendolo después, así que técnicamente ya era su guardián!-casi sollozó-. Pero como nadie de nuestro mundo podía meterse, debo tragarme eso y simplemente acatar que he hecho las cosas bien estos tres años desde que vino a Hogwarts. ¿Puedes creerlo? No, ni yo puedo creerlo... Es... Es raro, lo sé.

Remus fue incapaz de responderle algo. Se mostraba anonadado por la revelación del hombre de negro.

-Ya no sé qué tiene sentido y qué no-murmuró Severus, con los ojos algo cristalizados-. Tengo todas las de perder. Ya no tiene sentido que lo intentemos.

- ¿Y vas a tirar a la basura los tres años que intentaste obtener su custodia? ¡¿Y los años que lo cuidaste?!-vociferó Lucius.

-Siento haberte hecho perder el tiempo, debí saber que era estúpido-siguió Snape, volviendo a dejarse caer en el sillón.

-Sev-se animó a decir el rubio, logrando obtener por completo su atención mientras volvía a hincar una rodilla a su lado-, eres mi mejor y, posiblemente, mi único amigo real. Jamás me arrepentiré de haberte ayudado, pero si bajas los brazos ahora, no voy a poder hacer nada por ti. Y te aseguro que si lo haces y acabas perdiendo, te arrepentirás el resto de tu vida otra vez.

Severus cerró los ojos y permitió que dos lágrimas cayeran por sus mejillas. Y eso fue todo. Miró a su amigo con resignación y murmuró:

-Estoy agotado.

Lucius suspiró con pena y se puso de pie mientras sujetaba su brazo.

-Lo sé. Vamos, tienes que acostarte.

Al ponerse de pie, las piernas de Severus casi cedieron. Lucius lo sujetó por la cintura y le hizo un gesto a Lupin con la cabeza para que abriera la puerta del cuarto. Allí, el licántropo apreció que Lucius lo recostaba con cuidado en su cama mientras Severus seguía murmurando incoherencias. Sabiendo donde guardaba sus pociones, el patriarca tomó dos para darle; una para evitar que vomitara mientras dormía y la otra para que no tuviese resaca al día siguiente. Tras eso, esperaron un momento para asegurarse de que no despertaría y, al ver que seguramente dormiría hasta pasada incluso la mañana, ambos magos lo dejaron solo. Lucius cerró con cuidado la puerta a sus espaldas y luego se permitió respirar más tranquilo.

Tomó su bastón y se dirigió a Lupin. Pero antes de que pudiese decirle algo, Remus preguntó lentamente:

- ¿Ya se había puesto así antes?

-Sí-contestó Lucius, sintiéndose cansado de golpe-. Durante un año fue casi incapaz de dejar la bebida. Hace ya... once años de eso.

- ¿Once años? Pero...

-Mira, no seré yo el que te hable de eso-lo cortó Lucius-. Mañana vendré a verlo y le comentaré esto. Si te sientes dispuesto, habla con él. Pero sólo voy a «pedirte» una cosa: No le causes más dolor. Ni tú ni Black saben siquiera la mitad de las cosas como para juzgarlo.

-No quiero eso-negó Remus, encarándolo-. Nada de lo que dijo estando así es verdad.

-Eso espero.

Lucius se dirigió a la chimenea y arrojó polvos Flu gritando su destino. Antes de cruzar las llamas, exhaló casi con frustración al sentir que no se podía ir sin más.

-Remus.

- ¿Sí?

El patriarca se giró y con una mirada más tranquila, aunque con la misma seriedad, dijo:

-Gracias por haberme llamado.

-Gracias por haber venido.

Finalmente, Lucius se fue a su mansión y Remus abandonó las mazmorras.

Continue Reading

You'll Also Like

602K 80.7K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
859K 127K 101
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
109K 11.2K 78
Un año nuevo significa nuevos peligros y amistades para Harry, ya que se enfrenta al Torneo de los Tres Magos, el regreso de un vengativo Señor Oscur...
96.4K 10K 24
Dejado En Un Pesebre / Autor original: SnapeGirlKMF / Traductor: Fadamaja ~Disclaimer: Los personajes son propiedad y autoría de JK Rowling y WB. Res...