Capitulo 3

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Emoción.

Esa era la primera palabra que Harry elegiría para decir cómo se sentía por asistir a Hogwarts, lugar donde, según Hagrid, sus padres habían ido para aprender «todo lo que sabían». ¡Una escuela de magia! ¿Qué podría ser mejor que eso?

El medio gigante le había contado muchas cosas que él, obviamente, desconocía, como la causa real de la muerte de sus padres, el mago malvado que los asesinó y le contó todas las cosas que ellos habían hecho a lo largo de su vida, incluso antes de estar juntos. Harry había sentido que quedaban algunos detalles, pero no quiso ser descortés con Hagrid haciéndole preguntas que pudiesen incomodarlo, así que lo escuchó atentamente y le hizo preguntas simples y no tan sujetas a cosas personales de sus padres o amigos.

Luego, le pasó una segunda cosa maravillosa (eso si no contaba las cosas que había conseguido en el Callejón Diagon): ¡Hagrid le había obsequiado una lechuza muy bonita! Decidió llamarla Hedwig, como uno de los nombres que aparecían en Una historia de la Magia. Ella era realmente bella y parecía incluso entenderle cuando hablaba. Según el medio gigante, era un ave muy inteligente, así que lo mejor que podía hacer era hacerse amigo de ella, puesto que sería la más leal. El niño estaba emocionado.

Cuando fueron a la estación, Hagrid olvidó decirle dónde debía tomar el expreso. Plataforma 9 ¾. Eso no existía. Ya un guardia se lo había hecho saber de mala manera. Sin embargo, no se desesperó y caminó tranquilamente con su carrito. Nadie parecía notar que un niño pequeño andaba solo con un gran carro lleno de cosas, aunque tampoco le preocupaba demasiado. Por lo menos nadie andaba de metido, preguntándole dónde estaban sus padres o a dónde iba.

Por suerte, no debió esperar mucho. Divisó a una familia de pelirrojos llegar apresuradamente. La mujer no dejaba de quejarse por llegar tarde y porque siempre estaba repleto de Muggles. Esa sola palabra le sirvió para saber que se trataba de una familia de magos, ya que Hagrid le había explicado lo que significaba esa palabra. Se paró cerca de ellos para ver qué hacían y, luego de hacerle una broma a la señora, dos chicos que obviamente eran gemelos... atravesaron un muro. Harry dio un paso hacia atrás, sorprendido. Pero rápidamente empujó su carrito y le pidió ayuda a la mujer, que por fortuna fue muy amable con él. Hasta su hija le deseó suerte antes de que se fuera con el niño llamado Ron.

Al cruzar y ver el expreso, los ojos de Harry brillaron. Era como en los libros y películas. ¡Incluso mejor!

El niño pelirrojo le sonrió y le ofreció sentarse juntos. Harry, de buena gana, aceptó. Dejaron sus cosas y buscaron una cabina vacía. Muchos otros ya se habían acaparado las primeras y otras habían ido a la parte que era casi como un comedor. Durante su búsqueda, Harry le hizo algunas preguntas a Ron, quien las respondió encantado. Dijo que eran una familia numerosa y bromeó diciendo no se molestaría si tardaba en aprenderse el nombre de sus hermanos y padres. Luego, comentó que todos sus parientes siempre habían ido a Gryffindor, una de las Casas. Y también aprovechó para explicarle qué eran las Casas en Hogwarts.

-Mis hermanos dicen que aceptarían cualquiera, excepto Slytherin, más que nada por su jefe. Pero no sé. Mamá dice que no debería guiarme por lo que dicen George y Fred, ya que son muy bromistas. Y quizás sea verdad. Supongo que tendremos que esperar hasta conocerlos a todos. No creo realmente que una Casa sea peor que la otra.

Continuaron su camino, sin mirar directamente a ningún estudiante mayor que pasase casi empujándolos con brusquedad. Preferían ahorrarse los problemas. Por suerte, lograron encontrar una cabina vacía en poco tiempo. Los gemelos pasaron algunas veces por donde ellos estaban y decían sus típicos comentarios sarcásticos, según Ron. A Harry también le agradaron. Parecían muy divertidos, aunque el pelirrojo menor parecía receloso con ello.

Siempre contigoWhere stories live. Discover now