3. Capitulo 3

2.4K 283 61
                                    

Eran casi las ocho. Desde hacía varias horas, Harry había estado terminando de hacer la cena para sus tíos y primo y por primera vez, lo hacía con bastante buen humor. Desde la visita a su profesor y las constantes de Dobby, quien insistía en ayudarlo o hacer directamente la limpieza cuando los demás se iban a dormir, Harry se encontraba más relajado. Cuando podía dormir era todavía mejor, pero mientras tanto, no iba a quejarse.

En la semana que Dobby estuvo yendo convenientemente cuando los Dursley se iban a dormir, Harry intentó de varias maneras que el elfo lo dejara hacer él mismo las tareas, ya que quería ahorrarle molestias (además de que no sabía si el profesor Snape realmente sabía que su elfo estaba yendo todas las noches a ayudarlo), pero la pequeña criatura insistía demasiado, hasta el punto en que hacía bastante ruido y el joven debía terminar por aceptar para evitar que despertara a sus tíos. Por fortuna, era agradable hablar con él. Aún se mareaba un poco porque, así como todos los elfos, hablaba en tercera persona de sí mismo, pero cuando podía seguirle el hilo a la conversación, podían hablar de muchas cosas.

Descubrió que Lucius Malfoy había sido el anterior amo de Dobby, pero que éste se lo pasó a su profesor cuando Draco tenía dos años. Al parecer y según las propias palabras del patriarca, el elfo era más hiperactivos que otros y Draco parecía ponerse eufórico cuando estaba con él. Debido a ello, él y Narcissa estaban preocupados de que eso pudiese, de alguna manera, atrasar el aprendizaje de Draco con la magia en la casa. Para no liberarlo y dejarlo vagar por ahí, Lucius acordó con Severus que él sería su nuevo amo y que estaría con Tara, quien ya era elfina de Snape. Aunque era un acuerdo temporal, Dobby ya se había acostumbrado a servir al hombre de negro y dado que también había forjado una amistad considerable con Tara, Severus habló con Lucius y éste estuvo de acuerdo en que siguiera con Snape.

Harry siempre lo escuchaba y le hacía preguntas, las cuales eran respondías con mucho gusto. Cuando Dobby terminaba, Harry le daba las gracias (cosa que realmente parecía ser suficiente para el elfo) y le decía que podía regresar con el profesor Snape. Dobby le había dicho que si necesitaba ayuda en cualquier momento, bastaba con que dijera su nombre.

Levantó la cabeza de los platos con comida cuando escuchó los pasos pesados de sus tíos. Dudley ya estaba sentado, viendo televisión. Cuando los adultos entraron, Vernom tenía una botella de brandy en sus manos y Petunia llevaba las copas. Marge sólo llevaba a su perro, que estaba algo inquieto. Harry sacudió la cabeza suavemente y terminó de servir los platos para Petunia y Dudley. Ni bien los dejó, fue a acomodar un poco la cocina para luego no tener tanto para lavar. No le molestaba si Dobby no aparecía esa noche, pero el hecho de tener que lavar delante de sus parientes le resultaba un poco incómodo.

Dudley estaba tan concentrado en el juego que ni siquiera notaba cuando su padre pasaba por delante de él para alcanzarle una copa llena de brandy a Marge, quien había dejado el plato con los restos de comida en el suelo para que Ripper comiera. Después, la desagradable mujer aceptó otra copa llena de brandy y llegó tan lejos como para darle de beber al perro de la misma. Marge sorprendió una mirada asqueada de Harry.

— ¿Qué estás mirando?—espetó bruscamente. Harry sacudió la cabeza y se encogió de hombros, respondiendo «nada» de esa forma.

Mientras el joven recogía los utensilios sucios, incluyendo el del perro y que casi le cuesta un dedo, Marge le preguntó a su hermano dónde estudiaba y éste dijo que lo habían enviado a un lugar para chicos difíciles.

—Y dime, muchacho, ¿usan un bastón para reprender?—le preguntó Marge, de repente interesada en él.

Aunque Harry se vio un poco sorprendido, advirtió una mirada de su tío detrás de Marjorie, así que supo cuál debía ser la respuesta.

Siempre contigoWhere stories live. Discover now