4. Capitulo 28

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El día tan esperado por algunos y temido por otros llegó más rápido de lo que les hubiese gustado. Los pasillos pronto se convirtieron en pistas de carreras para aquellos desafortunados que o aún no tenían pareja o, por el contrario, estaban intentando que todo estuviese medianamente bien para cuando llegara la hora de ir al Gran Comedor.

Harry había estado gran parte del día pensando en qué hacer una vez que estuviesen allí. Jamás había bailado y por lo que Luna le había dicho, a ella tampoco le gustaba mucho, pero haría una excepción esa noche. Ron no dejaba de sonreír como un tonto, sabiendo que esa noche tendría su tan esperaba cita con Fleur. La chica se mostraba más tranquila y confiada, seguramente debido a que tendría gran parte de los ojos posados en ella y eso debía darle seguridad. Harry no había tardado en darse cuenta, aunque suponía que debía tratarse de otra cosa que muchos chicos volteaban para mirarla y no sólo se debía a que era bonita. Ginny y Neville irían juntos, convencidos de que sería divertido. Además, la pelirroja agregó que Neville «le debía un favor», porque cuando McGonagall comenzó a buscar a un estudiante para ensayar el baile y sus ojos se posaron en el moreno, ella, que ya había recibido la idea, se levantó y dijo que ensayaría con Neville. A costa de eso, nadie pasó vergüenza extrema por bailar con una profesora.

Draco dijo que él ya tenía su traje listo y que esperaba que la noche pasara rápido; no quería estar en ese baile más de lo necesario. Los demás estaban todos listos. Lo único que debían esperar era que Dumbledore anunciara que podían presentarse en el Gran Comedor.

Harry era uno de los más nerviosos y como días atrás le había pasado, no estaba seguro de por qué en especifico. Gran parte del día había estado más o menos buscando por los pasillos a su profesor. No era posible que las cosas que decían los demás alumnos se quedasen únicamente en rumores. Debía haber algo más. No había tenido suerte. Aunque éstos se habían calmado durante un tiempo, teniendo en cuentas las preparaciones, no habían salido de la cabeza de Harry. Ni siquiera Lupin fue capaz de decirle algo. Él tampoco le había preguntado, está bien. Tampoco se le ocurrió preguntarle algo a McGonagall o a Slughorn, quien parecía saber más de lo que aparentaba. El viejo había soltado algunas cosas en algunas clases. Si Harry le preguntaba o insistía con el tema, Horace se ría y le decía «lo siento, ignórame. A veces divago, da igual». Ese tema empezaba a ser frustrante.

En la tarde-noche, cuando fue a su habitación para prepararse, encontró sobre su cama un traje de gala y un pequeño ramo de... lirios. El traje tenía una nota que decia: "¡Mi ahijado tiene su primera cita! No puedo creer que por fin pueda conseguir este traje para ti. La muchachita no podrá resistirse". Harry se rió despacio ante las palabras escritas por su padrino. Fue agradable que no hubiese mencionado el torneo y que se hubiese tomado la molestia de conseguirle un traje bonito para esa noche. Sin embargo, estaba seguro que las flores no eran de su parte. Primero porque no lo mencionaba en la nota y segundo, porque Sirius no pensaba mucho en esos detalles. Su padrino podría pensar en una plática extendida antes que en un detalle material. Las flores, sin embargo, no tenían nada. Tomó el ramo y sostuvo uno de los pétalos entre sus dedos, sonriendo.

Y entonces, sintió una presencia cerca. Miró en todas direcciones y no vio nada. Incluso se asomó a las escaleras para ver si alguien estaba cerca. No. Sus amigos estaban terminando de prepararse y estaban molestándose mutuamente con el tema de las parejas. Regresó al cuarto para poder cambiarse, sin dejar de pensar en esa extraña sensación de haber sido observado. Segundos después, se sintió más tranquilo. ¿Se había ido?

No perdió tiempo en ponerse el traje y tomar el ramo de lirios. Salió rápido de su Sala Común para ir a la de Ravenclaw. A pocos metros de la entrada, estaba Luna. Llevaba un conjunto de tunicas plateadas con volados un poco más claros, medias negras largas y zapatos planos grises. Harry se acercó con pasos lentos hacia ella, sin poder dejar de verla arriba y abajo.

Siempre contigoWhere stories live. Discover now