Capitulo 9

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Ron caminaba de lado a lado en la Sala Común de Gryffindor, con Scabbers en sus manos, sin dejar de preguntarse cuándo llegaría el profesor con su amigo. ¿O lo había castigado por vagar donde no debía? ¿Estaría en problemas con el director? Después de todo, fue él quien dijo que no podían ir a vagar por ese lugar prohibido. Eso no es lo que él quería. Sólo había pensado en ayudarlo porque estaba preocupado. Quizás había cometido un error al decirle al profesor Snape. A lo mejor debió haber llamado a McGonagall para que lo buscara. Ella seguramente habría sido mucho menos dura con Harry.

Pero lo que más le preocupaba era que Harry se molestara con él. Era un chico realmente agradable y muy bueno. Le daba igual si se trataba de «El-niño-que-vivió». Había sido su primer amigo, quería preservarlo.

Además, ¿qué pasaba si su profesor no llegaba a tiempo? Había un loco por ahí suelto que quería hacerles daño. Si le hacía algo a Harry y luego a Draco, ¿quién podía ser la próxima víctima? Y luego decían que Hogwarts era el lugar más seguro.

Bueno, quizás se estaba precipitando. Todos sus hermanos habían ido a Hogwarts y jamás pasaron cosas como esa. Tal vez sólo era pura coincidencia. Tal vez llegaron en un «mal momento». Ni él ni los gemelos ni Percy les habían escrito a sus padres sobre el asunto. No querían darles motivos para preocuparse y arribar en el castillo para asegurarse de que todos estaban enteros. Mamá seguramente haría un escándalo masivo, y no era nada recomendable hacerla enojar. Y papá seguramente se mantendría tranquilo, pero eso no quitaba que podía preocuparse enormemente por la situación. Ellos habían sido dos de los primeros en enterarse que el Señor Oscuro había muerto, pero también eran quienes más creían que podía regresar en cualquier momento. Y si era así... Merlín los librara a todos.

El pequeño pelirrojo se quedó parado en medio de la habitación, moviendo muy suavemente a la rata en sus manos. Sentía que el tiempo se le había escapado de las manos, ya ni se acordaba de cuánto tiempo había estado esperando a Harry. Pensó en ir a la oficina de Snape para saber si Harry estaba ahí, pero se dijo que si Filch lo encontraba-o peor, si el propio profesor lo hacía-, también estaría en problemas. Y Percy ya se había molestado con otros niños por haber perdido puntos antes; nada quitaba que se enojara con él por perder puntos y, además, por ganarse un castigo.

¿Por qué de repente un grupo de niños debía estar preocupado por la existencia de un loco maniático suelto por ahí que intentaba matarlos? ¿Desde cuándo los niños deben pensar en eso? Según sus padres, incluso si podían y debían ser conscientes del peligro, los niños de su edad sólo debían pensar en aprender hechizos, conocer a más niños, pensar en volar con las escobas y demás. Lo último que deberían hacer de millones de cosas es pensar que hay un asesino suelto en un colegio lleno de niños y adolescentes.

En eso, mientras seguía cuestionándose qué podía hacer-o qué no hacer en el peor de los casos-, el cuadro de la Dama Gorda fue abierto y Harry entró solo. Bueno, sólo escuchó esa profunda voz decirle a su amigo que esperaba verlo el lunes a las siete en punto para su detención. Luego, oyó pasos pesados alejándose. Harry entró y el cuadro fue cerrado.

Ron dejó a Scabbers en el sofá y se acercó con pasos inseguros al moreno.

-Ron. Gracias por esperarme-sonrió Harry, acercándose a él.

-Ni lo menciones, estaba preocupado-Ron le devolvió el gesto, aunque un poco nervioso-. ¿El profesor Snape estaba molesto contigo?

-Pues... no me gritó ni nada. Sólo dijo que quiere verme el lunes a la tarde. Un día antes de acabar las vacaciones tendré una detención.

-Vaya...-murmuró Ron, apenado-. Lo siento en serio, amigo.

- ¿Por qué?-preguntó Harry, ladeando un poco la cabeza.

Siempre contigoWhere stories live. Discover now