Capitulo 6

7.3K 731 142
                                    

Luego de que Harry se reuniera con sus amigos, ellos le preguntaron qué había pasado con el profesor Snape y si lo había castigado por haber desobedecido a Madame Hooch, quizás convenciendo a McGonagall para darle él una seria detención. A pesar del cálido momento que había tenido con su profesor, llegando incluso a abrazarlo, Harry se dijo que sería muy indiscreto de su parte decirles eso, puesto que el hombre parecía siempre mostrar esa apariencia por alguna razón. Así que optó por contarles sólo una parte. Además, Snape se había mostrado muy amable con él y no le recordaba a cada rato lo que, supuestamente, él había hecho cuando era bebé; lo menos que podía hacer era cuidar su reputación.

Les dijo que sólo le dejó claro que no debía desobedecer a sus profesores sólo porque otro alumno lo estaba provocando y luego les comentó que el otro chico Slytherin ya había sido castigado, así que no debían preocuparse por nada. Ante eso, Luna sonrió y dijo « ¿Lo ven? Les dije que nada malo iba a pasar», cosa que los hizo a todos mirarse, sorprendidos. Ella siempre se mostraba realmente optimista y amable, algo que para el moreno resultaba irónico, puesto que en su mesa de Casa y en las clases siempre la veía sola y sus compañeros de Ravenclaw parecían mirarla por encima del hombro y murmurar cosas cuando ella decía algo. Afortunadamente, Harry notó que a ella no le importaba realmente. De hecho, hasta les agradecía cuando oía algo. Ninguna del grupo sabía si era sarcasmo o si realmente estaba feliz de saber eso.

Mientras Ron y Hermione la escuchaban divagar sobre trivialidades que estaban comenzando a ser interesantes, Harry miró a Draco y notó que aún parecía nervioso cuando pasaban miembros de su Casa, más precisamente esos chicos Crabbe y Goyle, que eran bastante grandes de altura. Solían mirarlo de reojo o directamente de forma intimidante. Al parecer, a nadie le agradaba el ver a Draco Malfoy siendo amigo de los Gryffindor y de «la extraña Ravenclaw».

De hecho, semanas después, las cosas ya se habían puesto complicadas para el pequeño Slytherin, especialmente cuando estaban almorzando. Sus profesores dejaron claro que no había problema en que se cambiaran de mesa para esos horarios, siempre y cuando no fuese durante una «ocasión especial» o cuando recibieran la visita de alguien importante en el castillo. Por ese motivo, casi siempre se veía a la serpiente entre los leones. Algunos de ellos tampoco estaban muy complacidos de tenerlo entre ellos, pero como nadie quería enfrentarse a Snape por cuestionar algo que él dice, prefirieron guardarse sus palabras para ellos mismos. Obviamente, esta acción no fue imitada por el resto de Slytherin, quienes no perdieron el tiempo para comenzar a decir cosas sobre «traición» y «deslealtad».

Y no sólo en eso. A veces, estudiaban juntos para Pociones o Transformaciones. Hermione era la encargada principal de explicarle a Ron cómo se hacían ciertas cosas. Dado que ella era muy técnica, creyeron que sería lo mejor. Luna, por su parte, se mantuvo muy tranquila y optó por usar más que nada su instinto y memoria, algo que jamás le fallaba.

Draco se había tomado el tiempo de explicarle algunas cosas a Harry, algo que él agradeció genuinamente. Entendía que Draco fuese de molestar a Ron más que nada en muchas ocasiones, pero no creía que fuese un mal chico. Incluso Minerva, pese a ser un poco reticente con algunos Slytherin, parecía tranquila al ver que ellos eran amigos y se evitaban las peleas entre Casas. Pero no había tenido en cuenta que no iba a poder evitar ciertos arrebatos contra ellos mismos.

El rubio se había llevado varias amenazas y en muchas ocasiones fue empujado por los más grandes, soltando cosas como «no estorbes, niño de papá». Y si no era eso, se burlaban cuando demostraba saber algo en Pociones o en otras materias. Él, debía admitir, solía rodar los ojos cuando Hermione robaba la oportunidad de alguien más de contestar, pero de ahí a insultarla directamente o agredirla... había una diferencia bastante abismal.

Al principio, Harry le dijo que los ignorara, que sólo estaban celosos o que no tenían nada mejor que hacer. De alguna manera, quería ayudarlo, porque él sabía muy bien lo que era ser intimidado de esa forma. Su propio primo, junto con su grupo de amigos, se había asegurado de que experimentara en carne propia lo que era ser agredido o intimidado en múltiples ocasiones. Al menos, se había librado.

Siempre contigoKde žijí příběhy. Začni objevovat