4. Capitulo 5

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Oficialmente, nadie estaba seguro de cómo fue que acabaron en esa situación tan tensa y llena de odio mutuo entre dos magos. En la mesa del comedor, Sirius estaba apretando con bastante fuerza su taza de café y Remus se sentía muy incómodo. Andrómeda Tonks, la prima favorita de Sirius, intercambiaba miradas entre él y el profesor que los acompañaba ese día y su hija intentó aligerar el ambiente de varias formas posibles, aunque hubo momentos en los que decidió quedarse callada, ya que sentía que sólo estaba haciendo peor las cosas. Un padre y su hija eran los únicos que parecían bastante desconectados de la tensa situación y en su lugar, siempre hablaron con tranquilidad con Remus y Harry, quien estaba intentando a toda costa no ahogarse o, en peores casos, ponerse más nervioso.

Cerca de las tres de la tarde, tan sólo media hora después de que Andrómeda y Tonks llegaran, Severus llamó a la puerta y le recordó con satisfacción a Black que era su día con Harry. Éste, al principio y con cierta arrogancia, le comentó que su prima había ido con Tonks a visitarlos y, además, estaba Luna, quien había ido unas horas antes de que Snape llegara, y como ahora estaba Andrómeda, podía quedarse un poco más de tiempo. Para su mala suerte, Severus sonrió, notando lo que estaba intentando, y dijo con cierta frialdad:

—Bien, pues me quedaré aquí hasta que termine mi horario.

Sirius no estaba de acuerdo y le dijo que mejor se fuera, pero Remus, como la semana anterior, volvió a intervenir y le dijo a su amigo que no se buscase problemas legales si el Ministerio se enteraba que estaba tratando de impedir las visitas de Severus. El hombre de negro miró a Black con una mezcla de odio y arrogancia y entró en la casa, golpeando el hombro de Sirius contra el suyo mientras ingresaba al comedor. Saludó a Andrómeda y al padre de Luna cuando los vio. La mujer se notó algo incómoda, pero no demasiado como para evitar hablar con Severus y Xenophilius le habló con total tranquilidad y como si se conocieran plenamente. Remus le dijo que Harry estaba con Luna y el hombre de negro contestó que podía esperar. Cuando el licántropo le ofreció café, Sirius lo miró casi consternado. Sabía que Lunático intentaba evitar los conflictos, pero él no creía que esa fuese una razón para tratar a Snape cortésmente. Y Remus lo sabía. Sin embargo, decidió ignorarlo y esperar hasta más tarde, cuando Harry se fuese a acostar y ellos dos se quedarían discutiendo un poco por el tema.

—Y dígame... profesor, ¿cómo ha estado?—preguntó Andrómeda amablemente, no queriendo alargar más ese incómodo momento.

—Bastante bien, Madame Tonks—contestó Snape, serio, pero sin llegar a ser hostil—. Hasta a mí me sorprende estar tan tranquilo aquí.

Ella asintió y se bebió rápidamente un trago de café antes de preguntar:

—No sabía que visitaba a Harry. ¿Hace mucho que viene? Jamás lo vi aquí antes.

La mirada de Severus se oscureció, pero por el tono de la mujer, podía darse cuenta de que su pregunta era genuina.

—Sólo vengo a buscarlo una vez a la semana. Jamás me quedo aquí.

— ¿Y por qué hoy hiciste una excepción?—espetó Sirius, apretando su taza con fuerza.

—Bueno, dado que hay visitas y una en especial muy esperada por Harry, creo que es mejor que llevarlo ahora mismo—contestó con cierta arrogancia—. Además, ya perdí una visita a principio del mes. No quisiera que se repitiera eso, Black.

Remus se aclaró débilmente la garganta y se bebió rápidamente un sorbo de café.

—Severus, ¿te gustaría comer algo?—preguntó entonces.

—No, gracias, Lupin. Estoy bien con el café.

—Profesor, ¿es cierto que Peter Pettigrew escapó de Hogwarts antes de que pudiesen hacer algo?—preguntó Tonks, inclinándose un poco sobre la mesa.

Siempre contigoWhere stories live. Discover now