Siempre contigo

Capitulo 6

Severus Snape, temido profesor de Hogwarts y Mortífago retirado hacía ya varios años, se encontró incapaz de apartar la mirada de la persona que tenía delante de él. Sentía el dolor en el rostro debido a la fuerza ejercida por sus dientes y se dijo que tendría dolor de cabeza más tarde. Pero ese sería el menor de sus problemas a partir de ahora. Apenas había sentido que Harry sujetaba su manga y le preguntaba casi en un susurro si estaba bien. No perdió de vista el momento en que Lupin miraba al niño con ambas cejar arqueadas. Un sentimiento extraño lo invadió. De repente, sintió la necesidad de alejar a Harry de ahí y evitar que hablara con la persona que estaba delante de ellos, casi sin poder creerse que El-Niño-Que-Vivió estuviese tan cerca del Malvado Murciélago. Pero evitó hacerlo. Eso sólo iba a generar problemas y que Harry se sintiese incómodo.

¿Uno ya no puede tener un día normal de compras?, pensó con fastidio Severus. Lo único que había querido fue caminar por el Callejón Diagon para conseguir los nuevos libros de pociones y, además, más ingredientes para las mismas. Sinceramente, no esperaba encontrar a Harry, Hermione Granger, los Lovegood y al clan Weasley. Aunque al pensarlo se dijo que él sabía demasiado como para creer que no se encontraría con alguno poco antes de comenzar las clases. Era lógico.

Hermione se había alejado con sus padres hacía un minuto, así que ella se salvaría de presenciar si algo malo pasaba.

Molly y Arthur, que habían sentido toda la tensión en el aire, se acercaron a Harry y lo pusieron entre sus hijos. Luego, la matriarca les dijo que fuesen a la tienda para que se comprasen algún dulce o algo para el viaje. A pesar de querer quedarse con su profesor, Harry pareció entender, al igual que los demás, que lo mejor que podía hacer era alejarse con ellos. Luna y su padre los siguieron.

Severus agradeció internamente que los niños no se quedasen para presenciar una posible «disputa» entre ellos dos. Su mano derecha se cerró en un fuerte puño y esa sola acción causó que recordase su enfrentamiento con Quirrell por el dolor de su brazo; uno que parecía quedar psicológicamente. De pronto, se imaginó a sí mismo de adolescente, enfrentándose a una bestia con un rostro de mil pesadillas...

—Cuánto tiempo... Lupin—escupió con claro odio en su voz.

En momentos así, sólo quería beberse de una sola vez una poción calmante para que sus nervios desaparecieran, aunque de hacerlo, su capacidad para usar el don de la palabra desaparecería brevemente y él pasaba plenamente de quedar como un tonto delante de sus rivales y, en este caso, quien podía incluso considerar un enemigo. No tanto como podía considerar a James Potter o Sirius Black, pero Remus Lupin se había ganado parte de su rencor por los problemas en la adolescencia. Quizás nunca tuvieron ataques físicos, pero recordar cómo se reía o simplemente cómo mirada lo que sus dos amigos le hacían podía decir bastante de él.

—Severus—pronunció el hombre, sin salir aún de su sorpresa—. Yo... Ehh... No esperaba verte aquí.

—Por una vez, coincidimos en un pensamiento.

Lupin dio un paso hacia él, provocando que el hombre negro retrocediera ese paso. Por fortuna, la gente de alrededor parecía más preocupada por sus compras, así que nadie les prestaba atención. Eso era lo mejor.

—Espero que haber interrumpido mi tarde tenga una buena excusa—siseó Severus.

A pesar de ser adulto, ni siquiera Lupin podía sostener por demasiado tiempo la mirada con la de Snape. Debía admitir que el chico solitario y retraído de Hogwarts parecía haber aprendido varias formas de intimidación que no recayeran en lo físico, algo que, en los tiempos de ellos, claramente no habían considerado. Y Remus lo sabía mejor que nadie.

—Me sorprendió verte... abrazado con Harry, es todo—contestó Lupin, sonriendo serenamente, intentando mostrarle que no tenía malas intenciones, aunque por dentro sabía que un momento como ese no iba a compensar tantos años de hostigamiento.