3. Capitulo 19

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Tal y como había dicho, Harry le avisó a su profesor cuando se sintió realmente listo para ir a ver a su padrino. Extrañamente, Fudge aceptó casi de inmediato. Aunque al principio se mostró levemente reticente, acabó sonriendo de una forma que a Snape no le gustó nada y dijo que podría verse con su padrino, junto con un Auror. Severus dejó claro que no quería que Harry entrase en la cárcel para verlo, ya que no era un lugar apropiado para un menor, por lo que arreglaron que la visita sería en San Mungo, luego de que le hicieran una evaluación mental a Black antes del juicio. Le harían otra luego del mismo para estar seguros, pero la verdad, no era una de las preocupaciones de Severus.

En San Mungo, Harry casi se había caído cuando sintió el pesado ambiente que allí albergaba. Aunque el lugar era como un hospital Muggles bien cuidado, el joven jamás había entrado a uno realmente y hacerlo por primera vez luego de trece años fue extraño y algo perturbador para él. Severus lo notó y le puso una mano en el hombro, diciéndole que no tenían que hacerlo en ese mismo momento. Pero el menor negó suavemente con la cabeza y dijo que si no lo enfrentaba en ese mismo momento, ya no podría hacerlo después. El hombre asintió despacio. Insistiría siempre en que la idea le parecía muy mala, pero era elección de Harry.

Snape le pidió que esperase un poco mientras hablaba con el Auror que estaba custodiando la puerta del cuarto donde estaba Black, sólo para asegurar algunas cosas. Mientras tanto, Harry daba pequeños pasos sin alejarse demasiado. Estaba nervioso, no podía negarlo. Estarían él, su padrino y el profesor Snape en la misma habitación, y aún no sabía si el Auror estaría dentro o si se quedaría afuera como lo estaba haciendo ahora mismo. Y además de eso, estaba seguro de que Sirius no iba a dudar en soltar que ya habían hablado antes. Quizás debía hablar con Snape antes de que eso pasara, así podría suavizar un poco el golpe y de paso podría demostrarle al hombre que realmente confiaba en él.

Comenzó a hacerse varias preguntas: ¿Cómo reaccionaría Sirius cuando supiese que el profesor Snape sería su nuevo guardián? ¿Se opondría totalmente a la idea o quedaría en un shock que le impediría hablar? ¿Qué pensarían sus amigos si les acababa contando lo ocurrido? ¿Y los demás profesores que no estaban al tanto de la situación con Snape? ¿Ellos tendrían algo que decir al respecto?

Era mucho para procesar y Harry ya no estaba seguro de que podría hacerlo.

- ¿Harry?-preguntó una voz familiar.

Al girarse, Harry se encontró con la expresión apagada de Neville. A una distancia considerable de él, su abuela estaba saliendo de una habitación y parecía casi tan triste como su nieto.

-Hola, Neville. No... sabía que estabas aquí-dijo pausadamente.

-Yo tampoco. Que tú estabas, quiero decir-contestó nerviosamente-. ¿Viniste de visita?

-Eh... Sí. Para ver a Sirius Black.

-Tu padrino, ¿verdad?

-Sí, eso mismo. ¿Tú qué haces aquí?

Neville desvió la mirada hacia donde estaba su abuela hablando con una enfermera y sin dejar de observarla, contestó:

-Sólo... visitando a unos parientes de mi abuela.

Harry se sintió triste cuando lo escuchó. Estaba claro que Neville aún no estaba preparado para decir que sus padres estaban en San Mungo. Ahora quizás podía entender mejor por qué su abuela le había preguntado sarcásticamente si «se avergonzaba de sus padres». Harry estaba convencido de que no era vergüenza, sino más bien, tristeza y temor.

-Oye, Nev, si hay algo que no quieres que sepa...

-No, no. Harry, de verdad, no es nada. No debes preocuparte-aseguró el más alto, sonriendo casi con tristeza y cansancio-. Sólo... no hables con los demás de que me viste aquí, por favor. No me siento preparado para ello.

Siempre contigoWhere stories live. Discover now