Siempre contigo

By Lily-Bela

264K 27.1K 5.2K

¿Qué habría pasado si aquella horrible noche en el Valle de Godric, Lord Voldemort realmente hubiese muerto... More

Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Parte 2: Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Parte 3: Capitulo 1
3. Capitulo 2
3. Capitulo 3
3. Capitulo 4
3. Capitulo 5
3. Capitulo 6
3. Capitulo 7
3. Capitulo 8
3. Capitulo 9
3. Capitulo 11
3. Capitulo 12
3. Capitulo 13
3. Capitulo 14
3. Capitulo 15
3. Capitulo 16
3. Capitulo 17
3. Capitulo 18
3. Capitulo 19
3. Capitulo 20
3. Capitulo 21
3. Capitulo 22
3. Capitulo 23
3. Capitulo 24
Parte 4: Capitulo 1
4. Capitulo 2
4. Capitulo 3
4. Capitulo 4
4. Capitulo 5
4. Capitulo 6
4. Capitulo 7
4. Capitulo 8
4. Capitulo 9
4. Capitulo 10
4. Capitulo 11
4. Capitulo 12
4. Capitulo 13
4. Capitulo 14
4. Capitulo 15
4. Capitulo 16
4. Capitulo 17
4. Capitulo 18
4. Capitulo 19
4. Capitulo 20
4. Capitulo 21
4. Capitulo 22
4. Capitulo 23
4. Capitulo 24
4. Capitulo 25
4. Capitulo 26
4. Capitulo 27
4. Capitulo 28
4. Capitulo 29
4. Capitulo 30
4. Capitulo 31
4. Capitulo 32
4. Capitulo 33
4. Capitulo 34
4. Capitulo 35
Preguntas y respuestas

3. Capitulo 10

2.1K 260 132
By Lily-Bela

Tal y como había dicho, Lupin optó por dar la clase del día siguiente sobre los Patronus y por qué era tan importante que los jóvenes supiesen ese hechizo. La noticia fue tomada con gran entusiasmo y euforia por parte de los alumnos, quienes no dejaron de hablar de eso durante toda la semana y hasta que llegó la clase en la que pondrían en práctica el hechizo. Aún así, Remus habló con Severus la noche anterior durante la cena y dijo que no dejaría aún que los estudiantes lo probaran con el Dementor de prueba, ya que no quería arriesgarse a tener un montón de alumnos desmayados o hasta shockeados. Severus había rodado los ojos (ya como una costumbre) y le deseó suerte para su próxima clase.

Aún así, los agudos oídos de Remus habían oído algunas conversaciones de los demás profesores y éstos creían que se trataba del miedo de que Sirius Black atacara a alguien. Parecían más preocupados por eso que por los Dementores en sí. Pero él tampoco podía decir demasiado. Sin embargo, eso le estaba empezando a preocupar menos. Sirius seguía en sus habitaciones transformado en lobo y seguramente, en ese momento, estaba arriba del sofá o corriendo por cada rincón para no aburrirse o quizás se había escapado mediante esa forma para cazar algo. Su amigo sin lugar a dudas encontraría una forma para no morirse de aburrimiento.

Pero al pensarlo nuevamente, se preocupó. Había posibilidades de que fuese reconocido y entregado. Por un momento, se cuestionó el haberlo dejado solo, diciéndole que podía hacer cualquier cosa. Esa frase realmente traía consecuencias incluso para los adultos a veces, y Canuto no era precisamente la imagen de un adulto «hecho y derecho». Más allá del tiempo que había pasado en Azkaban, no era de tener actitudes muy maduras, así que decirle «haz lo que quieras» podría traer serias consecuencias.

Pero cuando lo pensó de nuevo, se dijo que su amigo no sería tonto como para dejarse atrapar y menos en su forma animal. Conocía los escondites del castillo y el que estaba debajo del Sauce Boxeador. Estaría seguro.

Ahora mismo, mientras estaba en su salón terminando de preparar todo para el día siguiente, se preguntó si realmente había tomado la decisión correcta. Sabía que los alumnos debían saber cómo defenderse de otras cosas y no bajar la guardia sólo porque Lord Voldemort ya estaba muerto. Ya no podía echarse para atrás y decirles a los estudiantes que iba a cancelar esa enseñanza. Además, sabía que Snape estaba en lo cierto al decir que todos debían saber lo mismo en cuanto a lo defensivo. De no ser así, no serían capaces de proteger ni a sus seres queridos ni a ellos mismos.

Hablando del Rey de Roma... Severus entró inesperadamente a su salón y por su sola expresión, Remus supo que no debía estar de muy buen humor. «Peor que de costumbre» sonaba mejor.

—Severus. Qué inesperado.

—Ni lo digas—bufó el moreno—. Escucha. No voy a darle vueltas al asunto, así que ponme atención.

—Está bien—asintió Remus, arqueando ambas cejas casi hasta la línea de su pelo.

—Harry será removido de la casa de sus familiares—reveló Severus, cortó y directo.

Remus quedó boquiabierto ante esas palabras.

— ¿Lo quitarán al final?

— ¿Qué acabo de decir?—espetó Snape—. Tras lo ocurrido con su horrible tía, los Dursley dijeron que no quieren saber nada de él. Debido a ello, accedieron a renunciar a su custodia con tal de no volver a verlo. Creo que ni las pensiones pueden con un odio tan irracional como el que ellos tienen.

Lupin asintió lentamente, aún sorprendido por la noticia, y exhaló con tranquilidad, dándose cuenta de que había estado reteniendo el aire casi desde que Severus entró de forma imponente a su salón.

—Venía a pedirte un favor—siguió Snape, hablando entre diente, demostrando que era complicado para él decir eso.

—Sí, claro, Severus. Lo que sea.

—Necesito que atormentes hasta el máximo a los Dursley, de forma que no se retracten cuando vayan a hacer que firmen los papeles. Tienes unos días para eso.

—Descuida. Ya había pensado en varias cosas. Ponerlas en práctica en un solo día será perfecto.

Severus asintió. Remus no había hablado con él sobre las cosas que hacía para con los Dursley cuando los atormentaba, pero él estaba convencido de que eran todo tipo de cosas. Desde levitación de objetos, transformaciones, apariciones, voces en sus cabezas, transportarlos a cualquier parte del mundo que fuese peligrosa y hacerles creer que estaban al borde de la muerte, etcétera. El licántropo le había asegurado que los parientes de Harry estaban en shock considerables y posiblemente, necesitarían algunas medicinas para poder firmar los papeles.

Snape se conformó con eso. Remus ya había hecho su parte, así que sólo quedaba que él visitara con Lucius Privet Drive y, luego de que firmaran, tener una palabra con ellos, aunque no necesariamente algo verbal.

—Espero que lo hagas bien. Esos monstruos tienen mucho que pagar.

—Está bien, Severus. Nadie se mete con mis seres queridos y sale libre.

Severus bajó la mirada y dejó encima de un pupitre una botella de licor que sacó de su túnica. Remus arqueó un poco las cejas y antes de que pudiese preguntar, Snape dijo:

—No he olvidado nada, pero debo admitir que realmente demostraste ser confiable, Lupin. Si podemos seguir así, quizás no sea tan terrible trabajar contigo.

Al terminar de decir eso, Remus tomó la botella y la examinó. Severus sabía que le gustaba mucho el licor, incluso más que el whisky de fuego. Había pensando que, cuando se lo dijo de forma casual ante su ofrecimiento de whisky y el hombre de negro había rodado los ojos y le pidió ese perdón sarcástico por no ser tan «fino» como él, no había sido realmente escuchado por Snape.

Suspiró suavemente al darse cuenta de que había logrado ganar un poco la confianza de Severus y ahora corría el riesgo de perderla nuevamente en su totalidad cuando supiese lo de Sirius. ¿Cómo se lo iba a explicar para que no lo odiara nuevamente?

—Te lo agradezco, Severus—exclamó Lupin, sonriéndole de la forma más genuina posible.

Sabía que Snape jamás sería capaz de devolverle el gesto, así que quedó más que conforme cuando éste hizo un gesto con la cabeza.

—Hay algo más que debo hablar contigo—siguió Severus—. Lo he pensado mucho y, en vista de todo lo que está pasando, creía que sería un buen momento para hablar con Harry sobre... Black.

— ¿En serio quieres hacerlo?—soltó Lupin, sorprendido—. Pero dijiste que sería un golpe duro.

—Ya lo sé. No digo de revelarle que es su padrino, sino de contarle un poco la historia de su familia con él. Ya van tres años que está en Hogwarts y todos saben su historia menos él.

—Bueno, tienes un buen punto—admitió Remus, suspirando—. ¿Cuándo deberíamos hacerlo?

—Después de las fiestas.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Al día siguiente, Remus estaba explicando nuevamente cómo era el hechizo Patronus y por qué era tan importante que lo supiesen. Los alumnos mayores aún no habían sido capaces de realizarlo, salvo por algunos pocos que lograron ver las formas que sus Patronus tenían, pero la gran mayoría no había tenido suerte. Algunos lo aceptaron y otros se quejaron bastante por no poder hacerlo.

Remus había intentado alentarlos, pero un grupo no se lo había tomado y se fue echando humo. El profesor suspiró y esperó hasta que llegaran los de tercero.

Luna había decidido volver a presenciar esa clase y Harry estaba bastante feliz por eso. Le gustaba pasar tiempo con ella. ¡Claro que con los demás también!, pero Luna era... Ni siquiera podía ponerlo en palabras simples. La rubiecita lo había mirado ni bien entró y le sonrió cálidamente, y luego repitió el gesto con sus otros amigos. Harry sintió una sensación extraña cuando lo hizo, pero se ahorró por completo sus comentarios.

Ron, sin embargo, lo notó y le dio un codazo amistoso mientras sonreía burlonamente y subía y bajaba varias veces las cejas.

Las burlas fueron cortadas por el mismo profesor cuando llamó la atención de varios alumnos que no dejaban de murmurar. Luego de que se callaran, Remus pasó a explicar que no debían confiarse sólo de un hechizo protector como el Patronus, por lo que pidió algunos voluntarios para que mostraran cómo iban en los ataques y defensas. Quería estar seguro de que podían dominar eso, ya que así podría resultar más fácil para la mayoría dominar el hechizo.

Harry recordaba el hechizo Reducto de su lucha contra el basilisco. Tanto Remus como los demás alumnos estaba sorprendidos de que los supiese, pero nadie dijo nada, en especial porque cuando realizó el hechizo, hizo estallar un muñeco que el profesor había puesto ahí justamente para la práctica. Harry decidió guardarse para él que el profesor Snape le había dado un libro con hechizos un poco avanzados y algunas ayuditas para saber cómo realizarlos. Los demás alumnos también demostraron lo que sabían: Ron dominaba bien el Diffindo, pudiendo cortar madera gruesa sólo al segundo intento, Hermione, al igual que Harry, lograba a la perfección Reducto, aunque en su caso sólo estalló una parte de un muñeco, algo que la hizo fruncir el ceño y mirar a Harry casi de forma analítica. Neville aún se mostraba un poco inseguro a la hora de lanzar hechizos de ataque, ya que sentía que podía dominar mejor la defensa, y entendiendo eso, Lupin le ofreció unirse a un pequeño grupo que tenía con otros estudiantes que presentaban los mismos problemas que él para los ataques; Neville se lo agradeció de corazón, esperando mejorar realmente.

Por otro lado, Draco y Luna sabían bastante de ataques y defensa, aunque ella prefería la defensa porque así evitaba lastimar a alguien, mientras que el rubio se mostraba orgulloso de saber diferentes ataques y poder realizarlos con mucha maestría.

Tras algunas pruebas más, Remus se puso al frente de todos y se decidió a realizar el encantamiento Patronus. Su mirada reflejaba pura concentración y todos se quedaron muy callados para no romper su casi trance.

Expecto Patronum—dijo con mucha claridad y un poco lento, asegurándose así de que todos pudiesen entenderlo.

A todos los alumnos les brillaron los ojos cuando vieron salir de la varita de Lupin un lobo plateado e imponente, que caminaba curiosamente alrededor de ellos. Harry y sus amigos se sorprendieron al ver la forma que tenía, ya que ellos no habían podido verla en el tren debido al Dementor. Ahora que podían hacerlo, debían admitir que era increíble. Hermione ya había leído con algunas compañeras sobre ese encantamiento, pero verlo era algo totalmente diferente. Y magnifico.

—Como ya mencioné clases anteriores y como ustedes han podido ver, este encantamiento es el que mostrará su guardián, el cual se genera a través de pensamientos o recuerdos alegres o positivos. Deben saber que es un encantamiento tan famoso como complicado, puesto que ni siquiera los magos y brujas más experimentados en hechizos y encantamientos han podido realizarlo.

— ¿Y cualquiera puede defendernos de los Dementores?—preguntó un chico del fondo.

—Por supuesto. Pero hay una leyenda que cuenta lo que puede ocurrir si un mago o bruja competente, pero indigno realiza este hechizo—contestó Lupin—. Y eso es que de la varita del mago pueden salir gusanos que devorarán su cuerpo por completo.

Todos hicieron muecas de asco ante eso y comenzaron a replantearse el querer hacer ese hechizo.

—No deben preocuparse. Estoy seguro de que nadie aquí tiene malas intenciones con el encantamiento. Pero como dije, es complicado de realizar, así que no deben desanimarse si no lo consiguen a la primera.

Debido a que ya tenían varios hechizos dominados, Remus decidió que los últimos minutos de clase serían apropiados y suficientes para que los estudiantes practicaran el encantamiento.

Todos se ubicaron con un margen de distancia considerable y comenzaron a intentarlo. Casi nadie logró hacerlo, por más que lo intentaban con fuerza. Draco sólo sostenía su varita entre ambas manos, sin saber bien qué debía hacer. Recuerdos felices o positivos... Claro que tenía, pero sentía que no eran suficientes, ya que muchos estaban opacados por otros no tan positivos.

—Draco—lo llamó Lupin, parándose a su lado—, ¿está todo bien? No lo has intentado aún.

—Es que...

Mientras él le explicaba su «pequeño problema», Neville y Luna se ayudaban mutuamente, dándose palabras de ánimo y diciéndose que lo lograrían pronto si no era en ese momento. Ron estaba bastante tranquilo y aunque se mostraba decidido, no se preocupó demasiado cuando no lo logró, sólo dijo que la próxima tendría más suerte.

Cuando Harry convocó el suyo, actuó como si fuese la primera vez que lo veía. Todos quedaron impresionados por lo que veían. Sus amigos lo felicitaron y los demás lo miraron con un atisbo de envidia. Hermione fue una de ellas. Aunque estaba feliz de que su amigo lo hubiese logrado, no entendía por qué ella no pudo hacerlo si todos los demás hechizos siempre le salían a la perfección.

Lo practicaría hasta que le saliera, no había duda.

Después de esa clase, Harry se separó de sus amigos para ir al aula de Pociones. Quería ver al profesor Snape y contarle cómo le había ido en la clase de DCAO. Antes de golpear, respiró hondo e intentó calmar su emoción. Quería contarle que había logrado hacer el Patronus nuevamente y que había sido el único que lo consiguió. Al golpear la puerta, ésta se abrió sola y Harry lo tomó como una señal para entrar.

Como siempre, todo estaba a oscuras y los pequeños faroles de la pared eran lo único que permitían divisar los asientos y la pizarra, además de los ingredientes y demás cosas. El profesor estaba sentado detrás de su escritorio, terminando de escribir algo en un pergamino. Harry se preguntó si era una calificación o una nota de otra cosa. Sabía que no sería educado de su parte preguntar, por lo que simplemente se acercó y tomó asiento casi al lado de su profesor.

Severus dejó de lado el pergamino y le puso total atención al joven. Él hizo la primera pregunta y escuchó atentamente cómo Harry le contaba, emocionado, que había logrado hacer el Patronus nuevamente.

— ¿Fuiste el único capaz de hacerlo?

— ¡Sí! Algunos estuvieron cerca, pero no lo consiguieron—contestó Harry—. No me da gusto que fallaran, pero no se siente mal que me reconozcan por algo que verdaderamente sé hacer.

Severus asintió muy lentamente. Harry jamás dejaría de impresionarlo. El James Potter que él recordaba se habría regocijado en todo lo que podía hacer bien o incluso a medias, pero siempre debía ser el centro de atención. El joven, por otro lado, se sentía aliviado de ser reconocido sólo por poder conjurar un Patronus y no por todo lo que le habían dicho que «hizo» cuando tenía un mísero año de vida.

— ¿Qué tal tus otras clases?

—Muy bien. Los profesores dicen que he mejorado bastante en lo teórico. Los libros que me dio realmente me ayudaron mucho—sonrió Harry, provocando un cálido sentimiento en el pecho de Snape—. Y me gusta mucho que el profesor Lupin esté ahora en el puesto de DCAO. Si Lockhart siguiera aquí, creo que habríamos muerto antes de tiempo.

—Creo que Dumbledore no hubiese permitido que volvieran al castillo hasta poder sacarlo de aquí—comentó Severus, arqueando una ceja.

—Creo que eso tiene más lógica—dijo Harry, pensativo.

—Por cierto, Harry, ¿cómo estás respecto al... otro tema?

Harry volvió la mirada hacia su profesor, tomado por sorpresa. Sabía que se refería al hecho de que podía convertirse en su guardián para fin de año o, con suerte, a principio del próximo. Dumbledore le había pedido que lo mantuviese en secreto por ahora, ya que podía convertirse en una polémica considerable si los demás alumnos se enteraban y hablaban con sus padres. Teniendo en cuenta que muchos eran trabajadores en el Ministerio, la noticia estaría en primera plana antes de que alguien pudiese pestañear. Debido a eso, Fudge había estado de acuerdo en mantener las cosas en secreto y prometió asegurarse de que los demás involucrados en el Ministerio también se callaran.

El joven no se había vuelto a preguntar cómo podían ser las cosas si el profesor Snape se convertía en su tutor. Pero tampoco se preocupaba demasiado. Dudaba muchísimo que fuese malo como había sido vivir con los Dursley durante doce años.

—Pues... estoy muy tranquilo—admitió, encogiéndose de hombros—. Después de lo que pasó con mi tía Marge, dudo que mis otros tíos quieran verme de nuevo, así que...

Severus notó que el tono de Harry, lejos sonar enojado o furioso, sonaba totalmente tranquilo, como si eso fuese algo totalmente casual.

— ¿Qué pensaste realmente de eso?

—Nada en particular—contestó Harry de forma inmediata—. No tenían reparo en demostrar que no me querían. ¿Está mal que me asienta aliviado por dejarlos, señor?—preguntó, sinceramente confundido.

—Para nada—contestó Severus, frunciendo el ceño—. Harry, esas personas ni siquiera merecen que las reconozcas como tus familiares. Sin contar la sangre con Petunia, no tienes nada de ellos. Así que si alguien te dice que los debes querer por ser familia, no le creas. La sangre no hace a la familia.

Harry sonrió de oreja a oreja por las palabras de su profesor. De no estar a cinco minutos de comenzar la clase, habría saltado sobre él para abrazarlo con fuerza. Conteniéndose lo más que pudo, le sonrió al hombre y se levantó para sentarse en el lugar que compartía con Ron.

Severus se aseguró de que aún faltaban unos minutos para que comenzara la clase y se puso de pie para acercarse al asiento de Harry.

—Harry, los Malfoy pasarán navidad conmigo, en mi casa—comenzó—. ¿Te gustaría estar con nosotros?

— ¡Me encantaría, señor!

Severus asintió una vez y dijo:

—Bien. Hablaré con ellos y les diré que tú y el profesor Lupin irán.

Severus volvió a su escritorio y poco después, los alumnos llegaron. Cambió el tono de su voz para usar el sedoso que hacía temblar a cualquier persona y mantener así el silencio en el aula. Aunque por fuera se veía increíblemente frío, por dentro se sentía feliz.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Unos días después, cuando los demás se fueron a la excursión, Harry les había pedido ayuda a Ginny y a los gemelos para encontrar a Hedwig, ya que no la había visto en todo el día y la noche anterior no había ido a verlo a su ventana como siempre lo hacía para asegurarse de que estuviese bien. Los pelirrojos se separaron y buscaron en cada rincón del castillo y les preguntaron a más personas que estaban ahí, pero nadie la había visto. Harry incluso le preguntó a Hagrid si no la había visto volar por ahí, pero el medio gigante dijo que ninguna lechuza pasó por su cabaña ni por el bosque.

Los cuatro acabaron encontrándose en el patio nuevamente.

—No pudimos encontrarla, Harry—dijo Ginny, desanimada—. Y nadie la vio tampoco.

—Y tu lechuza no es la única que está perdida—exclamó Fred, que parecía molesto.

— ¿Perdieron a Errol?—soltó Ginny, poco sorprendida.

—No. Pero el gato de Hermione...

—Nos robó un pergamino...

—Y no sabemos a dónde se lo pudo llevar.

— ¿Pensaban hacer trampa en un examen?—preguntó Harry, arqueando una ceja.

—Ay, claro que no—respondió George, agitando su mano—. Sólo era...

—Cállate—siseó Fred, pisándole el pie izquierdo.

— ¡Ay!—chilló George, devolviéndole el pisotón. Ambos comenzaron a perseguirse e intentar pisar al otro, olvidándose así de su hermana y amigo.

Ginny rodó los ojos y dijo:

—Ignóralos. Siempre les pasa.

—Está bien—contestó el moreno con cierta duda.

—Ven, sigamos viendo si podemos encontrarla. No pudo haber abandonado el castillo si tú estás aquí. ¿Por qué iba a dejarte?

—Creo que tienes razón. Ella jamás se iba a ningún lado ni dejaba a las demás lechuzas porque sí. Quizás sólo salió por más tiempo.

—Preguntemos a los profesores.

Mientras Fred y George seguían en la suya, los dos jóvenes les preguntaron a los profesores que aún seguían en el castillo. Filius dijo que no vio a ninguna lechuza pasar por su salón, así como tampoco había visto a ninguna salir de la lechucería en ningún momento. Madame Hooch dijo lo mismo y dado que ella casi siempre estaba en el campo de entrenamiento, habría visto algo. Sprout dijo que le pareció ver una lechuza blanca llevando algo en su pico, pero no había estado lo suficientemente cerca como para ver bien qué era. No tuvieron tiempo de preguntarles a Snape y Lupin, ya que Filch los encontró antes de entrar al aula de Pociones y la señora Norris ya los estaba esperando en el de DCAO. No tuvieron más opción que quedarse en la Sala Común de Gryffindor.

—No te preocupes, Harry. Aparecerá—sonrió Ginny, dándole una palmada en la espalda.

—Gracias por ayudarme, Ginny. Eres buena amiga.

La pelirroja sonrió y ambos se sentaron en el sofá delante de la chimenea.

— ¿Sabes? Ya no me siento mal por no haber ido a Hogsmeade—comentó él.

— ¿En serio? ¿Por qué?—preguntó Ginny, curiosa.

—Recibí buenas noticias y eso me ayudó mucho.

— ¿Qué noticias?

—No puedo decir aún—Harry sonrió socarronamente al decirlo.

— ¡Oye!

Ante eso, la pelirroja tomó un cojín cercano y comenzó a perseguirlo por la Sala, intentando pegarle en la cabeza por dejarla con la duda, mientras Harry corría y saltaba por encima del sofá y sillones. Algunos estudiantes mayores habían entrado y al ver la escena de los jóvenes se marchaban nuevamente de forma mecánica. Fred y George entraron y ni bien los vieron, se unieron a ellos. Percy trató un par de veces de detenerlos para que se comportaran según su edad, pero los cuatro juntos le lanzaron cojines para callarlo y que dejara de ser tan recto.

Afortunadamente, eso despejó a Harry de su lechuza perdida, aunque todos sabían que volvería a preocuparse con ella ni bien pararan.

Ninguno notó que Hedwig los estaba observando desde la ventana más alta. Sólo se quedó ahí un momento antes de volar hasta el Sauce Boxeador, aunque sin pararse en ninguna rama suya, ya que había visto a algunos pájaros explotar o ser golpeados por las mismas ramas si se posaban en alguna. Se paró en una roca cercana y ululó bastante fuerte. Un gran perro negro salió de debajo del árbol y Crookshanks llegó corriendo con el pergamino que le había quitado a los gemelos.

— ¿Estás segura de que no te vieron?—maulló el gato.

—Totalmente. Mi amo aún me busca, así que me gustaría atrasarme en esto lo menos posible—ululó Hedwig—. También lo extraño.

—Descuida. Cuando esto acabe, los dejaré en paz—ladró el perro—. Crookshanks, ¿estás seguro que eso es lo que buscamos?

—Vi a los dos pelirrojos usarlo antes. Si es lo que tú dices, ese profesor sabrá usarlo.

—En ese caso, debería hacer mi parte.

—Aún no, Hedwig—gruñó el perro—.Podrían verte y los gemelos recuperarlo y esconderlo de nuevo. Debemos esperar.

— ¿Y dónde dejo esto?—el gato comenzaba a impacientarse.

—Déjalo en el escondite debajo del árbol. Nadie lo encontrará y estará seguro hasta el momento de dárselo a Remus Lupin.

Cuando el gato se fue, Sirius miró a la lechuza y preguntó:

— ¿Cómo está Harry?

—Hasta ahora, bien. ¿Por qué tanta curiosidad por mi amo?

—Sólo preguntaba.

—El hombre oscuro se lleva bien con él. Parece tenerle cariño.

— ¿Hombre oscuro?

—Sí. El hombre que lleva una capa larga y viste siempre de negro.

Sirius gruño oscuramente, aunque Hedwig no se inmutó. Hizo algo parecido a rodar los ojos y exclamó:

—No lastimes a mi amo ni a sus amigos ni dejes que nada les pase. O te arrancaré los ojos con mis garras.

El perro levantó las orejas, sorprendido. Para ser una lechuza tan bella y tranquila, podía ser realmente fiera.

Crookshanks regresó sin el mapa un momento después, cada animal se fue por su lado. Hedwig aún no podía regresar con Harry, pero sí hacerle saber que estaba bien, así que decidió pasar volando por la ventana más cercana para que la viese y se quedase tranquilo, Crookshanks regresó a la habitación de su dueña y Sirius, habiendo memorizado muchos pasadizos y escondites del mapa, regresó a través de ellos a las habitaciones de Lunático.

Quedaba menos para que se supiese la verdad.

Continue Reading

You'll Also Like

806K 61.5K 65
La Nueva Casa De Harry / Autor original: Kbinnz / Traductor: Fadamaja ~Disclaimer: Los personajes son propiedad y autoría de JK Rowling y WB. Resumen...
207K 11.6K 19
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...
388K 42.6K 51
Harry se prepara para la última prueba del torneo de los tres magos. Sería una gran suerte que ningún otro problema surgiera, que los muertos siguier...
686K 88.9K 63
"Y si no eres el amor de mi vida diré que me equivoque de vida y no de amor" Cuando Izuku observó como Kacchan le decía que sería padre, supo que en...