Siempre contigo

By Lily-Bela

263K 27.1K 5.2K

¿Qué habría pasado si aquella horrible noche en el Valle de Godric, Lord Voldemort realmente hubiese muerto... More

Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Parte 2: Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Parte 3: Capitulo 1
3. Capitulo 2
3. Capitulo 3
3. Capitulo 4
3. Capitulo 5
3. Capitulo 6
3. Capitulo 7
3. Capitulo 8
3. Capitulo 9
3. Capitulo 10
3. Capitulo 11
3. Capitulo 12
3. Capitulo 13
3. Capitulo 14
3. Capitulo 15
3. Capitulo 16
3. Capitulo 17
3. Capitulo 18
3. Capitulo 19
3. Capitulo 20
3. Capitulo 21
3. Capitulo 22
3. Capitulo 23
3. Capitulo 24
Parte 4: Capitulo 1
4. Capitulo 2
4. Capitulo 3
4. Capitulo 4
4. Capitulo 5
4. Capitulo 6
4. Capitulo 7
4. Capitulo 8
4. Capitulo 9
4. Capitulo 10
4. Capitulo 11
4. Capitulo 12
4. Capitulo 13
4. Capitulo 14
4. Capitulo 15
4. Capitulo 16
4. Capitulo 17
4. Capitulo 18
4. Capitulo 19
4. Capitulo 20
4. Capitulo 21
4. Capitulo 22
4. Capitulo 23
4. Capitulo 24
4. Capitulo 25
4. Capitulo 26
4. Capitulo 27
4. Capitulo 28
4. Capitulo 29
4. Capitulo 30
4. Capitulo 31
4. Capitulo 32
4. Capitulo 33
4. Capitulo 34
4. Capitulo 35
Preguntas y respuestas

Capitulo 7

7.1K 714 92
By Lily-Bela

A varias semanas de lo ocurrido con el Troll, Severus supo que debía hablar con Lucius Malfoy urgentemente. Ya que no se había molestado en excusarse con Albus sobre no haberlo hecho antes, ahora debía hacerlo para informarle de un ataque que podría haberle costado la vida a su retoño. Sabía que el patriarca llegaría antes de que Dumbledore pudiese ofrecerle dulces de limón a alguien cuando leyera la carta. Y, obviamente, lo primero que iba a querer hacer era ver a Draco para asegurarse de que realmente estaba bien.

Entonces, pensó en su charla anterior con Albus, cuando le dijo directamente que no había encontrado la suficiente fuerza como para hablar con Lucius sobre Harry. Desde el comienzo de las clases, ya había sido insoportable tener que verlo y hablarle en muchas ocasiones como un alumno más; que lo era, sí, pero de verdad le hubiese gustado poder decirle que él lo había cuidado un tiempo cuando sus padres fallecieron.

Entonces, el viejo le dijo lo último que él quería escuchar de millones de cosas:

«Mi muchacho, sabes que siempre te he apoyado en esto. Pero ahora mismo, tienes que enfrentar esto con quien puedes considerar un amigo, porque estoy seguro de que él podrá serte más útil. Y para ello, debes dejar de lado tu miedo».

Recordó haber sentido que su ceño se frunció ligeramente cuando oyó la palabra con M. Entonces, al preguntarle de qué rayos estaba hablando, Albus suspiró con tristeza y concluyó:

-Tu miedo... a la pérdida. Y a la verdad.

Se estremeció en su asiento al pensarlo de nuevo. Por un momento, se sintió un idiota por permitir que aquello le afectara. Ahora mismo, debía centrarse en cumplir su promesa para el niño y la mujer que amó.

En fin. La carta que le había enviado a Lucius Malfoy no daba demasiadas vueltas para explicarle el asunto. De hecho, fue tan directo como cuando hablaba con él o con cualquier persona que tuviese delante. Lo que sí, fue más sutil para explicarle la situación de Draco con su Casa. Si la carta llegaba a manos de Narcissa, la mujer no tendría problema en arribar en el castillo para sacar a Draco de ahí a menos que le garantizaran seguridad máxima.

Se pasó una mano por la frente y miró por su ventana. Esperaba que la charla con Lucius no se atrasara o alargara demasiado. Le había dicho a Harry que podía cenar con él esa noche (con la excusa de que quería vigilarlo para que no se metiera en problemas) y no quería hacerlo esperar demasiado. Comenzó a sentir un peso extraño en el cuerpo. Sus hombros se tensaron un poco y su cabeza casi parecía ceder a su propio peso.

¿Lo peor? En las prácticas, había notado que Quirrell estaba mirando fijamente a los niños de forma... extraña. Madame Hooch estaba ahora con los ojos más pegados en ellos, sin querer que otro incidente se produjera y ese idiota del turbante parecía estar moviendo muy sutilmente los labios en dirección a ellos. Severus no perdió el tiempo apenas lo notó y se acercó peligrosamente a él, vociferando que qué diablos estaba haciendo. Quirrell soltó un gritito y se estremeció ante la fiera mirada de Snape. Tartamudeó una respuesta inútil y se fue a paso veloz, casi negándose a mirar atrás. Severus miró por la misma ventana que ese idiota y comprobó que todo estaba bien. Nadie estaba herido ni nada. Finalmente, sacudió la cabeza y siguió su camino.

De repente, el rugido del Flu atravesó su habitación y supo que Lucius había arribado en ella. Levantó la cabeza y apreció que el patriarca ya no mantenía su postura imponente y aspecto aristocrático que siempre tenía cuando lo visitaba. Ahora, parecía terriblemente estresado y unas ojeras bastante notorias estaban bajo sus ojos, que lucían muy cansados.

-Severus-dijo a modo de saludo, de forma apresurada.

-Lucius-contestó Snape, haciendo un gesto con la cabeza.

-Severus..., mi hijo... ¿Dónde está?

-Él está perfectamente bien. Está con Harry Potter y los demás niños. Por suerte, está entero.

Lucius sintió de golpe que podía respirar.

-Antes de la cena, tendrás tiempo de verlo-le avisó, haciéndole un gesto con la mano para que tomase asiento delante de él-. Y si quieres, puedes cenar con él. Creemos que sería lo mejor.

Lucius se sentó, sujetando la cabeza de su bastón con ambas manos como si fuese un soporte. Antes de continuar, Severus convocó unos vasos de cristal y whisky. Aunque no era el mejor momento, su amigo parecía necesitar algo fuerte para calmar sus emociones.

- ¿Qué dijo Narcissa?

-No lo sabe. Quiero esperar un poco para contarle-respondió el rubio, mirando hacia la nada-. ¿Qué rayos pasó? ¿Cómo pudo entrar una bestia así al castillo?

-Es la pregunta que nos hacemos todos-contestó Severus, luego de beber un poco de whisky-. Sin embargo, yo tengo una leve sospecha.

- ¿Por el tema de la piedra?

-Todos los profesores sabemos de eso, así que no me sorprendería si hay... un infiltrado.

-Pero el Señor Oscuro ya no está en este mundo-siseó Lucius, apretando el vaso en su mano-. ¿Por qué molestarse en esconder esa maldita piedra?

-Según Albus, no sería él quien la busca, sino alguien que sigue sus pasos. - Severus desvió la mirada y su ceño se frunció. Conociéndolo, Lucius supo que estaba molesto.

- ¿En qué pensaste?

Severus lo miró un momento y concluyó:

-No es importante.

Lucius pareció hasta ofendido por esa respuesta.

-Fue mi hijo quien casi muere por el ataque de un Troll, Severus.

-Y fueron tres Gryffindors quienes se arriesgaron por sacarlo del baño-exclamó entonces el moreno, sabiendo que él debía saberlo.

- ¿Y por qué estaba ahí y no en el banquete?

-Puedes preguntarle ahora mismo, si quieres.

Confundido, Lucius miró detrás de él y advirtió que su hijo estaba entrando junto con Harry. Los niños estaban hablando en voz baja y parecían tranquilos.

- ¡Draco!-exclamó Lucius en voz alta, dejando caer su bastón cuando se levantó, el cual fue atrapado por Severus.

Los niños se estremecieron ante esa profunda voz; una casi tan profunda como la del profesor Snape. Instintivamente, Harry se acercó a su profesor cuando el hombre avanzó hacia Draco. Severus, ahora de pie, le puso las manos en los hombros y le susurró que todo estaba bien.

Casi por inercia, Draco bajó la cabeza cuando su padre se acercó a él, creyendo que iba a regañarlo por lo que había pasado. Su padre tenía expectativas bastante altas en él, igual que su madre, pero papá podía ser más estricto y menos permisivo que ella.

Pero lo único que pudo sorprenderlo más fue ver a su padre hincar una rodilla delante de él y, en el mismo instante, abrazarlo con fuerza. Hasta estaba temblando. Conmocionado, Draco abrazó con fuerza a su padre y enterró la cara en su hombro, queriendo sentir esa sensación de seguridad que sólo él podía brindarle.

-No tienes nada-confirmó Lucius en voz baja cuando se separó de él, sujetando gentilmente el rostro de su hijo entre sus manos.

-Nos asustamos mucho-fue lo único que pudo decirle.

Lucius se puso de pie, manteniendo a su hijo cerca, y miró a Severus, que aún mantenía sus manos sobre los hombros de Harry, y éste sólo asintió con la cabeza.

-Sobre... el otro asunto...-comenzó Lucius, dudoso. Sabía que aún tenía eso pendiente con su amigo.

Severus suspiró, un poco resignado, y dijo:

-Ve a cenar con él, Lucius. Ahora mismo, creo que ambos lo necesitan.

-De acuerdo-accedió el rubio mayor, sin querer discutir. Ya tendría tiempo más tarde para hablar con él-. Dragón, dejemos que el profesor Snape esté con Harry, ¿sí?

-Sí, padre-asintió el niño, despidiéndose de Harry con la mano.

-Nos vemos después, Draco-dijo Harry-. Y si ves a Luna, dile que mañana la veré en el desayuno. Puede estar con nosotros, si quiere.

-Está bien.

Los dos rubios salieron y Severus le hizo un gesto a Harry para que tomase asiento; hizo una nota mental para recordar devolverle el bastón a Lucius. Ya debían cenar. Unos elfos trajeron platos y bebidas para ambos y luego se marcharon con una reverencia. Harry no pudo evitar una expresión de sorpresa cuando vio a las pequeñas criaturas. Eran verdaderamente extrañas y hablaban en tercera persona. Además, al igual que los alumnos, parecían tenerle mucho respeto al profesor Snape. Harry había notado que, si incluso esos extraños elfos le temía a su profesor, Snape no les había hablado mal ni los había mirado feo; de hecho, ni siquiera los miró. Sólo les dio unas órdenes y cuando cumplieron, dejó que se fueran como si nada.

Ya ni siquiera Ron decía cosas del hombre. Hasta dijo que, pese a ser bastante cruel en sus clases, no creía que fuese el único en siglos, así que lo mejor que podía hacer era ignorar su mal carácter.

Durante la cena, Snape notó que, mientras que a él le faltaba un cuarto de plato para acabar, el niño delante de él apenas iba por menos de la mitad. Notó que encima comía pequeños bocados y hasta masticaba con total lentitud. Ni siquiera había levantado la cabeza desde que se sentaron. Pensó en los Dursley y tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no clavar el tenedor en la mesa, imaginando que eran ellos.

-Harry, no has comido casi nada-se atrevió a decir.

El niño se tensó ligeramente y miró de reojo al profesor.

-No tengo mucha hambre, señor-contestó en voz baja-. Nunca fui de comer mucho.

-Está bien-asintió Severus, exhalando ligeramente-. ¿Tus tíos lo saben?-preguntó luego, esperando que el niño se lo dijese directamente.

-Hmm... Sí, señor. Pero nunca me dijeron nada-dijo Harry, ahora mirándolo-. Mi primo siempre comió mucho y es bastante... grande. Supongo que... no querían que me pusiera igual.

- ¿Lo mencionas aun cuando te dije que las cosas que hicieron contigo estaban claramente mal?

-Pero pensé... que si lo hacían tan seguido, ¿no sería entonces un estilo de vida?

Entonces, Snape se encontró doblando su tenedor por la mitad.

-Hablemos de otra cosa-pidió con fuerza, negándose a ceder a su ira. Sabía que debía tener paciencia, pero no era fácil para... alguien como él.

-Sí, señor.

Al final, se quedaron hablando sobre las clases de Harry y cómo había sido para él adaptarse a su nueva escuela. El niño dijo que, al menos, había podido hacer amigos, porque en su anterior escuela, nadie se acercaba a él, no porque no quisieran, sino por el miedo que le tenían a su primo. Luego, le contó que Luna había estado mucho con él y que habían estado juntos cuando Hermione se encerraba en la biblioteca para leer, Ron se quedaba con sus hermanos y Draco se iba con los demás de primer año. Agregó además, sobre las clases, que una de sus preferidas era Encantamientos. El profesor Flitwick era realmente paciente con sus alumnos, así que jamás se sentía presionado con él.

Desde que había comenzado en Hogwarts, Harry se había sentido bastante suelto. Pese al hecho de que no le gustaba estar entre demasiadas personas todo el tiempo, el hecho de poder pasar tiempo con sus amigos era lo mejor de todas las semanas. Y el que los profesores no lo regañaran directamente a él cuando algo pasaba como si fuese por pura inercia hacía que, poco a poco, se sintiese con un poco de confianza.

Y ni hablar de Hagrid. Harry no tenía problemas en decir que era la persona más amable que hubiese conocido. No sólo por haber ido directo a buscarlo cuando sus tíos siguieron rechazando las cartas de Hogwarts, sino también porque hubo días en los que lo invitó a su cabaña tomar el té. Y siempre recibió a los amigos que llevaba. Y era realmente divertido cuando soltaba su «no debí decir eso» cuando revelaba algo que no debía.

Snape esperó que una de esas cosas no fuese lo más importante.

Severus, recordando lo dicho anteriormente sobre «sentirse presionado», le preguntó si alguna vez se había sentido así con algún profesor (omitiéndose a sí mismo) y, sorprendentemente, Harry le dijo que el único profesor que lo hacía sentir un poco incómodo era Quirrell.

- ¿Por qué él?

-Bueno, además de su tartamudeo que descoloca un poco, aunque no creo que sea su culpa, hay veces en que habla y parece perderse e irse por las ramas con cosas que nada tienen que ver.

- ¿Por ejemplo?

-A veces empieza hablando de un tema de su clase y luego parece comenzar a hablar de forma enic... enig...

- ¿Enigmática?

-Sí, eso creo que es.

- ¿Qué dice?

-Cosas sobre el bien y el mal, su inexistencia y cosas así. Es realmente extraño. A mí y a mis amigos nos da miedo a veces. Incluso Hermione dijo que preferiría no acercarse si no es para las clases.

- ¿Pasó algo más con él, Harry?-siguió Severus, esperando que el temblor en su voz pasara desapercibido por el niño.

-Cuando estoy con él y lo miro a los ojos... siento como si me hablara a través de la mente. Una vez creí que había dicho «sigue aquí» y «tú lo destruiste»-concluyó con la voz contraída.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Lucius y Draco habían terminado de comer y ahora Lucius estaba parado delante del escritorio donde antes había sentado a su hijo para tenerlo cara a cara. No iba a negar que seguía muy preocupado por él, al igual que Narcissa lo estaría cuando supiese lo que había pasado al regresar de su salida con una vieja conocida para hablar de «asuntos familiares». Su hijo había estado bastante callado durante la cena, cosa que le advirtió que algo pasaba. Draco siempre les enviaba cartas contándole lo genial que estar en Hogwarts y con otros niños magos. Ahora, sin embargo, no había dicho demasiado de eso, sólo un poco de su grupo de amigos, algunas clases, pero sin mencionar a sus compañeros de Casa ni nada relacionado.

Supo que no podía dejar pasar el tema, así que ni bien acabaron, ordenó a los elfos que se llevaran todo y se acercó al niño con pasos firmes, pero no de forma autoritaria. Por inercia, antes de cargarlo, estuvo por apoyar su bastón contra un muro, sólo para darse cuenta que no lo tenía. Oyó una risita ahogada y miró a su hijo con una sonrisa burlona y una ceja arqueada. Draco bajó la cabeza, aunque sin dejar de sonreír. Finalmente, Lucius lo tomó por los brazos y lo sentó en el escritorio.

- ¿Aún te duelen los raspones?-preguntó antes que nada, arremangando delicadamente la manga derecha para comprobar cómo estaban.

-Casi nada. Suelen picarme un poco, pero ya no me arden-contestó Draco, mirando el mismo lugar que su padre.

Lucius se quitó uno de los guantes y tocó delicadamente la parte raspada, provocando que Draco jadeara ligeramente. Lucius le mesó el pelo y volvió a bajar su manga. Por lo menos, no parecía infectado, aunque se aseguraría de que Draco siguiera viendo a Poppy, sólo por si acaso.

-Bueno, al menos parece mejorar. Creo en unos días, ni siquiera tendrás la marca. - Lucius le sonrió a su hijo y él le devolvió el gesto; realmente eran parecidos, no sólo físicamente, hasta cierto punto. Volvió a colocarse el guante.

Sin embargo, al pensar en la carta de Severus, su gesto cambió lentamente.

-El profesor Snape dijo que habías estado en el baño durante todo el día antes de que ocurriese el ataque. ¿Ocurrió algo para que no quisieras ir?

-Yo... Ehh... -dudó Draco, sin saber si sería buena idea decirle a su padre-. Tuve algunos problemas con mis compañeros de Casa.

- ¿Problemas que hicieron que te quedases en el baño llorando?-preguntó suavemente, transmitiéndole su confianza.

-No fue para tanto, creo. Dos chicos de primer año dijeron que me darían una paliza, pero sólo hablan y jamás hacen nada. Son bastante torpes-se apresuró a contar.

Pese a ello, Lucius captó la preocupación y miedo en la voz de su hijo. Incluso sabiendo y recordando las cosas que Abraxas le había enseñado sobre la crianza, él simplemente no pudo ignorar el instinto que le avisó que Draco lo necesitaba más que nunca. Por un momento, vio el rostro disgustado de su padre, que le recriminaba el no regañar al chico por lo que en su tiempo llamó «falta de valentía y astucia». Conteniendo el querer sacudir la cabeza, encerró a su padre en lo más profundo de su mente y se centró en Draco.

-Hijo, Severus me escribió que nunca hablaste con él y que ignorabas los consejos de tus amigos para hacerlo. ¿Por qué lo hiciste?

-Creí que podría manejarlo y que... no los decepcionaría.

Instintivamente, cuando vio el ceño fruncido de padre, pero con ojos sorprendidos, Draco bajó la cabeza, posiblemente esperando un regaño.

Por su lado, Lucius quedó... consternado. ¿Decepcionarlos? ¿Por no enfrentarse a unos tontos que probablemente le doblaban el tamaño y con él recién aprendiendo hechizos de defensa? De golpe, se sintió como un idiota por haber transmitido eso a su hijo, pero aún así, no se sintió capaz de decirlo, aunque de verdad quería hacerlo.

En su lugar, le pidió que bajara del escritorio y cuando lo hizo, él se sentó en una silla y con un ademán, le dijo que se acercara. Cuando tuvo al niño cerca, lo sentó en su regazo y le apoyó la cabeza en su hombro, mientras el pequeño rubio se aferraba a su túnica.

-Dragón, sabemos que nunca nos vas a decepcionar. No hace falta que cargues con eso, y menos en tu primer año en Hogwarts. Tu madre y yo sólo queremos que, además de aprender aquí, puedas pasar un buen año.

- ¿Incluso siendo amigo de tres Gryffindors y una chica de Ravenclaw?-murmuró el niño.

-Debes olvidar lo que hizo tu abuelo en sus tiempos, incluso si ahora nuestro nombre está manchado por... su error. En tiempos como estos, no nos podemos permitir ser demasiado orgullosos, porque valen mucho las relaciones que tengamos-separó un poco al niño para mirarlo-. ¿Me entiendes?

-Sí, padre-asintió Draco, mientras su expresión dejaba ver lo agobiado que se sentía en ese momento. Lucius volvió a apoyarlo contra su hombro.

-Puede llegar a ser bastante complicado, Dragón. Los prejuicios contra Slytherin no deben afectarte por lo que tu abuelo haya hecho. O incluso... lo que yo haya hecho-terminó sombríamente.

-Entiendo.

Mientras escuchaba el rítmico sonido del corazón de su padre, Draco comenzó a sentirse adormecido. Se acurrucó más contra él y fue cerrando los ojos, sintiendo sólo que Lucius le besaba la frente antes de levantarse con él en brazos.

Continue Reading

You'll Also Like

47.8K 2.2K 37
Jeon Jungkook, un chico muy desagradable, y fastidioso, un poco cruel y malévolo, hace que millones de chicas le teman, y otras que babearan por el...
156K 17.1K 24
"Sin resurrecciones" ***ERROR*** El dios de las mentiras ha vuelto, pero es solo un bebé. Ahora ha visto en Thor a su nuevo héroe. El dios del true...
358K 44.7K 31
Harry Potter ya no tiene nada que dar. (Y todo porque la Muerte hace algo absolutamente estúpido a espaldas de Harry.) O; Harry muere y se despierta...
9.3K 964 8
Severus Snape nunca creyó que podría confiar en alguien, nunca creyó que podría amar. Pero dos chicos cambian su mundo, lo dan vuelta, lo transforman...