ARDER EN LIBERTAD

Door ElizabethBermudez156

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"Besar su piel me sabía a vida, en sus manos alcanzar el cielo y encontrar libertad." Jessica Giovanna Blosso... Meer

DEDICATORIA.
UNO.
DOS.
TRES.
CUATRO.
CINCO.
SEIS.
SIETE.
OCHO.
NUEVE.
DIEZ.
ONCE.
DOCE.
TRECE.
CATORCE.
QUINCE.
DIECISEÍS.
DIECISIETE.
DIECIOCHO.
DIECINUEVE
VEINTE.
VEINTIUNO.
VEINTIDOS.
VEINTITRES.
VEINTICUATRO.
VEINTICINCO.
VEINTISEIS.
VEINTISIETE.
VEINTIOCHO.
VEINTINUEVE.
TREINTA.
TREINTA Y UNO.
TREINTA Y TRES.
TREINTA Y CUATRO.
TREINTA Y CINCO.
TREINTA Y SEIS.
TREINTA Y SIETE.
TREINTA Y OCHO.
TREINTA Y NUEVE.
CUARENTA.
CUARENTA Y UNO.
CUARENTA Y DOS
CUARENTA Y TRES.
CUARENTA Y CUATRO.
CUARENTA Y CINCO.
CUARENTA Y SEIS.
CUARENTA Y SIETE.
CUARENTA Y OCHO.
CUARENTA Y NUEVE.
CINCUENTA
CINCUENTA Y UNO.
CINCUENTA Y DOS.
CINCUENTA Y TRES.
CINCUENTA Y CUATRO.
CINCUENTA Y CINCO
CINCUENTA Y SEIS.
CINCUENTA Y SIETE.
CINCUENTA Y OCHO.
CINCUENTA Y NUEVE.
SESENTA.
SESENTA Y UNO.
SESENTA Y DOS.
SESENTA Y TRES.
SESENTA Y CUATRO.
SESENTA Y CINCO.
SESENTA Y SEIS.
SESENTA Y SIETE.
SESENTA Y OCHO.
SESENTA Y NUEVE.
SETENTA.
SETENTA Y UNO.
SETENTA Y DOS.
SETENTA Y TRES.
SETENTA Y CUATRO.
SETENTA Y CINCO.
SETENTA Y SEIS.
SETENTA Y SIETE.
SETENTA Y OCHO.
SETENTA Y NUEVE.
OCHENTA.
OCHENTA Y UNO.
OCHENTA Y DOS.
OCHENTA Y TRES.
OCHENTA Y CUATRO.
PENÚLTIMO CAPÍTULO.
ULTIMO CAPÍTULO.
EPILOGO.
Agradecimientos y Nueva temporada!

TREINTA Y DOS.

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Door ElizabethBermudez156

—Despierta, cielo. —La voz de papá me quitó de mis sueños. Él me sonrió con cariño cuando lo miré.

—¿Qué hora es? —

—Siete.

Jadeé cubriéndome con las sabanas.

—Nos vamos, debes bajar. Ethan y Harry están abajo esperándote. —Su voz sonaba tan cansada que me apenó, odiaba los viajes y antes de hacerlo él ya se sentía cansado.

—Está bien. —Suspiré. El día anterior la habíamos pasado genial en familia, de pronto el peso de una semana completa con toda una familia tan numerosa se había esfumado y para entonces había olvidado que se irían esta misma mañana. Harry había dejado de venir tan seguido para evitar todo tipo de disgustos con mi prima, lo que aprecié mucho.

Noté que las cosas de mis primas ya no estaban en mi habitación, y tampoco las de Mati. Tomando fuerzas me levanté.

—Te espero abajo, hija. —Me dijo antes de irse, pero en ese mismo instante entró Sol.

—¿Cómo amaneciste? —Me preguntó, sentándose en la orilla de mi cama mirándome sonriente.

—Bien ¿y tú? —

Me concentré en buscar ropa, pero realmente estaba muy dormida y no quería bajar.

Suspiré poniéndome mi bata de seda para ir al baño.

—Bien... Extrañaré a Harry. Es una lástima que durante estos casi diez días no pude conseguir nada de él. —Suspiró. Me adentré al baño y lavé mi rostro. Ya me había acostumbrado a ella y su insistencia en enamorarlo, me acostumbré a conllevar esa semana sin alterarme, de todas formas, Harry al reducir las visitas había hecho más tolerable la situación.

Lavé mis dientes arreglé un poco mi cabello y salí del cuarto.

—¿Crees que me extrañará? —

—Seguro que sí. —Asentí. Ella me sonrió, de seguro le había comenzado a gustar en serio, quitando lo insoportable que se volvía la mayoría del tiempo.

—¿De verdad saldrás así? —Se rió, mirándome.

—No estoy tan mal. —Murmuré, mirándome al espejo. —Son las siete de la mañana Sol, no quiero arreglarme.

—Hay un moreno y un castaño precioso esperándote allí afuera ¿y tú saldrás de bata, descalza y sin arreglarte? —

—Si... —Me reí. Tomé un poco de labial y me humedecí un poco los labios con él para darle un poco de color.

—Agradece que no eres horrible y puedes andar por la vida sin maquillaje.

—Eso sonó cruel para quienes acostumbran a usarlo. —Comencé a reír. —Tú lo usas y tampoco eres "horrible". —

—No me gusta estar sin él... —Se miró los labios en un pequeño espejo de bolsillo y luego lo guardó en su bolso. —Solo te dejaré bajar así porque esa bata es jodidamente sexi. —

—¿Qué? —Volví a mirarme en el espejo. —Mejor me cambiaré...

—Nada de eso... vamos. —Me arrastró hasta las escaleras y juntas bajamos, sin más opciones.

—Buen día. —Saludé a mis familiares que revisaban sus bolsos buscando que todo esté en su lugar. Sus miradas se posaron en mí y todos sonrieron, fue extraño. Quizás no esperaban que este día me encontrara tan tranquila.

—¿Dónde está Lou? —Le pregunté a Michael.

—Está durmiendo. —Respondió inseguro. —Tus padres ya fueron a despedirse, pero dudo mucho que ella luego lo recuerde. No sé si sea bueno de ese modo, me inquietó porque sé que queda bajo tu cuidado y quizás comiencen mal los cinco meses solo porque tal vez crea que tus padres no se despidieron de ella.

—Gracias. —Solté un suspiro.

—Buen día pequeña. —Me saludó Chad sonriéndome junto a su novia.

—Buen día. ¿Ya están listos? —

—Si... Debes estar aliviada de que éste escuadrón se vaya de aquí. —Soltaron una risa ambos.

—Quizás un poquito. —Les sonreí. —Pero me gustan sus visitas. —Confesé esta vez en serio.

—Espero que estos cinco meses sin tus padres no sean tan difíciles para ti. —Lore me miró con tristeza.

—Descuida, serán más fáciles que con ellos aquí. —Bromeé. Ellos soltaron una risita.

—Cielo tus padres están esperándote en la sala. ¿Qué haces aquí? —Mi tía me señaló el camino, como si no lo conociera. Asentí y cuando atiné a irme me dio una nalgada.

—¡Tía! —La regañé, todos comenzaron a reír.

En la sala me encontré un desorden tremendo, mis primitos más pequeños estaban listos pero dormidos en los sofás junto a todos los bolsos ya hechos, por otro lado, mis padres como en cada viaje se veían nerviosos.

Harry hablaba con Ethan, ambos estaban recargados en una pared cerca de los sillones porque se veía claramente que en cualquier sitio que te ubicaras molestarías.

—Buen día... —Hice presencia.

—Hija... —Papá quitó los ojos de mamá y me analizó. —Dije que te alistaras. —Me sonrió.

—Nadie en su sano juicio está listo a las siete de la mañana... —Me crucé de brazos sonriendo. Miré a aquellos dos hombres que me analizaban con atención, me percaté que ambos lucían bien las siete de a la mañana.

No me sorprendía de Pierce, pero me maravilló lo precioso que se veía. Ethan no vestía con su uniforme, al contrario, vestía de Sport. Ambos me sonrieron de una manera bonita.

Ethan le murmuró algo a Harry y luego comenzaron a reír. Me agradó la idea que durante estos meses pudieran llevarse bien.

—Mamá... —La llamé, no volteó a verme. Ella extrajo un papel de su bolso y luego con ello en mano pasó por mi lado para así irse.

Miré el suelo, incrédula.

Me senté frustrada sobre el sofá, pero como no había lugar caí sobre un bolso.

—Déjala ya te extrañará y ese será su merecido. —Me dijo papá, cansado también de su comportamiento. —Por el amor de dios ¡Se nos irá el vuelo! —Exclamó mi padre rebuscando entre sus cosas.

—¿Qué buscas? —

—Mi pasaporte, creí que lo guardé, pero se ve que no es así. Lo vi, por algún lado sé que lo vi.

—Hasta ayer estaba en la cocina, dentro la alacena. Me extrañó que lo dejaras ahí. —

—Esa fue Lou. —Me sonrió algo angustiado. —Gracias hija. —Y se fue a su búsqueda.

Cuando mamá volvió a entrar volví a hacer un intento más...

—Me dijeron que no despediste correctamente a Lou, ella despertará y no lo recordará. Me gustaría que se acerquen a ella de nuevo y se encarguen de que esté consiente cuando vuelvan a despedirse... —Le pedí.

—Dile que ya lo hice. —

—Mamá... ya hicieron eso una vez y fue horrible, creyó durante todo el mes que estuvieron afuera que no quisieron saludarla, no vuelvas a hacerlo. —

—Jessica... ¿Te crees capaz de controlarla y cuidarla sola? Comienza con eso. —

—¡No mezcles las cosas! Sabes que no tiene que ver con eso. —

—Solo dile que lo hice y punto. No hay más tiempo. –

—Genial, okey. No esperes que te reciba con los brazos abiertos cuando vuelvas. —Quise irme, pero el cuerpo de papá entrando a la sala me detuvo y me llevo de vuelta a mi lugar. Suspiré.

—Estoy listo. —Tomó aire acercándose a aquellos chicos que entretenidos oían con atención lo que sucedía en casa. Papá me indicó que me acercara. —El dinero está en mi oficina, en la caja fuerte. Ethan y Harry saben la clave, pídeles a ellos cualquier cosa. —Comenzó, mirándome. —No hurgues. —Me advirtió. Sonreí inocente.

Hurgaba en esa oficina cuando era pequeña.

—Bueno, ustedes ya saben que para lo que necesiten sacarán de allí. —Ellos asintieron.

—Aquí tienes tu tarjeta de crédito, cualquier problema hablas con la compañía. —Me extendió una American Express, y otra de débito. —Y la de tu hermana. —Me extendió otra, pero a mi nombre. —Jessica no abuses, no abusen. Contrólenlas. —Los señaló ésta vez a ellos.

Las dejé junto a mi celular sobre una mesita en un rincón y volví a ellos.

—Ethan anota. —Continuó, apresurado. El moreno buscó el celular y anotó el código del sistema de seguridad de casa. —Confío en ti, cualquier inconveniente o problema marcas a Harry y en un caso extremo me marcas a mí. —

—Estarán bien. —Respondió el, lleno de confianza.

—Ustedes se organizarán con los horarios de cada una. Ethan, los días que no puedas quedarte por la noche Harry lo hará. —Él asintió. —Está prohibido que William entre de nuevo a esta casa. —Nos miró con determinación a todos. —Encárgate de la orden de restricción lo antes posible, por favor. —Volvió a decirle al moreno.

—Está en trámite, no se preocupe.

—Tampoco quiero ningún club nocturno. —Papá me señaló. —Me enteré que la señorita visita algunos en la ciudad, en un caso muy muy especial pueden dejarla salir. Pero será decisión de ustedes. —Abrí la boca, incrédula.

Miré a Harry, él sonrió divertido. Y Ethan ya reía, negando.

—Harry... —Soltó todo para luego suspirar y acercarse. —Te dejo lo más preciado que tengo en tus manos, mis finanzas. Por favor cuídalas mucho. —Lo miré de golpe, escandalizada. Los tres estallaron en risas mirándome. Me crucé de brazos, suspirando mientras negaba. Papá riendo volvió a Harry, poniéndose serio. —Cuida a mis niñas, Harry, son horribles pero muy en el fondo son buenas. Confío en ti, sé que lo harás de maravilla. —Le dijo angustiado y luego lo abrazó. —No les quites la mirada de encima. —

—No te preocupes, Christian, estarán bien. —Le dijo él, con una linda sonrisa.

Papá se aproximó para abrazarme con fuerzas.

—Cuídate cielo, obedece en lo que te digan. No lo hagas difícil. —

—Lo intentaré. —Asentí, ganándome su risa. —Espero que les vaya bien en el viaje, papá, cuídense mucho. —

—Gracias hija. —Inspiró profundo. —Trata de disfrutar este tiempo, aunque talvez te resulte difícil. Sé que podrás. —Besó mi frente y luego se alejó cuando toda mi familia vino a despedirse de mí y Harry, saludando también a Ethan...

Mi primo y su esposa vinieron a saludarme, él me dijo que me comportara y que me cuidara, y luego Lore me abrazó con fuerza. —Eres adorable, preciosa. Me gustó mucho pasar tiempo contigo. —Me sonrió. Ella se acercó a mi oído. —Suerte con el castaño. —Susurró, dejándome boquiabierta. ¿Qué diablos había hecho mal? ¿Tan obvio era? Ella comenzó a reír y se alejó para que mis tíos pudieran saludarme.

—Mi prima bella. —Michael y Sofi se adelantaron para abrazarme. —Te extrañaré. —Continuó Sofi.

—También yo, procuren venir pronto. —No quería que ellos se fueran. Su compañía había sido muy bonita.

—¿Acaso a mí no me invitarás a venir pronto? —La voz de Sol logró separarnos. —Siento que están desincluyéndome de la primandad. —Estaba cruzada de brazos mirándonos ofendida.

—También te extrañaré. —Le dije, abriendo mis brazos para ella, ella me abrazó con fuerzas. –Nadie jamás podrá agotar mi paciencia como tú. —Aseguré sonriendo, mi familia completa rió, incluso ella.

—Pues en eso jamás nadie me superará. —Besó mi mejilla y se alejó.

—Mi sobrina, mi bonita, mi nena. —Mi tía Alicia tomó mis manos. Me abrazó, acurrucándome contra ella. —No quiero que estés triste, te veo a ti y te muestras fuerte pero tus ojos están llenos de tristeza. Tú eres valiente, tu puedes contra el mundo, solo aléjate de lo que no sea sano y te provoque angustia. —Me susurró, debilitándome, necesitaba eso, que una voz materna actúe como tal y me diga que yo podía con eso, que podía contra el mundo. —Pronto verás que comenzará a marchar todo como debe ser. Recuerda que eres tú la dueña de tu destino. —Me sonrió acariciando mi mejilla.

—Gracias Tia Alicia. —Ella limpió mis lágrimas y besó mis mejillas estruendosamente. —Muchas gracias. —Susurré. Ella me sonrió. Pronto mi tío la apartó y me estrujó en sus brazos, haciéndome reír.

—Cariño, cuídate mucho, tesoro. —

Finalmente los acompañamos a la puerta.

Para concluir y cambiar la semana fracasada, Sol, fue rápidamente a los brazos de Harry y lo robó un rápido beso, soltando una risa histérica, que terminó por hacerlo reír.

Suspiré.

—Sé que volveré a verte. —Le dijo ella, mi padre los miraba divertido.

Fui por última vez a besar la mejilla y las manitos de Mati, él despierto pedía que lo alzara, pero si lo hacía no podría soltarlo. Mientras se alejaban le arrojé besos, haciéndolo reír.

Papá a mi lado inspiró profundo mirándome.

—Adiós hija, cuida a tu hermana. Y a ti. Volveremos pronto. —Besó mi frente. Asentí. Y entonces toda esa gente se marchó. Esperé hasta el último segundo a que mamá volteara para, aunque sea darme un beso en la mejilla, pero no fue así.

Cerré la puerta con molestia y golpeé mi frente recargándome en ella.

Cuando recuperé mis fuerzas volteé y los vi, ahí a los dos de pie mirándome. Bostecé y me dirigí a mi habitación.

—¿Dónde crees que vas? —Me dijo Ethan, haciéndome voltear.

—¿Disculpa? Son las ocho de la mañana. —Señalé la dirección en las escaleras...—Iré a dormir. ¿Crees que con la pinta que traigo planeo continuar despierta? —Pierce soltó una risita.

—No, ven aquí. —Caminó hasta la sala, pretendiendo que lo siguiera.

—¿Y éste quien se cree? —Le susurré a Harry.

—Tu niñero. —Me susurró burlón. —Esto también es nuevo para mí. —Continuó, y recordé todo lo que le había dicho a mamá. Lo miré mal, aun cuando me miraba divertido. Él besó mi frente para compensarlo. Fuimos juntos detrás del moreno.

—¿Estas impidiéndome dormir? ¿Así quieres empezar bien nuestra relación? —Le discutí al moreno. Él sonrió.

—Prometiste algo. —

Refregué mis ojos intentando recordar.

—Ayúdame, no puedo. Tengo sueño. —

—Que sucedió con William. —

—¡Ah! Pregúntale a Harry. —Señalé al castaño, intentando irme.

—No lo haré. —Me miró éste, sin pizcas de querer facilitarme las cosas. —Hazlo tú.

Suspirando me arrojé boca abajo en un sofá.

—Estoy esperando... —Lo oí.

Diez, diez minutos de mi tiempo hablé de William, pero eso no fue suficiente para él y prosiguió por comenzar a preguntarme aún más cosas.

—Una vez hecha la orden de restricción tienes que saber que ya no podrá acercarse, ni siquiera para hablar contigo. Ni siquiera un mensaje de texto tiene que haber de por medio. —Concluyó, sin humor. Me miraba de brazos cruzados y de pie.

—Lo sé, él también lo sabe. —Asentí... —Pero prometiste que recibiría su ayuda. Él cuenta con eso. —

—Y lo haré, pero primero terminaré con lo tuyo, con lo que tú necesitas. —

Asentí.

Mientras ellos continuaban con el tema aproveche para cerrar mis ojos y dejar mi mente lejos.

Pero cuando los abrí me di cuenta que había dormido por horas, no quería moverme, estaba plácidamente cómoda, pero me di cuenta que alguien estaba mirándome y de una forma que no me dejaba seguir en lo mío, así que busqué su destinatario.

—¿Qué miras, Pierce? —Pregunté arqueando una ceja, mirando con gracia a quien inocente y divertido sonrió intentando ocultar que segundos atrás su mirada estaba en mi trasero.

—Lo siento. —Me dijo riendo. Miré mi cuerpo, verificando que todo estuviera oculto por la bata y al descubrir que así era sonreí. —¿Cómo estás? ¿Qué tal esos sueños? —

—Pues de maravilla. —Me senté. —¿Qué hora es? —

—Son las.... —Miró su muñeca, donde adornaba un reloj negro. —Diez. —

—¿Y Ethan?

—Se fue a...—Él se puso de pie, aproximándose a mí. —No lo recuerdo, dejé de oírlo luego de que tú me desconcentraste.

—Estaba durmiendo. ¿Cómo pude hacerlo? —Me reí.

—Mi mente está en ti la mayor parte del tiempo. Se vuelve algo molesto. —Me sonrió. Se sentó junto a mí, pero yo me arrojé sobre él riendo, él me atrapó y me sostuvo, mirándome, y me miró de esa forma que me hizo cosquillas en el abdomen.

Una de sus manos se deslizó a mi cuello subiendo por mi mentón y mi mejilla. Me dio una caricia, pequeña, significativa. No pude evitar perderme en sus ojos, en sus acciones suaves y dedicadas en mí, aquellos pequeños gestos que me dejan en sus manos, completamente. No pude evitar, que notara cuan enamorada me tenía.

Y el idiota, lo notó, porque su pequeña sonrisa, distraída en mí, se cargó de burla de pronto.

Molesta me oculté en su cuello, él comenzó a reír.

—No estoy acostumbrado. —Me dijo. Lo miré. —A que me mires tan enamorada.

Lo golpeé con un almohadón. Él soltó una risotada.

—Eres muy molesto. —Emití, sin creerlo. Él reía más.

Besé estruendosamente su cuello repetidas veces, causándole cosquillas.

—Lamento mirarte tan enamorada. —Gruñí. Él riendo tomó mi mentón y subió mi mirada a sus ojos. Adopté mi mejor cara de molesta, pero me besó y comenzó a besarme de forma consecutiva. Terminé sonriendo tontamente de nuevo. Harry abrió su boca, pero demasiado para besarme y terminó mordiendo mi cara, recorriendo con su lengua mi boca y mi mejilla exageradamente, escandalizándome. Solté una carcajada que se arremolinó desde el fondo de mi estómago. No podía creer que había hecho eso.

—¡Eres un cochino! —Exclamé entre risas.

—Y aun no sabes lo que aún puedo hacerte.

—¡Harry Pierce! —Exclamé entre carcajadas.

Sonrió mucho, tomó mis mejillas y me besó.

Volví a arrojarme en sus brazos, enamorada, y lo más importante es que volvió a atraparme.

Acaricié su mejilla, recorrí sus facciones, él cerró sus ojos un instante, sonrió y se acercó a besarme con dulzura.

—Estaremos juntos. —Murmuré.

—Y solos. —Harry susurró, besándome con cuidado.

Me reincorporé, y con su ayuda me senté en sus piernas a horcadas. Su mirada me recorrió, haciéndome reír con nervios. Lo abracé. Sus manos fueron hasta el nudo que mi bata y lo desató con cuidado.

—Aunque no lo creas, estoy vestida. —Le susurré al oído, haciéndolo sonreír. Al tomar distancias él abrió la bata y me encontró con una blusa de tirantes corta sin brasier y en un pantalón corto pequeñísimo.

Se deleitó sin disimulo, humedeciendo sus labios. Buscó mis ojos con los suyos, con su mirada cargada de fascinación.

—Es suficiente para mí. —Murmuró. Me dejó sobre el sofá con cuidado sujetando mi cintura para inclinarse hacia mí. Llevé mis manos a su cuello y la deslicé hacia atrás, atrayéndolo hacia mi boca. Él dejó sus labios en mi mejilla, suavemente dejando besos hasta deslizarse en mi cuello y terminar entre mis pechos.

Cerré mis ojos, sintiendo con una sonrisa la mágica explosión de sensaciones que provocaba su boca en mi cuerpo. Humedecí mis labios, y al instante volvió a buscarlos para jugar con ellos y morderlos. Jugué con su cabello, acariciándolo.

—Sol logró robarte un beso y toda la familia feliz. —Recordé, quejándome. Él soltó una risita.

—Si supieran que te beso a ti de esta manera estarían espantados. —Masculló, bajando hacia mis pechos nuevamente, produciéndome cosquillas. Un escalofrío me recorrió. La tela era pequeñísima, y él estaba siendo muy arriesgado. De mi boca brotó un suspiro.

—¿Y mamá? —La voz de Lou nos asustó, provocando que nos apartáramos rápidamente. Ella no nos miraba, sino que refregaba sus ojos. Rápidamente me arrojé al suelo para alejarme de él.

Mi corazón latió a mil por segundo.

—Uhm... —Me puse de pie, con la mirada de Harry en mí, el tonto no sabía si reírse de mí o preocuparse por Lou. —Lou, mamá ya se fue. —Até de nuevo la bata y toqué mi trasero golpeado.

—¿No se despidieron de mí? —Preguntó con lágrimas en sus ojos. —¿Otra vez? —

—Si lo hicieron... Solo que estabas dormida, por eso no lo recuerdas. —Intenté restarle importancia para que ella olvidara el tema, pero no fue así.

Cinco minutos luego Lou lloraba en mis piernas, triste porque sus padres no se habían despedido de ella correctamente.

—No les importo. —Murmuró.

—Lou, yo estaba ahí cuando se despidieron de ti. —Harry intentó convencerla, pero no había caso, dijéramos lo que dijéramos ella no se aliviaría.

—Ya viví esto. —Suspiré. —¿Qué les costaba despertarla? —Él besó mi hombro en un intento de consuelo.

Luego de oír un juego de llaves en la puerta Ethan entró a la sala, mirándonos preocupado.

—¿Qué sucede? —

—Cree que mamá no se despidió. —Expliqué. Él me miró un momento.

Sí, yo ya había querido prevenir eso.

Él se aproximó a la pequeña, que respiraba entrecortadamente. Lo miró, con recelo.

—¿Tú eres Ethan? —Le preguntó débilmente.

—Si princesa. —Él le sonrió. —¿Por qué lloras? Tus padres se despidieron de ti, yo estaba aquí cuando lo hicieron. —

—No mientas. Harry me aseguró que él estaba.

—Todos estábamos. —Repuso él.

—No les creo. —Musitó. Sus ojos ya estaban rojos e hinchados.

—Lou basta. —Le dije, de pronto regañándola, ella me miró asustada. —No lo hagas más difícil de lo que es, juro que se despidieron de ti, jamás te miento y lo sabes. No llores más. —La abracé. —Comencemos estos cinco meses de la mejor manera. Estaremos solas, pero sin correr peligro, será emocionante. —La alenté.

—Pero los extrañaré.

—Lo sé, cielo. También yo.

Y fue suficiente para hacerla tranquilizar.

—Tengo hambre. —Bufé.

—No desayunaste, linda. —Ethan tomó su celular y miró la hora. —Dentro de una hora les cocino.

—¿Sabes cocinar? —Le pregunté.

—Por supuesto. —

Sonreí ampliamente.

—Creo que me encantará esta vez vivir sin comida chatarra. —

—A mí también... —Murmuró a mi lado Lou. Ella abrazó a Harry.

Vi a Ethan mirarme insinuantemente mi vestuario, y supe que ya no podía estar así.

—Uhm... me iré a... —Me miré. —Vestir. —Y me fui rápidamente.

—¿Acaso trae algo ahí abajo? —La voz de Ethan me hizo casi ahogar.

—Por supuesto que sí. —Le respondió el castaño, sin mucho humor.

Busqué una blusa bonita y un jean ajustado color blanco con mis tacones preferidos. Cuando tomé una toalla me adentré al cuatro del baño para darme una ducha.

Al terminar de alistarme bajé de nuevo hasta la sala, había un aroma delicioso en toda la casa, jamás en mi vida había sentido un olor tan existo aquí y se sentía como un milagro.

—Oh Sommer quiero casarme contigo. —La voz agudizada de Ethan me llamó la atención, cuando me di cuenta de lo que pasaba comencé a reír. Ellos jugaban con las Barbies de Lou, Ethan usaba una e intentaba besar a la otra que tenía en mano Lou.

—¿Estás intentando hacer lesbiana a tu Barbie? —Le pregunté riendo mientras me sentaba junto a Harry que también reía mirando con atención el show. Todos los adornos de mamá junto con la mesa de la sala estaban a un lado de la habitación para que ellos jugaran cómodos.

—No tiene una Barbie hombre. —Se defendió Ethan, comencé a reír más.

—¿Y tú Ken, Lou? —

—No lo sé. —Se rió.

—Me dijiste que no tenías uno. —Reprochó el moreno indignado. —Hace media hora estoy actuando de chica. —

Nosotros comenzamos a reír.

—Ven, reemplázame. —Señaló su lugar. —Iré a ver la comida. —

—Con gusto. —Dije, tomando su lugar mientras él se ponía de pie.

Desbloqué mi celular y miré un mensaje de Nick.

"¿A caso ya no eres mi mejor amiga?" —Nick.

"Te extraño, dígnate a responderme."

Lamenté ser tan pésima amiga.

"Lo siento mucho, Nick. Ni te imaginas el caos en el que me metí y en el que ahora estoy."

"También los extraño muchísimo, mucho más a ti." —Le respondí.

"Dime que sucede" —Me respondió. —"El instituto ya no es lo mismo sin ti"

Sonreí y suspiré. A pesar de todas las malas personas que allí adentro había, en ese instituto tenía recuerdos preciosos por estar acompañada de las personas correctas.

Instituto... instituto.

—¡Instituto! ¡Lou! —Exclamé mirándola, ella se asustó. —¡Debes ir al instituto! Por el amor dios. —Miré la hora en la muñeca de Harry. —Es tarde, ponte de pie. —

—¿Puedo faltar? —

—Claro que no, dentro de cuarenta minutos pasan por ti, estamos a tiempo. —Insistí quitándole las Barbies de las manos.

—No iré Jessica. —Me miró molesta.

—¿Estas desafiándome? —Arqueé las cejas sorprendida.

—Tómalo como quieras. —

—Levántate de ahí y ve a tu habitación, Louana. No discutiré contigo. —Comencé a aguardar sus cosas.

—No iré, Jessica. No quiero ir.

—No estoy preguntándote.

—Lou, no puedes faltar al colegio. —Intervino Harry, hablándole con cariño.

—Jessica no va desde hace como dos semanas.

—Tú no eres Jessica. Yo me encargaré de eso, tú no te preocupes.

—Pero si ella lo hace, ¿Por qué yo no puedo? —

—Haz caso. ¿Qué te sucede? —Tomé de su brazo y la arrastré hacia afuera. Ella se quejó, y molesta caminó, cooperando hasta su habitación. —¿Por qué la rebeldía? —Ella no respondió.

Busqué su uniforme, sus zapatitos y luego de bañarla la alisté.

—¿Te falta algo? —Le pregunté, terminando de peinarla.

—Mi mochila. —Suspiró. Bajamos rápidamente y nos sentamos en la mesa. Me sentí exhausta.

—¿Qué hora es? —Tomé aire.

—Las doce y cuarenta. —Me dijo Harry, con una sonrisa al vernos.

—Mira que rápido. —Emitió Ethan entrando al comedor con la comida en manos.

—¡Olvidé hacer la Tarea! —Exclamó Lou golpeándose con sus manos la frente.

—Dile a tu profesora que no pudiste hacerla porque tuviste un fin de semana complicado. —Ethan sirvió nuestros platos. —Si no está de acuerdo y no es suficiente para ella dile que llame a casa, yo hablaré con ella. —

Asintió a regañadientes. Me miró con recelo.

—No te enojes conmigo. —Me quejé. —Procuro tu educación y un excelente futuro.

—¿Y el tuyo? No vas hace dos semanas al instituto. —Insistió. Exhalé.

—Tienes razón. Mi futuro está perdido. Terminaré bajo un puente, vendiendo piedras pintadas a mano. —Presioné mis labios.

—Iré a visitarte, no te preocupes. —Contestó con calma. Comencé a reír.

—Gracias, eres muy linda. —Ella sonrió.

—Jessi tenía razón. —Comentó entonces ella mirando a Ethan, ya cuando todos comíamos.

La miré esperando a que continuara, la mayor parte del tiempo tenía razón, pero ésta vez quería saber en qué estaba con lo cierto desde su punto de vista.

—¿En qué? —Le preguntó Ethan.

—En que eres lindo. —Respondió con simpleza.

Me ahogué y luego la miré molesta.

—¿Acaso es una venganza? —Le pregunté.

Ethan se limitó a sonreír, pero Harry no hizo lo mismo. Por supuesto que no lo hizo, yo no lo hubiera hecho.

—Repito. Ella me preguntó. —Me justifiqué de nuevo. Resoplé. Comí con calma. —¿Cuándo comienzo las clases? —Le pregunté a Pierce, intentando cambiar de tema e intentando a su vez no darle tanta importancia a lo que se había dicho.

—Mañana. —Respondió sin mirarme. —Hoy debes ir al estudio de Tiffany y comenzar con la primera sesión de fotos. —

—¿Es broma? ¿Ya? —

—¿Cuándo pretendías hacerlo? —

Lo miré unos instantes, dolida, aunque no quise demostrarlo. Harry no acostumbraba a hablarme así y podría herirme muy rápido. Bajé la mirada.

—No lo sé, Harry. —Suspiré.

—¿Qué fotos? —Curioseó Ethan.

—Mi padre firmó un contrato con Tiffany's Style. —Le expliqué sin ánimos. —Lou, come. —

—¿La marca de ropa interior? —Se sorprendió. Asentí esbozando una mueca.

—¿Te agrada? —

—No. —Negué.

—Christian me dijo que yo me encargara del trabajo de ella, no tienes que preocuparte por eso. —Le indicó Harry, el moreno asintió sin problemas.

—¿Quién se quedará esta noche? —Les pregunté. —Si quieren puedo decirle a Tati. —

—Hoy termino a las diez pm. Puedo venir a esa hora. —Me dijo Harry.

—Yo no iré a trabajar. En realidad, veré como son sus días para luego organizarme en el trabajo. —Continuó Ethan.

¿Acaso debía elegir?

Miré a ambos y luego bajé la mirada a mi plato. Sin saber que decir.

—Me gustaría que se quedaran los dos... —Habló Lou.

—Si... por esta noche. Creo que me sentiré un poco más cómoda. —Continué yo. —Me desacostumbré a pasar las noches tan solas.

Ellos asintieron. Pronto escuchamos un claxon, Lou al instante tragó un sorbo de agua y saludó a todos mientras salía corriendo colocándose la mochila en el hombro. Ethan la acompañó hasta afuera.

—¿Qué te sucede? —Le pregunté a Harry. —¿Es que acaso estas molesto por lo que Lou dijo?

—Estoy molesto con lo que tú dijiste. —Me miró. Sonreí sin querer evitarlo. —¿Por qué sonríes? estoy molesto. —Mierda, lucía adorable.

—Porque tienes celos, de nuevo. —Me reí. —Fue solo una opinión, Pierce, tampoco es como si quisiera besarlo. —Tosí.

—Yo no quise besar a tu prima. —

—Lo hiciste y yo no me molesté tanto.

—Ethan quiere besarte, cuando lo haga, porque sé que cuando yo no esté lo intentará, lo mataré.

—Hablas sin saber.

—¿Estas insinuándome que yo no sé cuándo un hombre gusta de una chica? —

—No puedes matarlo.

—¿Por qué no? —

—Porque es mi niñero. —Bufé. —¿Acaso yo maté a Sol? —

—Es tu prima, si fuera mi amiga, sé que lo harías. —

—¿Tienes amigas? —Arqueé una ceja tomándome por sorpresa. Él comenzó a reír y justo en ese entonces Ethan se sentó junto a nosotros.

Unos minutos después decidimos limpiar todo con Harry, Ethan insistió en que él lo haría y nosotros nos justificamos que debíamos hacerlo, ya que él había cocinado, de maravilla, por cierto.

Luego de limpiar la mesa fui con Harry a la cocina, donde estaba lavando.

—Hay un lavavajilla a lado de ti. —Le dije, sonriendo.

—Me gusta hacerlo. —Se excusó luego de recordarlo. Me crucé de brazos mirándolo entretenida. Busqué un delantal de mamá y se lo puse, haciendo un nudo tras su espalda.

—Te ves de maravilla. —

—¿Tú crees? —Se miró sonriente. Él siempre vestía tan correctamente que no me gustaría que se ensuciara.

—¿Harry? ¿A qué hora debemos ir a Tiffany?

—Cinco. Debemos llegar antes, debe conocerte la encargada e indicarte un par de cosas.

—¿Tú estarás presente? —Él asintió —¿No puedes esperar afuera? —Mordí mi labio intentando ocultar mis de pronto nervios por el sencillo hecho de que me viera en ropa interior tan naturalmente y con tanta luz, Y sin alcohol de por medio, lo cual no era menos importante.

Soltó una risa y me miró con ternura volteándose hacia mí y cerrando el grifo.

—¿No quieres que te vea? —

—En realidad, no. No quiero que me veas en esas fotos, de hecho, no quiero que nadie lo haga y para continuar sincerándome no quiero ir y que me fotografíen. –

—Tampoco quiero verte ahí, expuesta frente a ellos... —Murmuró.

—No me haces sentir mejor.

—Escucha, haría cualquier cosa que tú quisieras para que te sintieras mejor, pero sabes que debes hacerlo. —Lamentó. —Tu padre me dijo que me asegurara de que estuvieras bien y que no hicieras nada que no quieras allí adentro, eso haré. También sé que hay hombres modelos allí, supongo que estando junto a ti evitaré algunas miradas hacia ti que prefiero ahorrar.

—Si estuviera en tu lugar también intentaría que no la miraran de una manera inapropiada. — Comentó Ethan entrando a la cocina. Nos alejamos un poco. —¿Qué es esto de AAET? — Preguntó leyendo el papel que papá le había dejado.

—Googléalo. —Le sonreí, él extrajo su celular del bolsillo y comenzó a hacerlo. Miré a Harry. Él me sonrió con calma, terminando de hacer lo que antes de mi llegada hacía.

Luego de unos pocos minutos Ethan soltó una risa ahogada.

—¿De verdad tú haces esto? —

—Por supuesto. —

—Debes ser muy elástica... —

—Más de lo que crees. —Asentí. Al ver a Harry inspirar aire lo entendí. Miré a Ethan mal. —Hey. —Lo señalé con reproche, él me sonrió divertido como respuesta.

—Tu padre me dijo que alguien debía asegurarse de que estuvieras bien en las prácticas... ¿No está acostumbrado?

—No... lo dejé por mucho tiempo. —Le conté, sentándome en la isla junto a él. —Volveré a hacerlo y eso los mantiene algo... inquietos. —

—Debe ser peligroso, ¿Te impidieron continuar?

—Si... Una vez cometí un error. En un evento muy importante, uno de los shows más grandes de la cuidad actué y... —Tomé aire. —A tres metros del suelo realicé un paso mal y en consecuencia caí. —Recordarlo tan frescamente me producía dolor de cabeza.

Él mantuvo la mirada sobre mí, unos segundos y luego la bajó a sus manos.

—¿Te lastimaste?

Asentí.

—Me hice mierda. —Expresé. Harry negó, con una sonrisa debido a mi palabrota que en otro momento me hubiera regañado.

—Debió ser horrible. —

—Lo fue. —Murmuré. —Pero fue aun peor no poder volver a intentarlo...—Mordí mi labio. —¿Ya recorriste la casa?

—No. —

—Debes conocer cada rincón, pero no te mostraré mis preferidos. —Sonreí poniéndome de pie. —Ven te enseño donde está todo. —

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