I guess this is KARMA [2Jae]

By Just-a-Hoe

4.6K 1K 910

Yugyeom tiene una peculiar forma de llamar a su grupo de amigos: «El Club de los Aferrados» y no es de extrañ... More

ぼく
あなた
ぼくたち
ぼくたち?
彼の?
私の?
あなたと私
彼女
一緒
他に何もない
Primera estrofa
Segunda estrofa
十一
十二
十三
十四
十五
十六
十七
十八
十九
二十
Tercera estrofa
二十二
二十三
二十四
二十五
二十六
二十七
二十八
二十九
三十
Cuarta estrofa
三十一
三十二
三十三
三十四
三十五
三十六
三十七
三十八
三十九
四十
Quinta estrofa
四十一
四十二
四十三
四十四
四十五
四十六
四十七
四十八
四十九
五十
Sexta estrofa
五十一
五十二
五十三
五十四
五十五
五十六
五十七
五十八
五十九
六十
Séptima estrofa
短編: 公園
短編: 貪欲と欲望
短編: 嫉妬と嫌い
短編: 悲劇的なラブレター
短編: 空白
Agradecimientos/Notas de la Autora

二十一

99 16 18
By Just-a-Hoe

La noche avanzaba poco a poco, con ella se iba el alcohol comprado y mi noción del tiempo . Las charlas se volvieron vagas y triviales, palabras que salían solas sin motivo ni objetivo se quedaban en el aire esperando ser atrapadas por una respuesta.

—Amo los roles de canela —dijo Yongsun mirando atentamente su lata de cerveza, parpadeando lentamente y con una sonrisa débil. 

Pasaron al menos seis minutos para que otro respondiera a eso.

—No me gustan cuando tienen pasas —replicó Jackson sonriendo felizmente balanceándose de un lado a otro.

Por mi parte, no probé ni una gota de alcohol porque era yo quién iba a conducir. Jinyoung tampoco porque cuando se embriaga pasa muchas vergüenzas. 
Sin embargo, los demás estaban demasiado borrachos como para decir algo congruente. Yugyeom estaba dormido -aunque normalmente se le ve muy feliz y bailando cuando está embriagado-, Jackson se meneaba tarareando, Yongsun tenía su cabeza en la mesa de centro, Hyejin cantaba junto a Wheein mientras que Byulyi hablaba con un gato que no existía, Hyukwoo luchaba contra el sueño, Shinpachi estaba recostado en el suelo con los brazos extendidos mirando fijamente el ventilador de techo sobre nosotros y Choi Youngjae sólo asentía a lo que los demás decían.

—Voy a salir un momento —dije colocándome de pie—. Creí que serían más fiesteros, sinceramente. 

—Lamento mucho que me de sueño con el alcohol —respondió Yongsun—. Tenía tiempo que no bebía.

—No te preocupes, parece realmente una borrachera de gente adulta —repliqué—. Ya saben, embriagados con depresión y poco ánimo de vivir. Eso es mi vida resumida —miré a Jinyoung—. Cuídalos, no vaya a ser que se caguen encima.

—Y de ser así, ¿les limpio el culo o qué? —inquirió molesto.

Salí de la sala de estar, riéndome, y me dirigí hacia el patio delantero. 
Entré en mi auto, bajé las ventanillas, encendí el radio y me dispuse a relajarme reclinando el asiento del conductor. Necesitaba algo de tiempo a solas.
Hay ocasiones en las que mi estado de ánimo no es el mejor. Sucede repentinamente y parece llegar a mí en momentos en los que mi mente no está ocupada con algo por lo que empieza a llenarse así misma con pensamientos desagradablemente culpables.

Sobrepensar, le llama Yugyeom.

De la aplicación de música, seleccioné la opción de "aleatorio" en una lista de reproducción que escogí al azar y dejé que me dijera mi verdad por obra del destino. 

«...We're both in different places (Estamos en sitios diferentes),

And I need some space (Y necesito algo de espacio),

And we're probably better not talking at all (Y probablemente lo mejor sea que no hablemos en absoluto),

'Cause maybe I don't deserve you (Porque tal vez no te merezco)...».

—Creo que es más que claro todo esto.

Regresé la canción justo a esa parte una vez más. Quizá de esa forma la cantante pueda dejarme en claro que lo que ella sintió al escribir esa canción es un consejo enviado desde el universo para entender de una vez por todas lo que debo hacer. 

«...I don't wanna hurt you (No quiero lastimarte),

Can't give you a smile if it's just for a show ()No puedo darte una sonrisa si es sólo para un show),

You know me, I've been patient (Me conoces, he sido paciente),

It's been hard (Pero se ha vuelto difícil)...».

—Dios, si realmente existes, dime ¿esto es una señal?

«...It's wearing me down...». (Me está desgastando).

—Sí, es una señal.

Recliné totalmente el asiento, recosté mi cabeza en mis manos y continué escuchando lo que sea que la intérprete tuviera que decirme. 

«...So I'm sorry (Así que lo siento),

But caring 'bout you is getting so exhausting (Pero preocuparme por tí se está volviendo tan agotador),

Doing things I swore that I would never do (Haciendo cosas que juré que nunca haría),

Never do (Nunca haría),

But I promise you (Pero te prometo)...

...I Promise you (Te prometo),

I promise to be honest (Te prometo ser honesta/o),

'Cause honestly boy I don't even want this (Porque, honestamente, chico, ni siquiera quiero esto),

Doing things I swore that I would never do (Haciendo cosas que juré que nunca haría),

Never do (Nunca haría),

But I promise you (Pero te prometo),

I pinky promise I don't love you anymore (Te prometo con el meñique que ya no te amo más)...».

—La diferencia es que yo no puedo prometer que ya no lo amo, amiga —dije como si le contara mis problemas a una conocida de toda la vida—. He llegado a un punto en el que no sé si esto realmente sea amor o mero capricho. Ha pasado tanto, pero no puedo dejar de pensar en ello.

—Entonces somos dos.

Me enderecé con la velocidad de un rayo apenas escuché la voz de mi hoobae del otro lado de la ventanilla del conductor.
Estaba inclinado, recargando sus codos en el filo de la puerta. 
Mi vergüenza se hizo presente en el momento en el que caí en cuenta que quizá haya escuchado todos mis desvaríos por él, guiado por una canción que recién conocí e identificando mi situación con la letra de esta como si el letrista la hubiera escrito para mí.

Él sonrió por mi reacción y rodeó el auto hasta la puerta del copiloto.
Mi corazón no latía, vibraba de lo rápido que trabajaba. Mis manos y pies comenzaron a sudar. No es como si no hubiera hablado con él antes, pero imaginarme que me escuchó hablando con el reproductor de música era humillante en niveles astronómicos.

Se subió justo a mi lado y al cerrar la puerta de su lado, sacó el brazo derecho a través de la ventanilla para mantener su cigarrillo fuera del auto.

—No sabía que fumabas —dije bajando el volumen de la música procurando no mirarle. Me incorporé nuevamente en mi asiento enderezándolo.

—En Japón es más común fumar tabaco que aquí —replicó en voz neutra—. Se me quedó el hábito y ahora no puedo dejarlo. Si le molesta, puedo apagarlo.

—No me molesta. Sólo mantenlo fuera al igual que el humo, si mi madre se percata del olor me asesinará. 

Escuché como rió levemente mientras apagaba su cigarrillo en una especie de cenicero de acero inoxidable que aparentaba ser un amuleto.

—¿Cree que ahora podamos hablar? —inquirió.

—Creí que eras tú quién no quería cruzar palabra conmigo. Te dije que yo estaba de acuerdo con eso.

—Quiero disculparme por eso —replicó acomodándose para verme de frente aunque yo lo evitara—. Volver aquí y convivir con usted una vez más, sin importar que hayan sido únicamente dos semanas, una vez más me quedó claro que usted es bueno —noté como su voz cambió ligeramente a un tono más triste—. Mantuvo su distancia como se lo pedí a pesar de lo grosero que fui con usted, siguió con lo suyo sin interponerse ni traer a colación nada de lo sucedido.

—Dije que lo haría y lo hice —respondí en automático—. Si es todo lo que querías decir, te pido que vuelvas adentro.

—¿Dije algo que no debía? —preguntó asustado.

Todo lo contrario.

—No. En absoluto. Pero por tu bien y por el mío, debemos seguir manteniendo distancia.

Era imposible para mí decir eso sin que mi corazón no se estrujara.
Si Choi Youngjae no salía del auto podía abalanzármele en cualquier momento sin intención alguna de dejarlo ir. Era peligroso estar cerca suyo, era peligroso tener esa bella parte de mi vida frente a mí y no poder recordárselo, era peligroso amarrarme para no decir nada, para no hablar de más.

—Estoy de acuerdo en continuar manteniendo distancia —añadió, lastimándome más—. Sólo quería tomar algo de su tiempo para decirle que no estoy molesto con usted. Conocerlo una vez más me recordó la calidad de persona que es.

—Gracias —respondí.

Noté que asomó su cabeza, ladeándola para alcanzar mi mirada. Seguí viendo hacia adelante.

—Usted, ¿no tiene nada qué decir?

«Que te amo. Que nunca fue mi intención dejarte solo. Que tenía miedo. Que si por mí hubiera sido, y no fuera tan cobarde, hubiera luchado a tu lado. Que jamás quisiera hacerte daño y me odio tanto por haberte hecho sufrir. Que quiero besarte, aunque sea una vez más".

—No.

—No le creo —replicó con voz cansada. Se acomodó mejor en su asiento y soltó un gran suspiro. Me dio la impresión de que hacerme hablar fue su intención inicial al venir acá afuera—. El día en el que aquellas fotos vieron la luz y la decepción que me llevé toda la semana posterior es algo que no podré olvidar nunca.

—¿¡Qué es lo que ganas con...!?

—Experimentar una violación a mi intimidad y acoso escolar fue la peor experiencia de mi vida —continuó interrumpiéndome—. Lo odié a usted. Muchísimo. Lo maldije una y otra vez y deseé jamás haberlo conocido. Tuve miedo y sentía que usted podía quitármelo. Que si el mundo nos señalaba, que lo hiciera mientras estuviésemos juntos. No fue así.

—Dejémoslo así, dijiste que querías distancia y lo cumplí. Ahora te pido que no me eches en cara...

—Así como yo fui una víctima, usted también lo fue —añadió—. El dolor que sentí al decirle a mi madre lo que sucedió en la escuela, lo debió haber sentido la suya. El acoso que yo sufrí una semana, usted lo vivió seis meses. Lloré por mucho tiempo, pero me fui. Usted se quedó aquí lidiando que yo lo haya abandonado a usted. Lo separé de su novia, y aunque eso no tiene mucha relación con el tema, sé que usted ya no tenía a nadie en la escuela pues así como muchos me dieron la espalda por mi orientación sexual, a usted pudo irle peor por su popularidad —tomó mi hombro, quizá para denotar la seriedad en sus palabras—. Un par de personas de nuestro salón de clases estuvieron con nosotros en la escuela preparatoria, me dijeron lo que usted pasó lo que le quedó del último año. "Un Vengador de Corazón Roto" dijo una chica, un sunbae que hizo de todo por enmendar un pecado que no lo es. Y se lo quiero agradecer.

En el momento en el que comenzó a hablar, mi cabeza se giró hacia él de forma inconsciente, lo miré asombrado. Ahora era él quien no me veía a mí. 
Subió sus piernas al asiento, juntas de lado, entrelazó los dedos de sus manos y veía sus pulgares mientras jugueteaba con ellos.

—No sé en cuántos problemas se haya metido, pero a juzgar por lo que dijo Hyukwoo sunbaenim, tengo el pensamiento de que fueron problemas que involucraron violencia.

Volví mi mirada hacia enfrente. Quería gritarle que se callara, que he tratado de olvidar todo para mantenerme al margen y poder cambiar. Que quiero tener orgullosos a mis padres, que no quiero decepcionar a mis hermanos y mantener felices a mis amigos. 

Que ya no quiero pensar más en él porque duele. 

—Lamento mucho que se haya involucrado en peleas por mi causa —murmuró—. Lo siento tanto. No quiero pensar que esas peleas sucedieron durante todos los seis meses que le restaron de bachillerato, mientras yo escapé usted arriesgó su integridad y bienestar físico. El cobarde fui yo, y en mi egoísta pensamiento siempre lo culpé a usted...

Cuando las fuerzas llegaron a mi cuerpo, la vergüenza lo dejó.
Tomé a Choi Youngjae de los hombros y lo atraje a mí. Mi mente y cuerpo iban decididos a besarlo, pero sólo me estiré hacia él, culminando mi acto con un fuerte abrazo.

—Duré cuatro años culpándome por lo que sucedió —susurré—. Odié haber arruinado tu vida, me odié durante tanto tiempo y estoy dispuesto a seguir cargando con esta culpa —lo apreté hasta sentir su aroma por encima del olor a tabaco—. No hables más de esto, no vuelvas a tocar este tema ni ahora ni nunca. Dejémoslo atrás y ya. Si me has perdonado entonces podemos seguir.

—Es que yo no tengo nada qué perdonarle.

La preocupación de que sintiera mi corazón estar apunto de estallar despareció.
Quería que ese abrazo durara toda la noche y que de ser posible, abrazarlo cada vez que mi alma necesitara de la suya. 

Por un momento, volví a ver esa cabeza amarilla debajo de mi barbilla. 
Sentir su aroma fue el equivalente a volver a sentir su cuerpo regordete, sus manos sudorosas y respiración apresurada de tener contacto contigo.
Cuando yo era su todo y él era el mío.

Asintió a mi propuesta sin rechazar el abrazo.

—Pero no vuelvas a hablarme así —añadí con dolor en mis palabras—. Dejaste en claro lo que querías y yo no estaba dentro de esos anhelos. Esta ocasión será la última en la que hablemos así de cerca y a solas. Quiero que mantengas tu distancia de mí hasta que yo pueda olvidarte, no quiero que tu regreso al país y a esta ciudad sea amarga por mi presencia. 

—Usted no merece un trato así.

—Yo no te merezco a tí. Lamento mucho haberte abandonado a tu suerte, lamento demasiado haber sido un cobarde. Sí me involucré en problemas después de tí, así como yo no soy digno de tí ahora en ese entonces nadie era digno de mencionar tu nombre frente a mí. No obstante, eso ya no es relevante. Tú viviste tu dolor en Japón, yo lo viví aquí y ambos debemos dejarlo enterrado. Nada va a cambiar lo sucedido.

Me separé de él pasando una mano por mi rostro mientras me incorporaba nuevamente en mi lugar. El desgaste emocional que conlleva externar sentimientos que han sido guardados durante tanto tiempo esperando salir con la persona indicada era igual de devastador que cuando mi madre me veía llegar a casa malherido y con una cara que le indicaba que yo sería su decepción.
Esperar tanto para hablar con él y alejarlo yo mismo era contradictorio y agobiante. He pasado tanto tiempo repasando todas las posibles conversaciones que podían surgir en nuestro primer encuentro. La desilusión que se apoderó de mí cuando la situación se dio hizo que todo lo que tuviera para decir se resumiera en sólo aceptar sus términos. Posteriormente, verlo cada día tratando de cumplir sus exigencias de no acercarme provocó que fuera enterrando cada vez más el discurso previamente preparado.

Ahora quiero evitar cualquier conversación con él y aunque haya dicho que me ha perdonado, el sentimiento de culpa y, algo de, resentimiento persiste en mi cuando veo sus ojos.

—Gracias por hablar conmigo, Choi Youngjae —dije cansado—. Realmente necesitaba decirte eso, de cualquier modo, ya no quiero más.

Abrí la puerta de mi auto para salir.

—Puedes quedarte aquí y fumar si así lo deseas —dije saliendo del auto—. Sólo te pido mantener el cigarrillo fuera, yo volveré a la casa.

—Jaebeom sunbaenim, no he terminado de hablar con usted —replicó, mirándome suplicante con esos bellos ojos suyos—. Aún tengo cosas que externarle.

—¿Hay algún resumen? 

—No. 

—Choi Youngjae, no deseo estar contigo más tiempo. Hablo en serio.

Hablar de cuánto lo deseo sin detenimientos me daba un equilibrio entre alivio y vergüenza que me hacían querer morir. Dejar en claro que aún existen sentimientos hacia él pero que estoy en constante negación hacia ellos era una especie de liberación cautivante. Me sentía que era una especie de ave volando en libertad, pero dentro de un invernadero. Me liberé al hablarlo, pero seguía encerrado en mis sentimientos.  

—Yo sí —respondió—. Sólo esta noche, después lo dejaré en paz como tanto lo desea.

—No lo deseo yo, lo deseaste tú, y respeto eso. No quieras hacerme ver como si yo te odiara cuando sabes que es todo lo contrario.

—Entonces déjeme hablar y dejarle en claro lo que podemos hacer para no llevar esto tan pesado.

—Con todo lo que dices me quieres dejar en claro que no tienes ni la mínima intención de siquiera una amistad. Si sólo vamos a ser compañeros, dejémoslo así y ya. Te lo ruego.

Bajó del auto apresuradamente, rodeándolo para llegar hasta mí y colocarse justo enfrente, extendiendo los brazos para evitar que pasara. 
La determinación en su mirada y su gesto me provocaban ternura, de esa que te da cuando quieres abrazar a alguien y no soltarlo por nada en el mundo.

Me giré para rodear el auto en dirección contraria y sentí como tiró de la parte de atrás de mi chaqueta levemente, deteniéndome a la par.

—Sólo esta noche —murmuró.

—¿Sólo esta noche qué?, ¿qué planeas? —inquirí sin voltearlo a ver—. ¿Quieres que te relate lo miserable que fui?, ¿quieres que te repita como ese miserable día arruinó cuatro años de mi existencia?, ¿el cómo busqué al responsable de todo sin descanso metiéndome en problemas por todo el daño que causé a cualquiera que mencionó tu nombre?

—Quiero saber cómo está —respondió tirando de más de mi chaqueta—. Debió sentirse tan solo cuando yo no estuve para usted. Desahóguese, cuénteme de su familia, de la escuela, sus amigos.

—¿Y eso de qué me va a servir si sólo hablaremos esta noche?, ¿de qué me va a servir que yo te diga todo de mí si después no habrá más? Escucha, agradezco que quieras preocuparte por eso, pero a estas alturas eso no te incumbe. 

—¿Qué es lo que nos impide hacer amigos?, ¿por qué esa aversión si yo estoy dispuesto a dejar de lado lo que dije y poder entablar conversaciones con usted?

—¡Que aún te amo! —grité girándome hacia él. Por la rapidez del movimiento, Choi Youngjae soltó mi chaqueta con un susto—. Que no puedo soportar mirarte sabiendo lo feliz que me hiciste en su momento pero ahora sólo quedan cenizas de esa fogata. Que han pasado cuatro años y no puedo rescatar algo que yo mismo ahogué.

—¡Usted no hizo nada malo! —clamó de regreso—. ¡Esta conversación no tiene nada de avance si usted no entiende que no tuvo ninguna culpa!

—Dile eso al Choi Youngjae de primer año de bachillerato al que le rompí el corazón. Al que lloró mi abandono y no resistió el acoso ni la presión social —sentí como mi voz comenzó a tener dificultades para salir—. Mi chico —murmuré—, el que me necesitó tanto como yo a él, siendo separados por mi cobardía y desidia. Ese chico, es quien realmente sufrió las consecuencias de la falta de responsabilidad afectiva por mi parte.

—Y el Im Jaebeom de dieciocho años tenía una buena vida y amigos antes de que yo llegara. Yo fui quien arruinó nuestra amistad como se lo dije en su momento, yo al enamorándome de usted al encontrarse en una relación. Yo fui quien arruinó su vida, de no ser por mí, nada de eso hubiera pasado.

—De no ser por tí, mi ex novia seguiría engañándome, eso no tiene nada qué ver contigo. Si de primera mano te estoy asegurando la felicidad que trajiste a mi vida, ¿por qué insistes en adjudicarte la culpa?

—Dígame usted, si le estoy diciendo que por las circunstancias ninguno tuvo la culpa, ¿por qué insiste en culparse?

—Porque me culpé durante cuatro años. No es fácil olvidarlo así como así —noté la cristalización en su mirada, infortunadamente, yo también quería llorar—. Mira, estoy bien. Hablar contigo es... calmante en cierto sentido. No puedo prometerte que lo olvidaré o que me libraré de toda culpa porque quizás tú veas las cosas de ese modo. Yo no. Yo sólo puedo tener en mente la llorosa expresión de mi amado hoobae buscándome por todos lados para calmar sus penas, y no estuve ahí. Te hice perder el tiempo desde el primer día en una relación en la que tú diste todo y yo sólo te hice esperar. Sigue con tu vida y déjame a mí tratar de estabilizar la mía. Ya estamos en una edad adulta en la que puedes hacer lo que te plazca sin importar el qué dirán, aprovéchalo. 

Bajó su mirada. Me di cuenta que respiraba de forma alterada, como cuando se quiere retener el llanto. Yo no quería hacerlo llorar nuevamente.

Tomé su mano y lo abracé nuevamente.

—Lo siento —murmuré—. Pero las cosas son así.

—No tienen porqué serlo. Podemos estar bien, no hay necesidad de que las cosas sean incómodas —susurró de vuelta sin soltarme.

—Lo son para mí.

Me armé de valor. No sé de dónde salió mi descaro, pero lo hizo. 
Tomé su lloroso rostro y lo levanté para que me mirara. Sus preciosos y pequeños ojos estaban inundados en lágrimas, su nariz estaba roja al igual que la parte superior e inferior de sus labios, sus mejillas sonrojadas y sus dientes castañeantes. Sentí ese ligero olor a cigarrillo saliendo de su boca y fue eso lo que me quizá pudo haberme hecho entrar en razón si no fuera por que mis labios se adelantaron a mi sentido común.

Y lo besé.

El contacto fue lento y suave. Fue como volver cuatro años atrás y sentir nuestro primer beso debajo de la estructura de juegos del parque. La noche era igual de fría que en ese entonces al ser la segunda mitad del año. El frío viento traía la nostalgia consigo y la oscura noche me hacía repetir aquel encuentro una y otra vez hasta que la cabellera azul de mi amado volviera a ser rubia y con un mal corte como en el pasado.

Él no se resistió. Lo cual me sorprendió aún más de sentir sus brazos rodeándome por mis costillas, implantando sus manos en mi espalda. 
Sus lágrimas continuaban cayendo y su nariz moqueaba, sorbiendo a través de ella para no dejar salir nada. 

De ser la noche de nuestro primer beso, se transformó en aquel beso de despedida en mi auto la noche en que volví con mi ex novia. 

—Te amo —le dije en medio del beso. Él no abrió sus ojos—. Lamento tanto lo que sucedió.

—Yo también.

No supe si se refería a si también me amaba o si también lo sentía, pero realmente no quería averiguarlo.

—Y también lo siento —añadió, haciendo que mi corazón estuviera por estallar—, pero hay alguien más. 

Fingiendo no escuchar lo último, lo besé una última vez en su labio inferior. Besé sus lágrimas y finalmente su frente.

—Lo entiendo —mentí. Mentí lastimándome terriblemente—. Con más razón debo dejarte ir, porque te amo y quiero que seas feliz. 

Sacudí su cabello, separándome de su agarre.

—Por el bien de los dos. Aléjate de mí —añadí secándome las lágrimas que estaban por salir—. Yo me alejaré de tí para que tu relación no se vea obstaculizada por un mal recuerdo.

Me di la vuelta para volver a la casa.

—No fue un mal recuerdo —dijo—. Fue el mejor de todos, sunbaenim.

Y me maldije una vez más. Porque por más que él diga que la culpa no fue mía, de no haber sido tan cobarde, las cosas serían distintas actualmente.

Entré para toparme con que la fiesta se volvió un poco más activa y relajosa.

—Me voy antes —anuncié—. Tengo algunos asuntos pendientes.

Como llorar.

Continue Reading

You'll Also Like

1.3K 148 8
¡Hola! Te platico sobre cómo se conocieron Bright y Win en la serie de 2gether así como de la relación que desarrollaron por fuera de la pantalla.
373K 24.3K 95
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
5.9K 541 8
En el camino a casa durante las vacaciones de Navidad, el compañero de asiento en el avión donde esta Luhan, es un atractivo, millonario y joven homb...
54.4K 4.6K 43
Neko significa gato. Neko Corporation es una organización creadora de los mejores juguetes sexuales del mundo, pero una vez se vino abajo la corporac...