Ambición.

Oleh nickrespin

180K 16K 6K

La dependencia es un estado físico y mental al que Alessia se niega ser una adicta. Ella es un mujer que ha... Lebih Banyak

♣ADVERTENCIA♣
Epígrafe.
Sinopsis
♣PRÓLOGO♣
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Extra Matías
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 12/2
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 15/2
Capítulo 16
Extra Javier
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Extra Vilma
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 32/2
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
EXTRA VYSHE
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Final
Epílogo

Capítulo 47

1K 137 99
Oleh nickrespin

Never Be Me - Miley Cyrus. One hour.

¡Escuchen la canción!

Comenten mucho, es mi mayor motivación.

No quiero que Oleg se enoje por unas cuantas tonterías, es absurdo que siga enojado por lo que hice con Rojo Sangre.

Aunque quizá lo que conseguí no les sirvió y está enojado porque lo hice en vano, bueno los maté...

¡Joder! Todo se me está complicando, si no es una cosa es otra.

La prensa ahora tiene más material para estar buscándome, recibí un correo por parte de uno de los distribuidores y quiere retirarse, pero hacerlo conlleva a pagar una suma millonaria que no está dispuesto a pagar.

Luego está toda la mierda que me confesó Marta, no es algo que me esperaba, pase del asombro a la rabia y en estos momentos no puedo definir lo que siento.

—Marta. —saboreo el nombre.

Tiene un hijo unos cuantos años más que Carla y no sé si Belial o mi padre en algún momento supieron de la existencia de Pedro, pero eso significa problemas.

Problemas que Marta me está generando, pero que no voy a permitir que me destruyan.

Estoy en una de las mejores etapas de mi carrera y nadie me hará retroceder. Me ha costado llegar en donde estoy y sería demasiado ingenuo de mi parte ahogarme en mi miseria. Siempre han querido destruirme, no es ningún secreto, por lo tanto, no voy a darles el placer de decir que me doblegaron.

Leo los papeles y sin quererlo sonrío al ver que soy dueña de lo que quería y sin imaginarlo Oleg me lo dio. No me agrada del todo, pero es un obsequio y esos los atesoro, más si se tratan de él.

Los dejo de lado cuando me informan que mi abogado me busca y lo hago pasar.

—Aquí está. —dice Axel al entregarme los documentos.

—Qué eficiencia, me gusta. —los leo por encima.

—Me he ganado algo, ¿Verdad? —se inclina para besarme.

Giro el rostro y sus labios chocan con mi mejilla, puedo sentir su sonrisa ante la acción.

Con esta información en mi poder ya no puedo perder el tiempo y es momento de empezar a formar alianzas, que poco a poco serán solo mías porque pienso adueñarme de todo.

—Eres abogado, ¿Puedes investigar a una persona? —asiente—. ¿Y a una organización?

—Podría intentarlo, ¿De quién estamos hablando y que quieres saber?

—Quiero que investigues a una organización llamada PODER y todo lo que encuentres de un tal Belial. —su rostro palidece—. También quiero tener un encuentro con él.

—¡Estás loca! —se altera.

—¿Puedes o no? —indago ya molesta por su actitud.

—¡No!

—Bien, pues fuera de mi casa. No te necesito.

—No seas ridícula.

—Si no vas a ayudarme no me estorbes.

—¿Qué sabes de ellos?

—No diré una palabra y por tu actitud estoy segura de que sabes de quién hablo. ¿Trabajas para ellos? —hago la pregunta que ha estado rondando mi mente.

—No. —sus hombros decaen—, pero he escuchado de ellos, no son una buena compañía para pasar el rato.

—No los quiero para tomar el té. Necesito algo que ellos pueden darme.

Me repasa negando como si mi petición le generara algún conflicto.

—Me tomaría demasiado tiempo. —dice a los minutos—. No te aseguro nada en concreto, pero puedo intentarlo.

Veo una vez más los documentos que me ha brindado y un caso en específico llama mi atención.

—En unos meses son las elecciones de los diputados, quiero la información de los más que puedas.

—¿Qué piensas hacer? —por la actitud que ha tomado sé que ya lo deduce.

—Si OFR. está apoyando la candidatura de muchos, pues yo apoyaré a la oposición.

—No puedes llegar al poder así, no puedes comprar...

—Qué negativo. —finjo un puchero—. Nunca me había visualizado en el gobierno, pero tengo que tener no solo influencias, si no voz y voto en todos lados.

Niega, pero no me importa que este de acuerdo, necesito que me facilite las cosas nada más.

Seguimos hablando hasta que es su hora de partir. Sale de mi apartamento y puedo ver las malas caras que le hacen los agentes.

—¿Algo que comentar? —me cruzo de brazos.

—No fuimos nosotros. —arrugo las cejas—. Fueron los nuevos, el día que estuvo en la camioneta con él, fueron ellos los que le mostraron...

Dejo de escuchar cuando recuerdo lo que hice.

¡Mierda!

—No quiero ver a nadie. —los echo cuando terminan de decirme lo que sabe su Superior.

Muevo mi pierna con constancia al saber uno de los motivos del enfado de la Bestia. Es evidente que se enfureció y debo admitir que no me agrada.

Está bien fingir celos cuando se conoce la verdad, pero si yo estuviera en su lugar... tengo que hacer algo al respecto.

—Lo tengo. —murmullo.

Me levanto con una sonrisa nerviosa y empiezo a hacer las llamadas necesarias, a los pocos minutos los agentes me informan del servicio que solicité.

—Déjalos pasar. —corto—. Muy bien, quiero una limpieza profunda en cada rincón.

Sigo dando instrucciones mientras llamo a uno de los mejores restaurantes rusos. Hago mi pedido y a las 7 de la noche ya tengo todo listo.

—No logramos comunicarnos con el Superior, su secretaria nos informó que junto a Vyshe está en una reunión sobre la estrategia de su próxima misión. —no me sorprende.

—No te preocupes Carlos, yo me encargo. —no se mueve—. El Superior va a venir y no quiero a nadie en mi apartamento.

—Estaremos al lado. —se despide.

La Bestia está ocupando todo su tiempo en ignorarme. 

No importa.

Lo llamo y sonrío cuando corta. Soy molesta porque lo hago una infinidad de veces hasta que se cansa de mi insistencia.

—Tengo que hablar contigo. —la línea se queda en silencio.

Estoy ocupado. —muerdo mi labio.

—Necesitamos hablar, no me gusta que estemos enojados por este tipo de cosas, sé que no he hecho las cosas bien y... —suspiro—. No te quitaré mucho tiempo.

Pasan algunos segundos mientras me mantengo expectante.

Llegaré en una hora.

—Esta... —corta y presiono el móvil molesta—. No te alteres Alessia.

Voy a mi habitación y tomo una ducha, hace unos días exfolie mi cuerpo, así que me dedico a depilarme y que quede una piel suave y con una fragancia espectacular. Ignoro los moretones y me visto con un vestido azul sencillo, pero no humilde hasta las rodillas.

Dejo mi cabello suelto y me aplico un poco de maquillaje. El timbre suena y sonrío al saber que ya llegó.

—Buenas noches. —saludo cuando abro con demasiada emoción que oculto, pero sé que lo descubrió.

No hay sorpresa ni asombro al verme, sus facciones endurecidas no cambian, simplemente su mirada recorre mi cuerpo sin prisas hasta terminar en mi mirada.

—¿Qué planeas? —no me inmuto ante la dureza de su tono.

Lo invito a pasar y alza una ceja desinteresado al ver la mesa que he prepararon, se sienta y yo lo hago frente a él.

—Quiero hacer las pases, no me gusta la manera en la que estamos llevando la situación. —silencio—. Oleg a estas alturas de mi vida no pienso perder mi tiempo en estupideces, tengo 25 años y el papel de adolescente indecisa no me queda.

—Pues no parece. —me tenso—. ¿Qué es lo que en realidad quieres y sé clara?

Ok, no quería empezar por esto, pero tampoco alargaré lo evidente.

—Te quiero a ti y es ridículo que finja lo contrario, me da igual Young Min, no me importa lo que piensen de mí si estamos juntos, no me interesan los daños que...

—¿Y entonces cuál es el problema? ¿Por qué te niegas y porque haces cosas que dicen lo contrario? —cuestiona al borde de perder la paciencia.

Pienso en mi encuentro con Axel en la camioneta

—Ese es el problema, yo voy a hacer lo que sea necesario para obtener lo que quiero y no es justo para ninguno tener que soportarlo.

Sabe a lo que me refiero.

>>En estos momentos puedo decirte que no voy a mentirte como lo hice hace unos días y ambos sabemos lo que sucedió después. No puedo prometer nada cuando no puedo asegurarlo y no me sentiría bien rompiendo promesas.

—Sigo sin saber por qué estoy aquí. —sonrío y hago puños bajo la mesa.

No me está poniendo las cosas fáciles.

—Estás enojado por la forma en que he hecho las cosas y no me gusta que lo estés. Soy consiente de...

—Alessia, yo no quiero juegos, no es ningún secreto que me interesas y me he cansado de siempre estar detrás de ti, te he dado la confianza para que me digas tus planes sin temer que voy a intervenir, porque sabes que no lo haré.

Mi respiración se descontrola, sirvo vino bajo su atenta mirada. Mis manos se mantienen firmes aunque por dentro estoy temblando.

>>Me he cansado de soportar tus mierdas porque no voy a permitir que tú salgas a arriesgarte mientras yo me quedo sentado esperando que me informen que fue esta vez y cual es tú estado. Siempre es así, solamente tengo que intervenir para limpiar el desastre que haces.

Me enderezo indignada ante lo que insinúa.

—No te uso a mi conveniencia si es lo que estás pensando.

—Si quieres utilizarme a mí me da igual, pero dímelo. —exige—. Quiero saber tus planes, quiero apoyarte, pero te niegas y prefieres hacerlo sola terminando destruida y eso es lo que odio de ti Alessia.

Su mirada no se separa de la mía y tengo que fingir indiferencia ante lo que se avecina.

—No estoy lista. —confieso.

—¿Para qué?

—Para nuestra retorcida relación. —sus facciones se endurecen más si es posible—, Pero tampoco podría soportar verte con alguien más, porque para mí tú eres mío Oleg Bogdánov.

No lo dejo responder.

>>No concibo la idea de no tenerte y me cansé de fingir lo contrario. —sonrío sin gracia—. Te deseo más de lo que te puedes imaginar y mis contradicciones me han cegado a tal grado de alejarte de mí.

Silencio.

—No le temo al no tenerte, porque soy tan hija de puta que no me costaría superar tu ausencia, pero eso no es nada comparado al terror que me invade cuando estoy contigo, me das paz, tranquilidad, seguridad, libertad... y me da miedo sentir.

Revelo y eso en lugar de hacerme sentir bien, me pone en más apuros al no obtener ni un gramo de alguna expresión.

—Decídete Alessia, no puedo darte lo que ni siquiera tú sabes.

Ahí está el problema, yo si sé lo que quiero, pero no es lo mismo que él quiere.

—Necesito tiempo, una semana nada más y después te prometo que... —callo—. Si en una semana aún lo quieres, podemos hablar de nosotros como dos adultos deseosos del cuerpo del otro.

—Una semana, ¿Qué piensas hacer en ella? —ríe sin gracia al saber que no diré nada—. Claro, no me lo dirás a mí, pero apuesto lo que quieras a que hay personas que si lo saben y te están apoyando.

Mi silencio es su respuesta y su mandíbula se tensa.

—No es tan fácil.

—Tienes razón, he esperado mucho tiempo, pero no esperaré un día más. —se levanta dispuesto a irse.

—Valdrá la pena. —prometo.

—¿Qué es tan importante?

—Yo... Necesito hacer algo para mí, después de eso todo irá fluyendo, tengo algunos planes y te haré partícipe, pero en esto no.

—¿No soy digno? —inquiere burlesco.

—El problema es que OFR. y tú están vinculados. Te acepto a ti, pero no a la organización que me ha quitado la tranquilidad. —mis palabras son suficientes para que una mirada llena de rencor lo invada.

Parece que ya no dirá nada y sinceramente yo tampoco sé qué decir. Se vuelve a sentar y empezamos a comer en un silencio neutral.

No me molesta, pero no diría que es mi favorito.

No sé como se tomara lo que pienso hacer, puede que me odie o le dé igual, sin embargo, quiero hacer esto sin su ayuda, aunque no le guste, sé que lo entiende y el problema radica en que ni siquiera se lo comunico.

No quiero que se vaya molesto y como él dice que me dará las herramientas que necesito, supongo que está vez si las ocupare.

—Hay dos personas que se encuentran en peligro, me gustaría que tuvieran protección, pero no me sentiría cómoda si se trata de OFR, quizá tú tienes amigos en alguna agencia de seguridad...

—Dame los nombres. —interrumpe sin alzar el rostro—. Yo no soy quien soy por ser el Superior Supremo de OFR. y me ofende que creas que si le doy la espalda a la organización en la que nací me quedaré sin nada.

Analizo cada palabra. Le doy un sorbo al vino y cuando alzo la vista él tiene la mirada en mí.

—La organización te ha dado el poder suficiente para manejarla a tu antojo con la posibilidad de crear tu propio ejército. —su silencio me confirma que no responderá y no soy quién para presionarlo—. Sara Müller y Matías Rivera, salieron del país hace unos días, pero no sé cuál fue su destino.

—Yo me encargo. —Lo dice como si rastrear y proporcionar seguridad fueran pan comido—. ¿Verdad que no se te cayeron las tetas, por aceptar lo que te doy?

Hijo de puta.

Ninguno vuelve a hablar, al final recojo la vajilla mientras él se encuentra en el baño. Cuando regresa ya me encuentro en el desayunador.

Su mirada dice lo que su boca se niega a decir y me es suficiente para continuar.

Mi objetivo se desvanece cuando se da la vuelta sin inmutar palabra dispuesto a irse.

—Bésame. —exijo provocando que se detenga.

—No. —sin aceptar la seca negación, camino en su dirección.

Lo abrazo por la espalda sintiendo cada músculo entrar en tensión. Inhalo y lo abrazo con más fuerza ante lo que me provoca.

Extrañaba demasiado el calor de su cuerpo junto a su aroma y la seguridad que lo invade.

—¿Por qué no? —finjo tranquilidad, pero en mi mente miles de pensamientos intentan hundirme.

No te tortures, Alessia.

—Porque después de tanto, solo a ti se te ocurre que voy a conformarme un simple beso. —arrugo las cejas.

Bajo un poco las manos encontrando el dobladillo e introduzco las manos bajo su camisa. Lo escucho gruñir cuando lo acaricio.

—Nada que nos involucre puede etiquetarse como simple, además...

—Tampoco voy a follarte, no te mereces que te quite la calentura.

Lleva sus manos a las mías y mi enojo sube en grandes escalas cuando se deshace de mi abrazo.

—Ya deje en claro las cosas Bogdánov, pero si sales sin darme aunque sea una respuesta, ten por seguro de que no abra otra oportunidad, lo sabes así que atente a las consecuencias. —alzo el mentón.

Se gira bruscamente, sus pupilas se han dilatado y puedo percibir el odio que invade su cuerpo.

>>No estás feliz conmigo, lo entiendo, pero si piensas que dejarme caliente y dejar de hablarme es una forma de castigarme te equivocas Bogdánov.

—No sabes nada. —asegura.

—Sé que tienes una dolorosa erección entre las piernas, que tu maldito orgullo te impide seguir tus impulsos primitivos y que lo que más quieres es enterrarte en mi coño.

—Cállate. —ni siquiera me incomoda la humedad manchando mi ropa interior.

—Si quieres castigarme que sea con sexo Oleg, es la única forma en la que voy a permitirlo. —hace puños mientras su respiración se altera. —En estos momentos puedes irte y buscar a alguien más, pero no seré yo y eso no te permitirá...

En cuestión de segundos pierde el control y me toma con rudeza de la mandíbula.

—Te detesto. —confiesa.

—Yo igual... y es el mismo motivo el que me tiene mojando...

Lleva su mano a mi muslo, torturándome ante la expectativa y lentitud.

—Separa las piernas. —demanda.

Las abro permitiendo que su mano siga subiendo. Nuestras miradas no se separan en ningún momento y cuando palpa sobre mi ropa interior puedo apreciar como su rostro se descompone.

—Lista, solo para ti. —sin preámbulos sus labios chocan con los míos provocando mi primer gemido de la noche.

Lo dejo tomar todo lo que quiera, porque es lo mismo que yo deseo

Una batalla llena de lascivia, ganas y morbo lucha por dominar el beso. Ambos lo queremos y no nos limitamos en demostrarlo.

Que importa mi lucha interior, lo deseo y por mucho que odie su entorno no puedo alejarme de sus brazos.

Sin dejar de besarnos, caminamos y nos guía a la sala en donde nos separamos. Sus labios se encuentran rojos, al igual que sus mejillas. Su mirada cargada de rabia y lujuria me...

—Sobre mis piernas. —parpadeo dos veces.

Se ha sentado en mi sillón y mis mejillas se incendian con anticipación.

—Te tomaste en serio mis palabras, lamento decepcionarte, pero no me va el papel de sumisa. —me río, pero él no.

—Ahora. —repite y la exigencia me prende.

Siendo una mujer curiosa me pongo boca abajo sobre él y el sillón.

Sus dedos largos y fríos sobre mis muslos no me acarician, sino que estrujan mi carne a su antojo. Poco a poco va subiendo hasta meterse bajo mi vestido.

Gimo cuando pellizca mi pompa

—Oleg...

Una fuerte palmada es la responsable de hacerme gemir de forma escandalosa. Vuelve a estrujar ahora la zona azotada, provocando un dolor que en lugar de molestarme me hace mojar de forma masiva.

—Cuenta hasta 20, si paras inicias de nuevo.

—¿Qué? —Vuelve a azotar mi culo.

No es cierto.

Me repito incrédula volviendo a sentir ese dolor deliciosamente adictivo

—No te escucho. —salgo de la confusión y la siguiente empiezo a contar.

—Uno... dos... —las palmadas ponen mi piel caliente—. Tres...

Mi respiración se agita ante la rudeza y es cosquillo que deja cada azote.

—No te contengas, quiero escucharte. —gimo.

—Seis... —sigo contando y mi excitación aumenta cuando siento su miembro crecer bajo mi estómago.

Mi clítoris duele, por el exceso de placer, trato de cerrar las piernas, pero el muy idiota me lo impide.

—Aún no es momento de obtener un poco de alivio. —da más azotes intercalando entre ellas, no dejo de contarlas sintiendo el sudor en mi frente—. Vas a seguir sintiendo ese dolor que solo yo voy a calmar.

Desesperada trato de moverme, pero posa una mano en mi espalda deteniéndome.

—Doce... —chillo.

El ardor sigue, pero no es nada en comparación con la excitación y terrible dolor en mi clítoris.

Deseo calmarlo, dar un par de toques serian suficientes... y me frustro al no poder obtener nada.

—Me cobraré cada dolor de cabeza que me has provocado, maldita Sumasshedshiy.

—¿Tan mala fui? —azota y estruja. —Diecinueve... veinte. —jadeo.

Me siento agota y malditamente caliente, lo siguiente que siento son sus dedos haciendo círculos sobre mi clítoris.

¡Dios sí!, más...

Me muevo queriendo sentirlo más.

—No te imaginas lo que has provocado en mí, con cada imprudencia que te ha dejado herida. —hace aún lado mis bragas y puedo morir en paz al sentirlo—. ¿Crees que es fácil verte vendada, sedada y moribunda?

Moviéndome un poco logro llevar mi mano a su polla y lo escucho gruñir cuando se la sobo.

—No fue mi intención. —jadeo tratando de escuchar todo lo que me dice y que el placer no me deje fuera de batalla.

Cierro los ojos y saboreo mis labios cuando presiona en el lugar exacto.

—Quieta, mentirosa. —quiero protestar cuando me aleja de lo que tanto deseo y en su lugar lleva ambas manos a mi espalda y las presiona impidiendo mis movimientos

Jadeo y cuando se remueve sé que he llegado al paraíso, mi boca se hace agua ante la longitud de su dureza.

Mío, mío, mío.

Escucho metal chocar y en menos de dos segundo ya estoy esposa y con mis piernas envueltas en su cintura.

¡Esto es mejor de lo que imaginé!

Me toma de mi trasero caliente y mi espalda, presiono mis piernas haciéndolo gruñir, pero no me importa, estoy tan desesperada que me da igual lo que piense cuando intento restregarme en él para calmar ese calvario, pero vuelve a detenerme.

—¿Qué vas a hacer? —susurro.

Su mirada oscura está fija en mis labios entreabiertos.

Camina hasta posar mi trasero en el desayunador, el contraste del frío material me hace jadear.

—Lo que sea que provoque ese sonido que me apetece conservar. —suelto una carcajada al verlo sacar su móvil—. ¿Puedo?

Me muestra lo que quiere hacer, y no puedo evitar sorprender y reflexionar en la confianza que estaría dejando en él si lo permito.

—Es un nuevo paso que estoy dispuesta a tomar solo por ti. Los jadeos de una de increíble reconciliación es un buen inicio, ¿No crees? Es como atesorar el momento en que ambos admitimos que no podemos tener las manos lejos del otro. —rueda los ojos mientras pone el móvil a grabar en un ángulo en el que nos vemos a la perfección.

—¿Quién te ha mentido? —rompe mi ropa interior—. Porque esta no es una maldita reconciliación.

Levanta mi vestido hasta que queda enrollado en mi cintura. Abro mis piernas mostrándole todo lo que le daré.

—¿No es un buen incentivo? —lo provoco—. Imagina lo duro que te pondrías al reproducirlo cada vez que me extrañes, aunque si me extrañas significa que ya estarás duro —me burlo.

Pero dejo de hacerlo cuando veo la indecisión en su rostro

—¿Qué vas a hacer en esta semana? —arrugo las cejas cuando vuelve a lo mismo.

—Si no vas a follarme, al menos quita las esposas, porque yo misma calmaré el fuego...

Callo cuando lleva sus dedos a mis labios, los mueve llevando los fluidos que suelto, a mi clítoris hinchado, trato de cerrar las piernas, pero me detiene cuando se mete entre ella.

Su cabello rubio alborotado me llama para que se lo jale, pero las malditas esposas son un impedimento para todo lo que quiero.

—Si lo que vas a hacer te deja un solo golpe más, te juro que no sé si seré capaz de perdonarte. —advierte y no puedo evitar tensarme.

Vuelve a masturbarme sin perder el tiempo.

—Si todo sale bien, no habrá daños que lamentar. —jadeo.

—Más te vale. —deja de tocarme.

—No se te ocurra... —me baja del desayunador, rompe mi vestido y mi sostén.

—Demasiada ropa, no la necesitas. —se las arregla para que las esposas no sean un impedimento.

—¡Oye! —me quejo cuando me inclina y mis tetas quedan sobre la fría superficie.

Pero nada me preparo mentalmente para conocer sus sucias intenciones.

—Todo esto será solo para mí. —alardeó al toquetear mi centro.

Gimo de sorpresa cuando separa mis piernas y se arrodilla detrás de mí.

—Oleg... yo, nunca.

No puedo protestar y la vergüenza ni siquiera se presenta cuando lo siento comerme el coño desde atrás.

¡Ay por Dios que rico!

Continuo gimiendo ante los movimientos que hace con su lengua, la presión hace que contraiga mi pelvis y siento su sonrisa de superioridad aun manteniendo su boca en mí.

—Deliciosa. —dice después de breves minutos chupado mis labios, comiéndome a su antojo.

—Me estás torturando, bestia...

Vuelve a comerme sin dejar ningún lugar sin explorar, esto es nuevo, está mal, pero se siente tan maldita bien que no lo detengo.

—No pares. —pido cuando me folla con la lengua, sus dedos lo acompañan y sin tener que pedírselo también le da atención a mi clítoris.

Mis paredes se contraen ante todas las sensaciones que me provoca, respiro pesado intentando reprimir lo evidente, pero él al darse cuenta aumenta y muerde sutilmente.

Continúa en su labor mientras que con la otra mano magrea mi trasero adolorido y es suficiente para hacerme llegar a un orgasmo que me tiene gimiendo su nombre.

—Eso fue intenso, me gusta. —se levanta y sin un toque de amabilidad me gira.

Con dificultad abro mis ojos y puedo tener otro orgasmo con su mera presencia.

Tiene el cabello alborotado y las pupilas dilatadas reflejando su grado de excitación.

—Eres bueno, no esperes menos. —trato de sonreír.

De forma brusca se vuelve a acercar y estampa sus labios contra los míos, distingo mi sabor y ya puedo saber porque es un adicto.

¡Ya no hay pudor, joder!

La posición me incomoda un poco y al darse cuenta saca unas llaves y quita las esposas.

Sin perder el tiempo me lanzo a sus brazos volviendo a besar lo que tanto deseo, acaricio su cuello y bajo una mano lo suficiente para palpar su pene.

—No sigas. —advierte.

Se separa de mí y no puedo con la incredulidad al solo acomodarse la erección.

—¿Te vas? —me indigno.

—Estoy en abstinencia y no pienso follarte hasta que las cosas estén claras. —Parpadeo sin creerlo.

—¿Estás bromeando? Como puedes estar en abstinencia, si acabas de... —Hago puños al entender—. Si me llego a enterar de que has revolcado con...

—¿Qué? —me reta.

Sin importar mi desnudez me enderezo, pero su vista no abandona mis ojos.

—La abras cagado y yo lamentaré tener que asesinar a quien sea que se meta con lo mío, pero después escucharé cuáles son tus motivos y si no son válidos. —me escucha con atención—. Lamentarás el haber dejado ir a una mujer como yo.

Se acerca y vuelve a besarme, demostrando que ha entendido.

—Ambos hemos puesto las cosas sobre la mesa. —camina a la salida, pero antes de abrir se gira—. Recuerda que un maldito rasguño y...

Llevo mi índice a sus labios.

—Confía en mí, no voy a arriesgarme, entiéndelo y descúbrelo

Lo veo irse un poco más relajado y lo único que puedo pensar es que esa tranquilidad no le durará mucho.

No con mis planes, sin embargo, es necesario.

Puede verse como algo absurdo, pero es lo que quiero y me importan los sacrificios para obtenerlo.

***

Hay una incomodidad al no haber sido follada, pero al menos tuve varios orgasmos. No puedo decir lo mismo de la bestia.

Sigue siendo demasiado orgulloso, pero no importa. Sus motivos hacen las cosas más intensas y excitantes.

Todo a su tiempo.

Es momento de mover mis fichas y es eso lo que me tiene en el cuartel entrenando con Vyshe, ellos son peor que Yuri, pero no me quejo y sigo con la misma dinámica.

Copio técnicas mientras me ayudan a perfeccionarlas.

—Eres resistente, he de admitirlo. —confiesa Sasha.

En estos momentos ella me enseña algunas técnicas de pelea cuerpo a cuerpo. Me tiende la mano para levantarme y la tomo con gusto.

Hago una mueva al sentir el ardor en mi trasero.

—Más trabajo y menos charla. —advierte Iván, pero lo ignoro al verlo babeando por su esposa.

Sin duda Iryna es de las mejores, sino la mejor de Vyshe.

Observo la hora y no me queda más que interrumpir el entrenamiento cuando recibo la llamada.

—Lo siento, pero debe ser importante. —me justifico cuando dejo a la agente.

Tomo el móvil y respondo bajo su atenta mirada.

Tengo a más de 100 hombres esperando la carga en el lugar acordado, espero que no me falles.

No lo haré.

—¡Mientes! —finjo estar furiosa llamando la atención del escuadrón.

Así que no estás sola, de seguro ya están rastreando la llamada, pero no podrán porque es imposible, al menos en los primeros 2 minutos con su mejorado equipo.

Tomo mi cabeza y camino de un lado a otra fingiendo molestia.

De reojo los veo, Caleb junto a Rustam están frente a la laptop.

—Morirás antes de intentarlo. —finalizo.

—¿Alessia, que pasa? —me interceda Caleb.

—¡Prepárense todos, hay un atentado! —informo—. Se lo comunicaré al Superior, los quiero listos antes de que él se les una.

Los dejo con la incertidumbre, pero no dudan en prepararse para lo que sea que se les diga.

Corro y cuando estoy fuera de su vista me calmo.

No es igual fingir alteración, drama y miedo frente a ellos. Oleg sabe que la organización me vale mierda y si finjo lo mismo no va a creerme.

Camino despacio y cuando llego al nivel de su oficina no me sorprende que Martina sea su secretaria.

—Necesito hablar con el Superior, anúnciale que estoy aquí.

—He... claro. —toma el teléfono y se lo informa—. Puede pasar. —señala la puerta. Asiento y suspiro antes de entrar.

Está viendo unos papeles, he ignora mi presencia. Sabe que ya estoy sentada frente a él y sigue de imbécil viendo los documentos.

¿Ya se le olvidó como nos comíamos anoche, siendo dos desesperados?

—¿Qué quieres, estoy ocupado? —no se toma la molestia ni de verme.

Por lo visto tenía razón, si no aclaramos nuestra situación seguirá igual y aunque la acción me enfurece, no es momento de reclamos.

—Nada importante, simplemente acabo de recibir una amenaza de Rojo Sangre. —miento.

Se tensa y es hasta entonces que se digna a verme, pero es como si lo anoche nunca paso y aunque trato de ignorarlo no puedo evitar la molestia.

—¿Y ahora cuál es la amenaza? —se recuesta en la silla y no paso por alto que por segundos su mirada se posa en mis senos.

Bueno, solo se está haciendo el orgulloso.

—No entendí muy bien, ya sabes cada vez los mensajeros son más estúpidos. —le resto importancia.

—¿Y? —se estresa.

—Me pusieron un rastreador y cuando lo descubrí lo deseche, pero por medio de ese dispositivo saben de una carga. —su mirada se oscurece—. Les dije que no me importaba, pero. —me detengo metiendo tensión e interés.

>>Saben de nuestra cercanía y me pidieron que te entretuviera. Van a interceder la ruta y no quieren que cuando te alerten, tú acudas con apoyo. —Alzo la vista.

Su rostro se encuentra rojo y sus expresiones duras.

—Alessia...

—¡Vez porque aún no podemos aclarar nuestra situación! —continuo al no obtener la suficiente rabia en su cuerpo—. Saben que te importo y quieren que sea la carnada, ¡Yo no quiero ser una carnada que arruinara misiones! No me importan que se arruinen las misiones, pero no soporto que me vean como tu talón de Aquiles, soy más que una debilidad.

Da dos pasos en mi dirección, pero lo detengo.

—Estas situaciones no son nuevas, tenemos altercados todos los días, no te creas tan importante porque no lo eres. —reprimo una sonrisa ante su tono.

—¿Entonces no harás nada? —inquiero.

Finjo calma y que toda la situación me importa una mierda, pero la realidad es diferente.

—No. —manda un mensaje—. Quieren robarme y no lo voy a permitir.

Mis ojos se abren de expectación al ver que después de presionar unos botones, la pared de atrás del escritorio se abre mostrando un cuarto secreto repleto de distintas armas.

Toma varias grandes y algunos explosivos que guarda en su camuflado mientras yo me maravillo ante tanta letalidad.

—No te recomiendo que salgas de las instalaciones. —advierte. Sin dejar de recargar.

Como si mis pies tuvieran vida propia camino dentro ganándome una mala mirada, al verme toqueteando lo que no debo.

Los estantes se mueven mostrando más y me acerco a una vitrina, Oleg al ver lo que quiero hacer desde su posición quita el seguro con el control y el vidrio se levanta.

Sigue metiéndose un montón de cosas mientras yo tomo el chaleco y se lo doy. Alza una ceja.

—No quiero que te mueras y tampoco me interesa que otros te lastimen. —no puedo saber lo que piensa porque reprime sus expresiones—. Soy la única que puede hacerlo, no te creas tan importante. —repito sus palabras.

Me obliga a salir de su paraíso y cierra dándome una última mirada de advertencia.

—¡Cuídate! —grito provocando un gruñido.

Cuídate Oleg.

Su móvil suena y muerdo mi labio en debatirme en responder. Al final decido invadir su privacidad

—Superior, los nuevos agentes para reforzar los anillos de la doctora ya están disponibles, ¿Cómo proseguimos?

Las cosas se ponen más fáciles.

—Soy Alessia Carvajal, en estos momentos el Superior ha salido debido a un atentado del que se nos notificó, pero necesito de su servicio.

Se escucha que hablan en un idioma que no reconozco mientras espero por su confirmación.

¿Qué es lo que desea?

—Tiene en donde anotar. —me confirma y le doy la dirección—. Es algo demasiado peligroso, así que quiero que vayan todos.

—No podemos todos doctora, no la dejaremos, irá una parte.

—¿Qué parte de que es peligroso no entiende? No se preocupe por mí, no saldré de las instalaciones y mis escoltas están conmigo.

No me cuesta convencerlos porque le digo que fueron órdenes directas del Superior.

Escribo una nota para Oleg y se la dejo bajo el móvil en el escritorio. Me marcho a mi alcoba y tomo una ducha para hacer tiempo.

—Que empiece la función.

***

Tyler Jiménez.

Observo como la doctora da órdenes y mentalmente me preparo para lo que se viene.

Con ella no tengo ni un día de paz.

Todo le molesta, todo le enfurece y todo le irrita. Ya parece una nueva versión de mi Superior, solo que más desquiciada, como si no tuviera suficiente con él.

—No es prudente que salgamos...

—Tengo una emergencia en el hospital. —no me deja terminar.

Que Dios se apiade de mi alma.

Abordamos la camioneta y visualizo como enciende una tablet. La veo de reojo cuando se escuchan proyectiles y su sonrisa crece.

No es normal y cuerda no es algo que la defina.

—Ve adelante junto a Marcos. —le ordeno a Carlos mientras Julio se queda a mi lado.

Empezamos a conducir y no puedo creer que me esté prestando para sacarla cuando el Superior me ordeno encerrarla si era necesario.

Quiero demasiado mi vida como para intentar intervenir, suficiente tuve cuando intentó matarme en medio de un episodio.

—Hay movimientos extraños, reduciremos la velocidad. —me informa a través del intercomunicador.

Observo el panel del auto y la radiación señala a más de 120 personas en menos de 50 metros

—Activa las defensas, el equipo Vyshe está teniendo un enfrentamiento.

—¡Oh por Dios! —me giro ante el ansioso susurro.

La doctora se encuentra pálida ante lo que visualiza en la pantalla. El enfrentamiento continúa y así me percato de que se trata de lo que se desata afuera.

>> Son demasiados, no van a poder salvarse. —empieza a balbucear algunas cosas sin sentido.

—Manténgase en su lugar. —advierto.

—¡Tenemos que ayudarlos! —grita—. Es Rojo Sangre, los están destruyendo...

Deja la tablet y empieza a forcejar con la puerta queriendo salir.

Me preocupa su cordura, pero al saber el extraño romance que ha mantenido con el Superior, no me sorprende que esté preocupado por él

—¿Cómo se ven las cosas? — inquiere Julio a los otros al estar más cerca.

También se le nota cansado y lo menos que quiere es tener a una doctora suicida.

—Vyshe los está acabando, nadie puede tratar de robarse lo suyo.

—Doctora, todo está bien. —trato de que entre en razón, pero es imposible.

Se ha alterado y no parece escucharme.

—¡No lo entiendes! Van a matarlos, van a morir y todo por...

Me paso al asiento trasero para contenerla y evitar que se haga daño.

Las balas chocan en la camioneta aumentando su angustia.

—No podemos salir, todo estará bien. —tiembla.

Personas intentan abrir la camioneta, disparan en su dirección al reconocerla, también lanzan objetos queriendo romper el material blindado.

El escuadrón se da cuenta de lo que sucede y se vienen contra ellos. Les disparan provocando que los vidrios se manchen de sangre.

—No. —susurra llevando las manos a su boca.

Que no vaya a vomitar.

Repito.

Sin duda era más fácil cuidar a la otra Carvajal, ella era más tolerable y agradable. Eso me recuerda al beso que nos dimos...

—Es él. —señala a un agente—. Lo van a matar, lo quieren a él y lo van a destruir... están moviendo bien las piezas porque cuando el rey esté capturado, la reina va a salir.

No entiendo a que se refiere, pero al notar como el agente pelea cuerpo a cuerpo descubro que es el Superior, incluso con el uniforme completo que lo cubre en su totalidad, lo descubrió en cuestión de segundos.

Eso es demasiado perturbador.

Lo sigue con la mirada mientras él se deshace de cada uno, pero ella no parece afectada al ver que les corta la cabeza.

Pasan los minutos más largo junto a una estérica y nerviosa doctora.

Lanzan varios explosivos que derrumban a dos autos que que intentaban huir con los últimos. El humo nos quita un poco de visibilidad y la ansiedad en la doctora es evidente ante la expectación.

Poco a poco la visión se nos aclara mostrando lo evidente.

—Ya se terminó. —confirmó Julio.

El escuadrón se reúne a un costado de las camionetas y la doctora se pega al vidrio.

Hace dos instantes estaba a segundos de entrar en un episodio y ahora parece una chiquilla. No es normal.

—Eso... estuvo cerca. —murmura y puedo notar el alivio.

Se pasa la mano por la frente para retirar la capa de sudor.

—Le dije que todo estaría bien, no tiene que ser tan dramática. —me mira mal y me arrepiento ante mi indiscreción.

—Mi comportamiento no es de tu incumbencia, abstente a hacer tu trabajo.

Que boca la tuya Tyler, ahora pasaras otra semana con una doctora amargada. ¡¡Que bien!!

Quito el seguro y cuando estoy por salir para ver en que puedo ayudar, cuatro cuerpos del equipo se desploman.

—Pero que...

—¡Ay, no! Los están matando. —grita—. ¡Te dije que iba a matarlos! —me señala viéndome con odio.

—Carlos, Marcos. —mis compañeros salen para ayudar mientras empiezan a disparar a los árboles y el bosque porque no se sabe de donde nos están atacando.

Los cuerpos siguen cayendo, incluso los de mis compañeros. Trago grueso y por estar viendo el caos no pude detener a la doctora.

¡Lo que me faltaba!

—¡Oleg! —grita corriendo en su dirección.

Salgo junto a julio y no ha dado ni tres pasos cuando ya se ha desplomado en el suelo.

¡Qué diablos!

Saco mi arma sin procesar como es posible lo que estoy viendo. Empiezo a disparar a las copas de los árboles.

—¡Regresa al auto! —suelta el Superior al ver a la doctora.

Ella lo ignora sacando el arma que pertenece a Vyshe, pero antes de disparar se detiene y el grito desgarrador que suelta confirma lo que no quiero creer.

—¡Oleg, no! —el cuerpo del Superior cae así como han caído los otros.

Las balas zumban a mis lados y me muevo rápido defendiéndome, pero una me toca el brazo, sin embargo, no me detengo. Corro al lugar en donde se encuentra la doctora para llevármela.

No podemos seguir en el lugar.

Envío el aviso al cuartel para que manden refuerzos.

—Despierta, por favor no me hagas esto. —ordena—. ¡Tenemos cosas que aclarar Bogdánov!

Cae de rodillas quitándole con desesperación la protección del rostro.

No sé de donde, pero hay sangre en su rostro y el grito de la doctora me hace tragar grueso.

—¡Despierta! No puedes morirte, me escuchaste, no puedes dejarme Bestia inservible. —le da fuertes bofetadas en el rostro.

No creo que eso funcione.

>>¡Despierta! Tienes que ver como destruyo a quienes te han hecho esto. —con manos temblorosas intenta quitar la sangre de su rostro—. ¿Lo recuerdas? Tienes que abrir los putos ojos.

—Doctora...

Toca su cuello y el poco color que mantenía se va.

—No hay pulso. —susurra.

Llego a ella y la tomo separándola del Superior.

—No es seguro, vámonos. —se retuerce.

—Puedo hacer algo, ¡Déjame! —llora—. No voy a dejar que se muera...

Se zafa de mi agarre y vuelve a dejarse caer a su lado.

Los pocos agentes que quedan nos están cubriendo, pero no creo que tengamos mucho tiempo.

Con manos temblorosas empieza rápidamente a revisar su cuerpo, encontrando más sangre, ni siquiera yo sé qué hacer, pero ella empieza a darle RCP.

Sigo disparando, pero cuando su llanto aumenta me acerco a comprobar lo que dijo. Cierro los ojos ante lo que ella no se atreve a aceptar.

—Está muerto, no hay nada que hacer. —sin dejarla seguir la tomo a la fuerza.

—¡Déjame! ¡Es una maldita orden Tyler! Déjame o no respondo. —me golpea queriendo volver.

Su desesperación y las lágrimas corriendo por su rostro me erizan la piel.

Nunca la había visto de este modo... en ninguna de sus anteriores crisis.

—Doctora hágame caso.

—¡No voy a dejarlo, entiéndeme! —grita sin dejar de llorar.

—Alto ahí. —nos apuntan y suelto a la doctora para alzar el arma en su dirección.

Disparo, pero son más ágiles para moverse.

—¡Lo mataron! ¡Los mataron a todos, desgraciados!

Mando a la doctora detrás de mí en un intento de protegerla.

—¿Esto es lo que querías, verdad perra? —me giro y me maldigo al verla luchando con dos personas.

Está descargando toda la rabia que siente en cada golpe que lanza y solo espero que sea suficiente tiempo mientras viene los refuerzos.

— No saben en el problema que se han metido. —señalo.

Me voy a los golpes y no me sorprendo al descubrir que sus golpes no son perfectos ni con alguna técnica, por el contrario, son sucios y callejeros.

El grito de la doctora me desorienta y al verla me quedo de piedra cuando dos personas la traen arrastrada, su ropa blanca ahorra se ha manchado de tierra junto a la sangre de algunas heridas que no descubro.

Su labio se encuentra roto y su cabello desarreglado, mi descuido es suficiente para que logren doblegarme y ponerme de rodillas.

Siento la punta de cinco armas en distintos puntos.

—¿Algo que decir antes de morir? —se burlan.

La doctora se da cuenta de como estoy y no sé si sentirme especial por ver dolor en su mirada al saber que voy a morir.

—No le hagan daño, me quieren a mí, por favor déjenlo a él. —suplica y se forma un nudo en mi garganta.

—Está bien doctora. —niega mientras las lágrimas se alojan en sus ojos.

—Demasiado tarde Carvajal, esto es lo que tú provocaste, porque nada te costaba seguir lo acordado, aunque no me quejo de que nos entregaras al supuesto mejor equipo de OFR.

¡Vyshe es el mejor!

—No. —forceja—. No es cierto, no es mi culpa.

—¡Están muertos Carvajal! Y todo porque hay personas que no pueden cumplir su palabra y las cosas se salieron de control.

Me niego a creer que hayan matado a Vyshe y a mi Superior.

—¡Los voy a matar! ¡Los mataré a todos por...!

—¡Calla, perra! —un puño se estampa en su mejilla y me retuerzo queriendo ayudarla.

—¡Déjenla! —forcejeo consiente de que me pueden dar un tiro.

No, el superior va a revivir y hacerlo él, si se entera de que he dejado que le hagan daño.

—Nos vemos en el infierno. —susurran en mi oído.

—¡No! —el grito de la doctora y su rostro herido con culpa es lo último que observo antes de que la oscuridad me invada.

No estoy listo para morir. 

***

¡AHHH!

Haciendo una aclaración; este capítulo se iba a subir cuando se llegará a los 100k, pero he visto muchos comentarios y lo adelante.

Sigan comentando ♥

Lanjutkan Membaca

Kamu Akan Menyukai Ini

2.6K 312 22
Amara una chica de 21 años, queriendo huir de la vida que le a tocado vivir como la hija de uno de los carteles mas poderosos de México. Damián un jo...
121K 7.2K 33
SEGUNDO LIBRO DE LA BILOGÍA "INEVITABLE". ¿Olvidarlo? Difícil. ¿Dejarlo de querer? Imposible. ¿No desearlo? Complicado. Ha pasado muchas semanas desd...
72.2K 10.6K 35
Eva descubre que su novio la engaña de la peor manera; embarazó a su hermana, así que despechada decide emborracharse y acostarse con un desconocido...
314K 20.4K 67
"Tengo el ojo en vos y en nadie más" Donde Julián pone el ojo en la hija de su ídolo, una chica que se crió y creció en otro país, donde el choque c...