Capítulo 29

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Alive - Sia. One hour.

La mañana es silenciosa, el aire cálido entra por una puerta corrediza, el cuarto es similar, pero no es el que me entrego Damián al llegar

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La mañana es silenciosa, el aire cálido entra por una puerta corrediza, el cuarto es similar, pero no es el que me entrego Damián al llegar. 

Me siento de golpe y quito la sabana que me cubren. Veo mi pierna observando la venda que cubre la mordedura del animal.

Respiro hondo, recordando todo lo que paso durante la madrugada y aunque tendría que estar furiosa y avergonzada por la situación tan vulnerable en la que me vieron, no lo estoy.

Estoy orgullosa, orgullosa de mí. Sonrío. No cualquiera vive mi mierda y tiene las ganas de seguir luchando.

Escucho un ruido y a los segundos visualizo salir a Oleg de lo que supongo es el baño. Trae una toalla en su cintura y otra en las manos secando su cabello.

No dice nada, solo se queda parado con su rostro indiferente estudiando el mío. 

Me levanto y tomo mis cosas que voy a necesitar para tomar una ducha, entro al mismo lugar de donde él acaba de salir, sin inmutar palabra al pasar junto a su anatomía. 

Al cerrar la puerta empiezo a cojear porque en serio, las pulsaciones duelen como un demonio.

Únicamente a mí me pasan estas cosas.

Me observo en el espejo percatándome de las marcas rojas en mi cuello, que yo misma provoque. Las analizo y sé que no duraran mucho, tres días lo mucho.

Un mareo me invade por lo que me veo obligada a sujetarme del lavamanos, en el proceso boto un frasco que se quiebra al tocar el suelo. Maldigo y cierro los ojos tratando de recuperar la compostura.

—Trata de no suicidarte. —suspiro.

—No te desharás tan fácil de mí. —respondo. —¡Maldita escoria!

El mareo pasa por lo que me enderezo restándole importancia a lo que eso significa.

El tiempo corre en mi contra.

Quito mi ropa y el vendaje, obligo a mi respiración calmarse cuando veo la hinchazón y el color rojo en la zona. Un escalofrío recorre mi columna vertebral al recordar la textura áspera de su piel contra la mía. 

Me meto a la ducha antes de entrar en pánico.

El agua empieza a correr por mi cuerpo y tengo todo el cuidado posible para no lastimarme. Hago lo que tengo que hacer en tiempo récord. Hoy iríamos a la playa y una estúpida víbora ponzoñosa roja no me lo va a impedir.

Salgo en una bata sintiendo el dolor casi insoportable en todo mi cuerpo, encuentro a Oleg detallando el cuadro que quito hace unas horas.

Se gira para verme y nuevamente me detalla con paciencia e inquisición.

—Incluso con los ojos hinchados te ves caliente. 

—Hasta moribunda me vería caliente. —suspiro al sentir el ardor en mi garganta. —No esperes menos de una Diosa inalcanzable.

Ambición.Where stories live. Discover now