La dependencia es un estado físico y mental al que Alessia se niega ser una adicta.
Ella es un mujer que ha pasado por tanto, que considera de que ya es suficiente de ser una víctima, no está dispuesta a ser la víctima de su propia historia.
Es un...
Se los traje antes porque han comentado en los anteriores ♥.
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Sigo viendo el techo blanco del cuarto, la vista me arde al no haber podido dormir en toda la noche, pero cómo hacerlo si mis pensamientos me han estado consumiendo.
Cada día vivo un tormento ante todo lo que me sucede, pero no se compara al calvario que estoy experimentando por lo que hicieron a Oleg.
No he dejado de maquinar como demonios voy a hacer para matar a Young Min, porque cada segundo que sigue respirando es como si me clavaran un puñal.
Sobrepasó demasiados límites, y solo ella imaginó que su atrevimiento quedaría impune.
Me voy a cobrar cada minuto que la Bestia no estuvo en sus sentidos, solo de recordarlo se me atraviesa un sabor amargo en la boca.
—Tus días están contados, violadora...
Me levanto ignorando mi cansancio y me preparo para salir, no sin antes aplicar gotas en mis ojos. Llego frente a la puerta de Oleg queriendo saber como amaneció y si se encuentra mejor, me debato entre sí tocar o no, pero al final desisto y bajo a reunirme con Vyshe.
—Buen día. —saludan.
Sin ganas se los devuelvo mientras empiezo a comer escuchando la estrategia de algo que no me interesa.
Las miradas no se terminan y cuando empiezan con las señalizaciones me levanto, no me apetece seguir escuchándolos.
—¿A dónde vas? —me detiene Yuri.
—Daré una vuelta... por ahí. —miento zafándome de su agarre.
Aún detesto ese toque.
Me escabullo entre las personas hasta llegar al edificio médico. Robo un uniforme azul y me lo coloco junto a la bata médica. Aquí las miradas no son tan frecuentes y eso me permite avanzar.
Tomo documentos y finjo que revisó a unos pacientes que hace unas horas vinieron de un enfrentamiento.
—Doctora Carvajal, no sabía que se había unido a los oficios en la base. —me tenso ante las palabras del doctor Bastián—. Me alegra que sea parte de nuestro equipo, su presencia será de mucha ayuda. —me giro para encararlo.
Nadie dañará mis planes.
—Aún no soy parte del equipo... pero me encantaría, ya tengo la autorización del Superior, sin embargo, ha estado un poco mal de salud y por eso no me ha presentado. —miento sin dejar de sonreír—. Por ese motivo me tomé el atrevimiento de visitar las instalaciones por mi cuenta.
Se queda en silencio, supongo que analizando mi relato.
—Si es el caso, como jefe de personal, será un honor darle el merecido recorrido.
