Capítulo 61

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Quiero ver esos comentarios ♥

No olviden que es una historia +21

En mis manos llevo un pastel de chocolate con relleno de caramelo

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En mis manos llevo un pastel de chocolate con relleno de caramelo. Se me hace agua la boca con solo verlo, pero aguanto las ganas de atibórrame de él.

Entro a nuestra habitación y lo veo acostado boca abajo con la sabana cubriendo su trasero. La cámara ya está en el lugar correcto grabando, es por eso que empiezo a cantar.

—Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, cumpleaños mi hombre bello, cumpleaños feliz. —sonrío viendo como abre los ojos viéndose desorientado hasta que su vista me enfoca.

—Feliz cumpleaños... mi amor.

Como si fuera en cámara lenta, Oleg sonríe con su hermoso rostro de recién levantado junto a su cabello revuelo.

—Siempre he sabido qué cuerda no estabas, pero hoy te superaste.

Abro la boca indignada, acercándome a él.

—¡Grosero!

Se sienta y la sabana no oculta su erección mañanera.

Por mi parte me siento en la cama aun con el pastel en mis manos, Oleg lo observa y alza una ceja al ver la dedicatoria que yo misma escribí.

Para la Bestia más hermosa.

—Maldita Sumasshedshiy, no podemos comer dulce antes de desayunar. —besa mi frente y se levanta poniéndose únicamente un bóxer.

—¿Quién dice que no? —gruño haciéndolo reír.

Va al baño y al poco tiempo regresa.

Por mi parte dejo que entre Margarita junto a unos agentes que evitan ver al Superior. Ellos se encargan de transportar una mesa sirviéndonos el desayuno, y dejando el pastel que les entrego a un costado sobre la superficie que tiene unos pastelitos.

Oleg los afana para que se vayan y cuando quedamos solos me quedo viéndolo por demasiado tiempo.

—¿Qué?

Como me encanta este hombre.

—¿Qué se siente estar a un paso de los 30? —inquiero cuando se sienta frente a mí.

—¿Qué se siente salir con alguien 4 años mayor?

—No entendiste el chiste.

—¿Desde cuándo bromeas?

Desde que tengo a unas ratas siendo torturadas. —sonrío—. El primer día que volví recuerdo lo enfurecido que se puso Oleg al ver mi labio roto, pero logré tranquilizarlo, aunque desde entonces me tiene vigilada.

Cuando salgo solo aprieta los labios, pero no me hace preguntas y aunque al volver siempre lo encuentro muy enojado, se encarga de curar mis nudillos rotos.

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