Capítulo 58

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Power - Little Mix. One hour 

Solo los fuertes llegaran al final... y no me refiero del capítulo.

Oleg toma mi mano y nos lleva a un espacio en el que se encuentra una cama

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Oleg toma mi mano y nos lleva a un espacio en el que se encuentra una cama. Lo observo, pero él no hace lo mismo.

Ya no quiero pensar en tanto, sé que las cosas siguen tensas, pero que ninguno haya terminado nuestra retorcida relación es motivo suficiente para saber que, a pesar de todo, no queremos seguir sin el otro y a mi retorcida manera de verlo, me gusta.

Me acuesto y él lo hace frente a mí, lo veo sin dejar de disfrutar los momentos en los que puedo apreciarlo. Llevo mi mano a su cabello rubio y lo acaricio, percatándome que otra vez estoy pensando en mi maldito sueño.

El cabello de ellos también era rubio, tenían sus ojos y es lo que más me duele.

Nunca podré saber como hubieran sido, pero sé que debo continuar.

Cada maldito día, cuando lo único que quiero es seguir consumiéndome, no lo hago porque sé que debo continuar, por lo que me quitaron, por Oleg, pero sobre todo, por mí.

Necesito calmar el dolor en mi pecho, pero no podré hasta ver a los causantes rendidos a mis pies, suplicando lo que jamás obtendrán.

Piedad.

—Cuando te pierdes en tus pensamientos, frunces la nariz. —Oleg me saca de mis pensamientos.

Parpadeo dos veces al percatarme de que tengo su camisa en un puño, pero no lo aflojo.

—Eso significa que en algunos años necesitaré bótox. —bromeo.

Una suave sonrisa se apodera de sus labios y me escondo en su pecho para que no vea la mía.

No sé qué me pasa con él, siempre estoy sensible y no tengo problemas en dormir.

En otras ocasiones el insomnio es una mierda, pero con él no y me gusta esa sensación, pero también tengo miedo porque por primera quiero pensar en un futuro con otra persona y... no veo nada.

Dejo de pensar por qué al llegar a México todos volverán a ver a la misma doctora, inalcanzable para muchos y temible para el resto.

Soy Alessia Carvajal y ni lo que me rompió en mil pedazos logró doblegarme por completo.

Sigo de pie, con muchas grietas y heridas que aún no sanan, pero de pie y con ganas de vengarme y comerme al mundo.

***

Horas más tarde llegamos a México y por primera vez desde las veces que he hecho el viaje, no me siento cansada.

—¿Vamos al cuartel? —indago al ver todo el arsenal que están bajando y metiéndolo en distintos vehículos.

Debo admitir que me sorprendió no utilizar la pista del cuartel.

—No. —toma mi cintura y me lleva a un todoterreno—. Ellos esperarán mis órdenes en un lugar seguro, nosotros vamos a tu apartamento.

Ambición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora