3.18: La insoportable culpabilidad del ser

Start from the beginning
                                    

Chuck pareció reflexionar, agachando la cabeza un momento. Pero con la misma rapidez que la razón llegó, se evaporó.

— Disculpen —murmuró, antes de empezar a caminar.

Suspiramos, viéndolo llegar a su habitación para volver a encerrarse. Entonces me crucé de brazos, apoyándome en la mesa de pool.

— ¿Creen que funcionó? —preguntó Serena. Alcé los hombros al mismo tiempo que Nate hacía una mueca—. Bueno, tal vez tengan más suerte con Blair.

— Espera, ¿qué? —Nate frunció el ceño—. ¿No irás? —cuestionó sobresaltado.

— Desayuno con los Humphrey, ¿recuerdas? Luego avísame cómo les va —lo tomó del rostro para darle un beso, haciéndome correr la mirada—. Suerte —me dedicó una sonrisa.

La miré inexpresiva mientras se dirigía al elevador. Una vez que las puertas se cerraron, giré mi cabeza para encontrarme a Nate y su cara de perrito mojado.

— ¿Acaso te asusto? —le pregunté subiendo una ceja, recordando su arrebato al enterarse que solo seríamos nosotros.

— No, no —negó con firmeza—. Solo... —mi ceja subió aún más—. Olvídalo. Vamos.

•••

El trayecto hasta el penthouse Waldorf fue corto, sin prestarnos demasiada atención mientras nos movíamos en mi auto. Cuando subimos al apartamento, nos encontramos con Eleanor y Cyrus en el comedor. Dejamos nuestros abrigos en el sofá antes de acercarnos.

— ¡Ashley, Nathaniel! —Cyrus gritó contento.

Eso inmediatamente plantó una sonrisa en mi rostro.

— Hola, chicos —saludó Eleanor.

— Perdón por molestar su almuerzo, pero venimos a ver a la invalida —expliqué, señalando las escaleras.

— Justo a tiempo. No ha salido de su cuarto por días. Es como vivir con Howard Hughes —contó Eleanor, haciéndonos reír—. Está arriba. Espero que puedan progresar con ella. A mí no me permite cruzar el muro.

— Bueno, vamos a hacer lo mejor que podamos —contestó Nate, despidiéndose con un pequeño movimiento de dedos.

Yo hice lo mismo, dedicándoles una última sonrisa, para luego alcanzar las escaleras.

Caminamos por el pasillo del segundo piso hasta llegar a la habitación de Blair, encontrando la puerta cerrada. Tocamos, pero luego de esperar por uno segundos y no obtener señales de vida, decidí abrir la puerta sigilosamente para entrar en silencio en caso de que estuviera dormida. Aunque no fue así.

— Claro, mandó a los policías buenos —Blair murmuró con desgano, sentada sobre su cama.

— Chuck no nos envió —contrarrestó Nate.

— Serena —entonó, sin siquiera mirarnos.

— Mira, estamos preocupados por nuestros mejores amigos. Y lo que sea que él haya hecho... estoy seguro de que puedes hallarle un buen castigo.

— No hay castigo para lo que hizo.

— Eres Blair Waldorf. "Castigo" es tu segundo nombre —respondí, sentándome sobre el baúl colocado al final de la cama. Nate me siguió, dejándose caer en el otro extremo—. Dinos lo que pasó.

— No puedo decirlo... Es horrible.

— No hay nada tan horrible entre amigos.

— Y no juzgamos, ¿recuerdas? —continué, haciéndola mirarnos—. Y perdonamos lo que sea.

Ashley Clayton | Gossip GirlWhere stories live. Discover now