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Un rayo de luz entró por la ventana e hizo que mis ojos se abrieran para ver a mi lado a Dylan Jones, verlo dormir era como ver una escultura de Miguel Ángel, mirarlo a los ojos era como si pudieses ver todos sus sentimientos, su alma, la más bonita de todas. Pero esta vez, él estaba durmiendo, y lo único que podía admirar de sus ojos era sus largas y voluminosas pestañas que conjuntaban sus verdes ojos. Esos ojos de los que no podía hacerme a la idea de que algún día dejarán de mirarme por cualquier razón. Entonces fue ahí cuando me di cuenta de que con él no me importaba nada, me sentía protegida aunque en esos instantes el parecía mucho más débil que yo.

Quede mirándole por más de diez minutos, pensando en cada uno de los momentos que habíamos pasado juntos. El no solo era un amigo o un vecino, no, él era esa persona que sé que estará siempre, pase lo que pase, sé que el moreno que tenía a mi lado iba a estar siempre junto a mí.

Así que después de un tiempo Dylan abrió los ojos y me miro sonriendo- buenos días Evans- me saludo, con la voz de recién dormido

-Buenos días Jones, ¿Qué tal la noche?- le pregunte con una pequeña sonrisa y los ojos llorosos provocados por la luz que hizo impacto en mis azules ojos.

Dylan se rio y me miró fijamente- la noche muy bien, en cambio tu pareces que has tenido pesadillas- ponía uno de los mechones de mi pelo correctamente, mientas el resto estaba hecho un desastre.

-Te odio Jones- le conteste sentando me en la cama y limpiándome con las manos los ojos. Seguidamente, me levante de la cama y me dirigí al armario de Dylan, mientras este mismo estaba todavía en su espaciosa cama mirándome.

A robar ropa se ha dicho, Dylan espero que te hayas despedido de esta sudadera y estos pantalones, pasan a ser de mi propiedad.

María POV

Me acababa de despertar, hacía dos semanas desde que había vuelto a California, después de haber vuelto a España hacía aproximadamente dos años. Había seguido teniendo contacto con Danna, de hecho ella la única que sabía de mi regreso, y al parecer fue una sorpresa para todos ya que nadie sabía nada. Solamente conocía a Noa y Danna desde hace cuatro años, cuando me mude por primera vez a este estado.

Aquella vez, recuerdo que lo pasé muy mal, porque todos mis amigos y familia estaban en España, y yo aquí, sería de alguna forma, algún tipo de pegatina, no sabía cuánto tiempo iba a vivir aquí y mucho menos si encontraría a personas con las tuviese cosas en común. A pesar de ello, todo esto cambió cuando conocí a las que se convirtieron en dos de mis mejores amigas.

No fue algo extraordinario, simplemente salí a dar una vuelta por el barrio con mi padre y vi a una chica morena paseando a un perro muy bebe, un cachorro, era de lo más bonito que había visto y en ningún momento me lo pensé dos veces, me acerque a esa chica con su larga melena morena que escuchaba música haciendo que no existía nada más a su alrededor.

-¿Cómo se llama?- le pregunte a la chica acariciando al pequeño cachorro que se dejaba tocar muy fácilmente.

-Se llama Luna, como el satélite que brilla todas las noches- me contesto aquella chica que al mirarme vi que sus ojos eran iguales que los míos- Yo me llamo Noa.

-Hola, yo soy María porque a mis padres le gustaban el nombre de la virgen María, y abuela también se llama así, pero sobre todo por la virgen, ¿a ti también te gusta?- reaccione sonriendo.

A partir de ese momento Noa y yo nos volvimos muy buenas amigas y ese mismo día, me presento a Danna, una niña más rubia que yo y pequeña, que con el tiempo se volvió más alta que Noa y yo.

Fueron de los mejores dos años de mi vida, y me costó mucho volver a España de haber construido mi vida aquí. Ahora dos años después de mi ida, había vuelto, y las cosas no habían cambiado tanto como pensaba.

El Pijo De Al Lado #1जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें