024

129 18 0
                                    

-¡Nos vamos al parque de atracciones!- gritó Owen. María comenzó a gritar de la emoción y después empezaron a caer lágrimas por sus mejillas.

Nadie- aparte de su novio, Danna y yo- sabía que debía volver a España. Por lo que a todos les resultó raro que ella comenzara a llorar por algo así. A pesar de ello, a los pocos minutos ya estábamos de camino y las lágrimas habían cesado. Al llegar todo estaba lleno de color y miles de puestos ocupaban el camino para poder entrar a las atracciones. Todos estábamos emocionados y quisimos recordar cada detalle de ese momento.

Lo primero que hicimos fue subirnos en algunas montañas rusas, una de ellas era muy alta, otra muy rápida, con alguna de ellas dabas vueltas en el aire, y sin duda con todas gritabas de la adrenalina. Al bajar de una de ellas percatamos que había un puesto de algodón de azúcar justo en frente. Todos salieron corriendo para posicionarse en la cola y así poder pedir uno de esos algodones. Sonreí al verlos así, creo que podía volver a verlos tal y como los conocí, siendo unos niños sin preocupaciones. Sentí unos brazos rodeándome por la espalda, atrayéndome hacia su cuerpo y posando su respiración sobre mi cuello.

-¿Te he dicho que estas preciosa?- susurró Dylan cerca de mi oreja.

Creo que hasta él pudo notar como me erice al sentirlo tan cerca. Por ello pude notar una de sus sonrisas.

¿Parece una locura no? Hace tan solo unos meses juraría que lo odiaba, que no podía con él. Pero todos ahora sabemos que tal solo eran palabras, no era real. Tal solo trataba de convencerme a mí misma de que no lo quería en mi vida. Sin embargo, desde que empezamos a salir por primera vez, nunca había podido sacarle de mi cabeza, tal vez incluso de mi corazón. No tenía duda en que Dylan era importante y que por mas que quisiera nunca le olvidaría. Por lo menos eso creía.

Minutos después me encontraba con un algodón de azúcar arcoíris en las manos, mientras que Jones intentaba robarme algún pedazo.

- ¡Dylan no! ¡No lo vas a conseguir!- conseguí decir mientras corría huyendo de él.

No se por cuanto corrí, solo sé que no paré de reírme. Disfruté aquello, el tan solo hecho de sentir el momento, de no pensar más allá. No todo estaba bien, pero en ese momento lo parecía, parecía perfecto.

-¡Te he atrapado!- exclamó Dylan al rodearme la cintura y levantarme del suelo, atrayéndome hacia él. Nuestras risas se emitieron al unísono.

Mire sus ojos, tenían brillo. Sonrió al darse cuenta que le estaba mirando detenidamente.

-Deberías saber disimular- sugirió acariciando mi mejilla- pero ya has dejado claro que no se te da bien.

Levante una ceja-¿lo he dejado claro?- pregunté y su sonrisa se curvo más.

-Sí, te conozco mucho más de lo que crees Evans- debió darse cuenta de mi confusión porque siguió- a veces puedes llegar a ser muy celosa.

Entonces lo entendí, hablaba de mis reacciones cada vez que él estaba cerca de Mia.

-No soy celosa- su risa se hizo presente.

-Sí que lo eres. Me gustas así.

Me gustas así.

Lo repetí en mi mente.

Se acercó a mí y dejo uno de sus besos en mi mejilla, haciendo así que saliese del bucle que sus palabras habían creado- vamos con los demás.

Finalmente, compartí algodón de azúcar con él mientras íbamos hacía el lugar donde se encontraban nuestros amigos. Una vez allí decidimos ir a algunas de las atracciones, la última de ellas era la noria. Subimos más de una vez, la primera subí con María y Danna. Owen, Zoe y Kayla iban en otra y cada vez que nos veíamos a través de las ventanas de las capsulas en las que nos encontrábamos. Matteo, Joan, Nico y Dylan iban en otra y se les veía divertirse entre ellos.

El Pijo De Al Lado #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora