031

122 14 0
                                    

Joan Pov

Joan Pov

Aquella tarde las chicas se habían ido al centro comercial para comprar los vestidos del baile y algunas cosas más. Kayla me pregunto si antes de ir podía pasar por mi casa y le dije que sí. Realmente no había problema con que estuviera un rato, mis padres estaban trabajando. Días antes tuve una pelea con ellos por el viaje de esta navidad, quería que Kayla viniese conmigo, pero ellos no accedieron ni lo más mínimo y ella cuando supo de la pelea me pidió que no tuviese otra por ese tema. Ella no quería ser el motivo de discusión de nada.

Cuando llegó estuvimos hablando sobre lo que nos había pasado durante la semana y los planes que teníamos. Por mi parte, no le conté nada en relación al acuario y al dinero que tenía que entregar esta misma tarde. Era el último pago, después de aquello podría olvidarme de aquel sitio. Salir de la droga no es nada fácil, hay que tener fuerza de voluntad y mucha ayuda de los demás para poder llegar a conseguirlo. Durante estos días me había encontrado bastante mal, algunos mañanas había faltado a clase porque solo vomitaba, además de que debía evitar a toda costa una recaída. Kayla sabía que estaba saliendo de esto, pero no sabía que tenía deudas.

Tumbados en la cama, mientras hablábamos, empezó a acariciar mi pelo. Sin querer mis ojos se cerraron, me sentía tranquilo cuando estaba cerca de mí. Era esa persona que me hacía creer que no tenía problemas. Quería sentirme así en resto de mi vida.

-Estoy deseando que llegue el baile para verte vestido de traje- sonreí, hacía semanas que le había propuesto que fuésemos juntos al baile. Sabía que le hacía mucha ilusión y quería verla sonreír.

Fue una tarde en la que me acerqué a su casa y llamé al timbre con una rosa y una pequeña carta. Se me hacía difícil escribir para los demás porque estaba acostumbrado a escribir solo para mí. Pero intente expresarme lo mejor que pude. Lo normal era ir con una pancarta por en medio del instituto, pero no era para nada nosotros. Preferí hacerlo más íntimo. Cuando llamé al timbre pensé que saldría ella, pero no fue así. Fue su padre quien lo hizo y aunque teníamos buena relación se me hizo embarazoso.

Kayla vivía sola con su padre, pues su madre falleció cuando ella tenía unos cinco años. Recuerdo que cuando nos conocimos me di cuenta de que siempre detrás de su funda había una pequeña foto. Desde el primer momento me dio curiosidad y no pude remediar no preguntarle. Fue entonces cuando me contó que su madre padecía de una enfermedad crónica que la iba debilitando cada vez más. Para ella su pérdida fue muy dura, pues estaba muy unida a ella a pesar de las circunstancias.

Después de un rato, en el que estuvimos juntos en mi cuarto, se fue a recoger a las demás para ir al centro comercial. Cuando vi que ya se iban, preparé mis cosas y subí a la moto. Di gracias que mi hermano no se presentase en mi casa aquella tarde, ya que últimamente le dio por ir y darme charlas sobre lo importante que era ser un abogado amargado.

Al llegar al acuario dos hombres con mal aspecto se acercaron a mí.

-¿Dónde has comprado esa pequeña?- dijo haciendo referencia a la moto.

-Es demasiado bonita como para traerla.

No les seguí el juego y fui directo hacia dentro del edificio. Quería olvidarme ya de aquello y no volverlo a pisar en mi vida. En el suelo había gente desmayada o posiblemente muerta, allí todo era posible. Entre al despacho de Orca y le entregué el último pago.

-Sin deudas, y sin nada de droga, llevas mucho sin comprar.

-Borra todos los datos que tengas sobre mí, no los vas a volver a usar.

Él sonrió- no pensamos lo mismo, salir de esto no es fácil, Johnson.

-Pero si posible.

De repente se escucharon gritos que provenían de fuera del despacho. Y aunque era común, me sobresaltó y me dio la sensación de que algo iba mal.

-Debo irme- aquello fue lo último que le dije al jefe.

Mi sorpresa fue cuando salí al pasillo, y vi a aquella persona que esperaba en el pasillo con los guardianes prohibiéndole la entrada.

Sin dudarlo le agarre del brazo y le lleve fuera de allí. Le acaban de ver, acababa de meterse en el único lugar donde no debía. Aquello era un charco de barro, una vez que lo pisas siempre sales manchado.

Cuando estuvimos lejos de aquellas personas hablé.

-¿Qué mierda haces aquí Dylan? No te das cuenta que te van a fichar, que te van a encontrar en algún momento. Este sitio es una mierda y tu no deberías estar aquí por nada del mundo.

-Lo sospechaba, llevas semanas cogiendo la moto solo para venir aquí.

-¿Me has seguido todo este tiempo?

-No, desde hace unos días.

Negué y me lleve las manos a la cabeza.

-Tenía unas deudas, hoy ha sido el último pago, no voy a volver aquí. Sabes que lo he dejado, fuiste el primero en saberlo.

-Lo sé, lo sé- no parecía enfadado sino más bien desorientado- ¿por qué no me habías dicho nada? Fueron ellos lo que te metieron la paliza en San Francisco, podrían haberte matado.

-Y a ti también. Me hicieron eso porque debía dinero. Pero ya está solucionado.

-¿Seguro?

-Seguro.

Dylan asintió. Entendía su preocupación, yo habría reaccionado igual, incluso peor. No podría permitir que el estuviese en todos estos líos.

Nuestro teléfono sonó de repente.

-Es Jose- dijo Dylan- le ha pegado una paliza a Josh.

Mis ojos se abrieron. Aquello no lo esperábamos ninguno de los dos. Según nuestras conclusiones, tuvo que haberse enterado de que Josh y Mia se acostaron mientras él le juraba amor verdadero a Danna. Había sido un cabron. Y desde luego no había vuelto a intentar hablar con nosotros después de que le dijese que era un hijo de puta por hacer aquello. No solo perdió la dignidad, sino también a todos sus amigos que habrían dado la cara por él.

Jose estaba hospedado en uno de los hoteles cercanos a donde vivíamos y fue allí donde fuimos tras ver su mensaje. Al aparcar subimos a la habitación y nos lo encontramos con los nudillos ensangrentamos.

-Eres un bestia, burro- era el apodo que Dylan y él se tenían mutuamente.

-Le habrás dejado la cara hecha un mapa- le dije.

-Lo he dejado inconsciente.

Aquello no me sorprendió, podía imaginar la rabia que sentía. En poco tiempo Danna y él habían conectado muchísimo y se querían, se notaba. De hecho Jose ya estaba buscando casa para poder quedarse a vivir y seguir su relación con ella.

-Estaba con Danna antes de que se fuesen, estábamos hablando de todo un poco. Y me ha contado que cuando nos conocimos estaba mal por él. Porque se había follado a la falsa esa de la que contasteis.

-Encontré yo los mensajes y fui a decirle que había pasado, yo estaba con ella- contó Dylan.

-Menudo estomago tuviste- solté.

Nunca estuve de acuerdo con que Dylan saliese con Mia, al igual que los demás la detestaba, no la aguantaba. Todas sus ideas eran para hacer daño. Tenía envidia, y esta actuaba por ella. Hubo un tiempo en el Kayla y ella fueron muy amigas, y me empezó a hablar como si no fuese el novio de Kayla. Yo no le seguí el juego, la corte sin tacto, no quería nada de ella. Y Kayla se enteró de primera mano por mí. Creo que ella nunca lo contó, porque solo haría que los demás se distanciasen de Mia, y no quería causarle un mal momento.

Ayude a Jose a curarse las heridas de las manos. Al parecer Josh no se había defendido, sabía que lo había hecho mal. Di gracias de que fuese con Mia y no con otra de las chicas. El grupo de los spiders había perdido un miembro, pero consideré que era más fuerte que nunca. Nico era risas, Matteo era sabiduría, Dylan era el racional y yo era el que buscaba los conflictos.

¿Gracioso no?

Pero también estaban Brayan y Jose, que a pesar de no saber lo que eran los spiders, tenían cualidades de serlo.

El Pijo De Al Lado #1Onde as histórias ganham vida. Descobre agora