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Estaba sentada con papa y mama en la mesa de la cocina. Esa tarde mi hermana no estaba porque se había ido a la casa de Jorge, su novio y, hermano de Joan. Mis padres aún no sabían que íbamos a hacer un espectáculo musical por navidad, y quería contarles. Pero me daba miedo la reacción de mi madre.

En las clases de música nos habíamos puesto a tope con la preparación de las canciones. Y los alumnos de la clase de manualidades y teatro nos habían preparado los decorados del escenario, que poco a poco iba tomando forma. Habíamos decidido que no todo serían canciones de navidad, porque llegado a un punto podría aburrir a los espectadores. Habíamos elegido una canción grupal: "Someone To You" de BANNERS. Y después en parejas habíamos elegido algunas canciones.

Mi padre hablaba sobre las vacaciones de Navidad de este año. Después de mucho tiempo habíamos decidido volver a ir con todas las demás familias con las que solíamos ir. Este año también queríamos que viniese María y sus padres pero el tema económico era un problema. Sus padres apenas iban a volver en unos días y mientras tanto María vivía en casa de Danna principalmente, pero también iba algunas veces a casa de Matteo.

El lugar donde solíamos ir a pasar las navidades era en Big Bear Lake, California, que estaba a casi dos horas en coche desde donde vivíamos. Esta era una pequeña ciudad al sur del estado, que se encuentra a orillas del lago que da nombre a la ciudad y se encuentra rodeada de bosque. Allí los inviernos son regularmente muy fríos, y eso me encantaba porque siempre que íbamos nevaba. Cada año alquilábamos en un complejo de casas rurales que, para mi gusto, eran geniales. Era como una urbanización de casas, que constaban con algunas zonas comunes.

Cuando vi la hora del reloj me di cuenta de que quedaba muy poco para que fuese la hora de irme. Hoy había partido de futbol americano y Dylan se había ofrecido a llevarme en su coche. Por ello, quise decirles acerca del espectáculo lo antes posible.

-Bueno, yo tengo algo que contaros- los dos me miraron y me dijeron que lo hiciese.

No sabía bien como empezar, pero no lo pensé mucho más.

-Por navidad el instituto va a hacer una serie de espectáculos, hay de teatro, de música y una exposición de arte. Y yo voy a participar en el de música.

Mi madre suspiró. Sabía que iba a estar en contra, pero también sabía que no hablaría con mi hermana para que no lo hiciese. Porque ella saldría perdiendo igualmente.

-Sabes que no me gusta Noa.

-Pero a mí sí me gusta mamá.

Mi padre decidió intervenir- Mila, es del instituto, le va a permitir subir las calificaciones y le gusta hacerlo.

Mi madre negó. Mi padre nunca había estado de acuerdo con la visión de mi madre en este tema.

-No estoy de acuerdo, puedes hacerte daño en la voz, y si das un mal paso puedes torcerte el tobillo. Imagina que lo ven todos.

-Y qué más da, estaré haciendo lo que me gusta. Es una oportunidad de poder expresarme, de pasármelo bien. No sabes lo cansado que es fingir que no sientes nada, ser fría hasta con las personas que más quieres. Y simplemente porque no quieres mostrar tu verdadero yo.

Mi padre sabía que en ese momento lo iba a soltar todo. Y mi madre me miraba fijamente, escuchando lo que decía, pero perdida en su mente.

-Tengo que fingir que siempre estoy bien, porque si me muestro mal todos pensarán que soy débil. Tengo que ser la hija perfecta para ti, porque supuestamente Michelle no lo es. Porque ella eligió hacer lo que le gustaba y ser feliz, a hacerte caso a ti y vivir toda su vida con el "qué hubiera pasado si...".- tomé aire y continúe- llevar todo al día, todos los exámenes aprobados, sentir que nadie quiere escuchar tus problemas y simplemente te los guardas todos hasta que un día, un día como hoy, revientas. Y empiezas a decir todo lo que te molestó. Aun así, sigo de pie y luchando por eso que quiero conseguir, y no lo hago por nadie, bueno en realidad si, por mí.

Pude notar como mi madre intentaba hablar, pero yo fui más rápida.

-Así que mamá, me voy a plantar ahí, en ese escenario y voy a cantar. Porque tal vez a ti te suene egoísta, pero voy a empezar a vivir mi vida y no la que tú quieres para mí. Porque soy yo la que tiene que tomar decisiones por mí misma, no tú, tú ya has vivido tu vida, ahora déjame vivir la mía.

Y así fue como me levante de la mesa, cogí la mochila con la ropa limpia y salí de casa. Dylan estaba fuera de la suya esperando con la mirada en el teléfono, pero cuando notó mi presencia me miró. Le abracé sin decirle nada, pero necesitaba sentir que le tenía, y que estaba allí conmigo. El moreno acarició mi pelo.

-Perdón- susurré.

-No te disculpes por abrazarme, me encanta cuando lo haces- me acurruqué en él.

-Vamos a llegar tarde.

-Nunca es tarde si es contigo.

Al igual que pude notar como los latidos de su corazón se aceleraron, él pudo notar como los míos también lo hicieron.

Me sentí como hacía unos años, cuando salimos por un tiempo. Dylan era mi ex, era muy raro decirlo, pero era cierto. Con el di mi primer beso, y estaba tan ciega por él que tengo el recuerdo de que fue maravilloso. Salimos por meses hasta que un día de la nada Dylan me dejó. Y fue entonces cuando comencé a obligarme a mí misma de odiarle.

Jones empezó a acariciar mi mejilla, lo hacía siempre que podía. Por un momento pensé que me besaría allí mismo.

Ilusa de mí.

Dio un beso en mi frente y seguido de ello subimos al coche. No se hizo incómodo. De hecho, muy pocas cosas con Dylan eran incómodas.

Al llegar estaban ya todos preparados, y Jones ni siquiera llevaba la equipación puesta. Yo, al contrario, me había puesto el traje de animadora en casa, por lo que estaba lista para entrenar un poco más.

Después de un pequeño beso en la mejilla, se fue al vestuario a cambiarse y así poder entrenar con los demás. En las gradas estaba Jose, el primo de María, hablando con Danna mientras acariciaba un poco su mano. Estos días habían estado intercambiando mensajes y conociéndose mucho más.

-Míralos, soy cupido- me reí ante el comentario de María- aunque hablemos de tí- sonrió.

-No ha pasado nada, ni siquiera un beso.

-Eso espero, porque no he recibido ningún mensaje tuyo con los detalles.

-¡Mis amores!- gritó Owen acercándose- tú también Jose Manuel- le guiño el ojo.

-No lo dudaba amor mío- bromeó el español.

Owen sonrió y nos llamó para practicar algunos pasos. Mientras estábamos en ello pude ver a Dylan incorporándose en el equipo. Poco a poco empezó a llegar gente que se iba sentando en las gradas. Había gente con pancartas y camisetas, gorras y accesorios del equipo. El partido fue de maravilla, como solía ser, nuestro equipo ganó y nosotros lo celebramos por todo lo alto. Las gradas eran pura celebración mientras que las personas del equipo contrarío volvían a sus casa con una derrota.

Yo pensaba que todo iba a ircomo lo planee hasta que noté como me cubrían los ojos.

El Pijo De Al Lado #1Where stories live. Discover now