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Toqué el timbre de la casa de Joan.

-Pasa- me dijo este abriéndome la puerta principal- ¿Ya te has puesto el pijama? - me pregunto, como si no pudiese verme y necesitara comprobar que lo había hecho, mientras yo subía las escaleras.

-Claro, estoy a cinco pasos de mi casa, no hace falta que me traiga ropa para después irme de vuelta- dije subiendo las escaleras del jardín.

-En eso tienes razón, mucho sentido no tiene- me dijo mirándome.

-Joan hay que pensar más- conteste poniéndole una mano en el hombro insinuando de forma irónica que yo pensaba más que él.

-Anda, pasa- me dijo riendo.

Entre en la casa y seguía igual que siempre; limpia, espaciosa y luminosa. Recordaba siempre a la señora Jonhson con algo que hacer o limpiar en aquella casa, claro que no era ella quien lo hacía. Seguí el pasillo hasta llegar a la habitación de Joan, una de las cuatro que había en la casa. Toqué la puerta, ya que estaba cerrada, y contestó la voz de Dylan.

- ¡Pasa! - dijo fuerte para escucharlo bien, y yo hice caso. Al abrir la puerta me encontré a Dylan tumbado en uno de los tres colchones que había en la habitación. El moreno estaba sin camiseta. 

Mia me pagaría por verle así o estar una noche aquí- Pensé.

-Hombre ya está bien, te ha costado cambiarte- me dijo mirándome de arriba a abajo.

-Y a ti no te ha costado nada quitarte la ropa- dije molesta mirándole a los ojos.

-Como a tu novio, Brayan- me dijo Dylan riendo.

-No es mi novio, él no es nada para mí- dije molesta, ya que los chicos estaban siempre inventaban cosas para hacerme rabiar. Dylan era el que más lo hacía.

-Eso lo dices ahora, pero más adelante no le podrás ni quitar los ojos de encima- dijo Joan entrando a la habitación.

-Y haréis cosas que no deberías hacer- le siguió Dylan mirándome igual que antes.

- ¿Vais enserio con eso? ¿Tanto os importo? Yo creía que era un estorbo, pero veo que estáis pendientes a mi vida- dije mirándolos aun sorprendida y molesta.

-Vamos Noa, no empieces con uno de tus dramas, que ya nos conocemos lo suficiente- me preguntó Joan.

-Déjame, y no me hables- dije tirándome a uno de los colchones y empecé a mirar Instagram en mi móvil para pasar el rato hasta que fuese hora de irnos a dormir.

[...]

Eran las 3:04 am, y ahí seguía con esos dos idiotas que no paraban de hablar de culos, coches y tías buenas del instituto. A veces me preguntaba si habían venido con algún manual donde se les exigiese hablar de aquellos temas tan irrelevantes para mi persona. Si hubiesen hecho el amago de hablar de algo más interesante, habría hablado con ellos durante las horas que habían pasado.

-Es que es alucinante, el coche del padre de Josh es la hostia- dijo con los ojos brillantes.

-Si es un Bugatti La Voiture Noire y cuesta unos once millones de dólares- contestó Dylan con todos los datos posibles.

-Madre mía hay que tener ganas en gastarse tanto dinero en un coche- dije metiéndome en su conversación, los dos me miraron con los ojos abiertos.

-Asique, aunque tengas los auriculares con la música puesta, te enteras de todo- relajo su expresión- Interesante- dijo Dylan insinuándome de cotilla.

- ¿Cómo no escuchar que tus vecinos que hablan de los culos de las chicas de tu instituto? sería de tontos no escuchar- me defendí.

-Bueno- dijo preocupado por todas las cosas que habían dicho mientras yo supuestamente no escuchaba. Pero no le deje continuar.

El Pijo De Al Lado #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora