001

1.3K 104 61
                                    

-Para el primer día...- me quedé pensando- ¿Unos shorts blancos? No ¿Una falda? Tampoco- me pregunté y me respondí- Esto mismo- cogí la ropa del armario- unos pantalones cortos, una camiseta negra y mis zapatillas blancas- dije flojo para mí misma.

- ¡Noa! - gritó mi madre desde la cocina y pude oírla desde el piso de arriba, donde se encontraba mi habitación.

- ¡Ya voy! - le respondí con el mismo tono de voz con el que ella me había hablado.

Antes de cerrar el armario, me eche perfume, uno de rosas que mi padre me había comprado por mi cumpleaños. Me terminé de acomodar mi cabello marrón ondulado, que había peinado esta misma mañana. Y posteriormente cogí mi mochila, que me había comprado para el nuevo curso. Aquel día empezaba mi penúltimo año de instituto. Por lo tanto y contando que no había repetido curso nunca, tenía dieciséis años.

Los nervios se apoderaban de mí, ese curso ya no era un curso más, era importante y decidiría parte de mi futuro. Por otra parte, estaba tranquila e ilusionada de volver a ver mis amigas. Cada una de ella era diferente; Mia era morena con unos grandes y profundos ojos marrones oscuros, Kayla tenía el cabello negro y los ojos marrones con una pizca de verde, Zoe con su pelo pelirrojo y sus grandes ojos marrones, Danna el pelo rubio y tiene los ojos azules. Y por último, estaba Owen; rubio con los ojos azules y con una sonrisa perfecta.

Después me dirigí a la cocina donde mi madre estaba preparando la comida para el mediodía.

-Noa, me maquillo y nos vamos enseguida- me dijo mi madre saliendo por la puerta por la cual yo entraba.

-Vale mama. Me cepillo los dientes y me salgo a la calle para subir en el coche- dije dirigiéndome a coger la pasta de dientes y el cepillo.

La calle donde vivía pertenecía a un barrio muy adinerado. En esa calle éramos cinco adolescentes que íbamos al mismo instituto. Entre nosotros no teníamos mucha relación, excepto Danna, que ella era una integrante de mi grupo de amigas.

-Mama, me voy saliendo a la calle- le dije a mi madre abriendo la puerta para salir.

- ¡Noa, espérate! -me dijo acercándose a mí.

- ¿Qué pasa? - le pregunté dudosa.

-Esta tarde tengo planeado ir a casa de Ada a tomar el té y hablar. Puedes venir y pasar tiempo con Joan- pudo notar mi cara de disgusto porque continuó hablando- no te lo había dicho antes porque lo hablé con Ada ayer por la noche, cuando estaba en el jardín- me dijo creyendo que Joan y yo en algún momento de nuestras vidas conectaríamos en aspectos amorosos, empezaríamos una historia de amor, nos casaríamos, tendríamos hijos y nos separaría la muerte.

-Puf- resoplé- mamá ¿enserio? ¿Joan? Si ni me saluda en el instituto -mentí- no me voy a presentar en su casa para estar con él- le contesté protestando y dándole una explicación que no era del todo cierta.

-De acuerdo, pero algún día tendréis que llegar a algo, anda sube al coche me faltan dos minutos- me dijo volviendo al baño para maquillarse.

¿Joan? ¿Quién es Joan? Os preguntaréis. Pues bien, Joan era el hijo de una de las mejores amigas de mi madre. Así que nos conocemos desde siempre. Pero hace unos meses nuestra relación se torció y dejamos de ser tan amigos. Aun así, este verano volvimos a hablar y parece que poco a poco volvemos a ser amigos.

Salí al jardín y antes de salir a la calle y montarme en el coche revisé que llevaba todo para el primer día. Coloqué la mochila en la mesa que había en el porche de casa, saqué todos los libros y los conté, para así revisar si los tenía todos. Pero entonces apareció uno de ellos.

- ¡Hola Nico! - le dije desde en jardín.

- ¡Hola Noa! ¿Sabes algo de Joan? -me preguntó, ya que todas las mañanas se iba con el andando y por alguna razón hoy se les había hecho tarde.

El Pijo De Al Lado #1Where stories live. Discover now