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Papa volvió e igual que cada vez que me veía baja de ánimos me dijo de ir a dar una vuelta. Cada día era un sitio diferente, y eso me gustaba, tenía miles de recuerdos en diferentes lugares. Pero sin duda una de las cosas que más me gustaban, era el momento de ir en el coche, parece estúpido, es casi como un acto involuntario para muchas personas. Sin embargo, el momento en que subíamos la música a todo volumen y cantábamos sin importar nada, es irremplazable.

Esta vez fuimos a uno de los hoteles de los amigos de mis padres. Él me contó a cerca de las instalaciones, aunque de vez en cuando compartía conmigo recuerdos. Me contó acerca de sus amigos, los cuales ya no vivían aquí, aun así, seguían hablando de vez en cuando. Hablaba de ellos como algo especial, y supuse que eran de sus mejores amigos y que con el tiempo, la vida los distanció.

Porque la vida suele hacerlo, por distintas circunstancias separa a las personas. A veces, tal vez, para mejorarla y en cambio otras lo hacían para crear a una persona fuerte.

Tras toda la visita que mi padre hizo, estuvimos en una de las piscinas climatizadas. Podía parecer aburrido, pero para mí no lo era. Mi padre era una de las personas en la que confiaba, podía contarle todo, sabía que era la única persona que me querría sin importar todo, que no juzgaría, sino que haría por entenderme.

Mientras estábamos allí recibió un par de llamadas, pero al no ser urgentes les colgó enseguida. Al día siguiente empezaban las audiciones de música, a pesar de que sabía la canción y había preparado la base instrumental, mis nervios no se iban. Realmente la audición no tenía un gran papel, pero servía para que si en un futuro quería grabar mis propias canciones, presentarme a clases de música extraescolares etc. Tuviese ya la prueba realizada.

Sabía que no me podría dedicar a ello, tampoco sabía si realmente era lo que quería. Pero de lo que si estaba segura es que la música me apasionaba.

Mi padre interrumpió mis pensamientos dándome un beso en el pelo- ahora mismo vuelvo- me dijo, y salió fuera de la piscina cubriéndose con la toalla. Le seguí con la mirada y vi como empezaba a hablar con un chico que se encontraba de espaldas a mí, así que no pude realmente saber de quién se trataba.

Apoyé mis brazos en el borde de la piscina y miré hacia los jardines del hotel. Cuando se trata de conocer a gente nueva, había una parte de mí que se apodera haciendo que sea muy borde, y era consciente de ello, pero era la reacción que tenía ante un posible nuevo dolor.

Mi curiosidad me ganó y no pude evitar mirar a aquel chico que hablaba con mi padre. Al estar de espaldas no podía reconocerle, tal vez le conocía.

Entonces, apoyé mi cabeza en mis brazos, acurrucándome en el bordillo. No sé cuánto tiempo pasó hasta que mi padre volvió. Estuvimos más tiempo allí en la piscina, hasta que llegó la hora de irnos. Al volver mama estaba en casa organizando algunas cosas de su armario, yo no le había dicho nada de la audición de mañana y eso en parte me hacía sentir culpable. Sin embargo, sabía que si se lo decía iba a ser peor. Después de saludarla subí a mi cuarto, Luna se emocionó al vernos y sin dudarlo me siguió a mi habitación.

Me tumbe en la cama, pensé muchísimo, mucho más de lo que solía hacerlo. La canción que cantaría fue uno de los pensamientos principales, la letra me identificaba bastante y en partes la canción rompía con cierta fuerza. Realmente estaba más nerviosa porque me escucharan mis amigos que por los jueces.

Dylan la escucharía.

El Pijo De Al Lado #1Where stories live. Discover now