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Noa POV

Ha pasado una semana desde que formamos el equipo de animadoras del instituto. Esta semana ha sido interesante, estamos casi a finales de octubre y en el grupo hay un nueva pareja, aunque todavía no son "nada", pero no nos mintamos se nota desde lejos cuando dos personas se miran con un brillo especial en los ojos. El día en el que vi a María después de tantos meses sin verla, pude apreciar que Matteo y ella tenían algo especial. Ella me ha estado informando toda la semana sobre todo, y hemos vuelto a ser tan íntimas como antes.

Después de la prueba de animadoras fuimos a comer a una famosa pizzería de la ciudad, y después de ello cada uno fue a sus casas. Cuando volví a casa no había nadie, solo estaba Luna, por lo tanto supuse que mi padre le había surgido un viaje de imprevisto, por eso, llevo más de una semana intentando convivir con mi madre.
Aunque mi madre y yo ya tendríamos que estar acostumbradas a vivir las dos solas sin mi padre, no era así, siempre estamos discutiendo porque tenemos opiniones y puntos de vista diferentes de ciertos temas.

Mi madre no soporta la música, pero tiene que aguantarme porque yo no puedo vivir sin ella, así que ya no intenta que baje el volumen o quite las canciones.

-Noa, Noa, ¡Noa! Sal del trance- me grito Owen que se encontraba a mi lado mientras andábamos por la calle, íbamos a dar una vuelta porque los dos ya habíamos terminado todos los deberes y habíamos estudiado y nos negábamos a quedarnos en nuestras casas.

-Perdón, ¿Qué decías?- Le pregunté porque hacía minutos que no escuchaba lo que me estaba contando

-He dicho, que para Navidad, los que estamos en música podríamos preparar alguna gala, tenemos que hablar con los demás- me repitió el rubio.

-Podemos utilizar la sala de música estos días y lo preparamos, y cuando venga el profesor o profesora se lo proponemos- añadí mientras seguíamos andando hacia una pequeña cafetería que había en el barrio.

-El sábado los chicos tienen partido, y es la primera vez que hacemos de animadoras, acuérdate de la falda- me recordó Owen una vez que estábamos a punto de entrar a la pequeña cafetería situada en la carretera principal. Yo asentí y en pocos minutos después de mirar la carta, una de las camareras se acercó a nosotros y tomo nota.

Estuvimos alrededor de una hora allí, Owen se pidió un té verde con un trozo de pastel de fresas y en cambio me pedí un bombón, que es un tipo de café, y además pedí también un trozo de pastel de arándanos. Hablamos de todo un poco, y llegamos a la conclusión de que hay gente del instituto que nos cae realmente mal, también Owen me estuvo comiendo la oreja acerca de lo guapísimos que le parecían los chicos de nuestro grupo y me confeso que seguiría ligando con ellos incluso aunque ellos sean lo más hetero posible.

Íbamos de vuelta a mi casa, cuando de repente la atmósfera cambió.

¿Humo? ¿Motores? Mierda, motos.

-Bueno, bueno, ¿Qué tenemos por aquí?- escuche venir de una voz masculina muy conocida y de inmediato me gire para mirarlo- buenas tardes Evans.

-Te tengo dicho que no me llames así Brayan, deja de hacerlo- conteste seria mirándole a sus ojos marrones oscuros, mientras se bajaba de su moto. No estaba el solo, a su lado derecho estaba Gisela, una de sus ayudantes más fieles. Son como si fueren hermanos, se han criado juntos y se podría decir que son como mejores amigos. Detrás de él se encontraban otros 4 chicos con sus respectivas motos.

-Creo que quien tiene que hacer algo eres tu Noa- me dijo acercándose a mi lentamente y yo trague saliva- O no recuerdas que tienes que empezar a olvidar, tienes que cambiar de cuento "pequeña" - dijo lo último entre comillas y en todo de burla.

El Pijo De Al Lado #1Where stories live. Discover now