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La noche del partido fuimos a cenar al Mc Donald. Doble M -como a mí me gusta llamarles- tardaron más de lo previsto, lo que nos dejó imaginar cosas, las cuales fueron ciertas.

No le dije a María que los había escuchado, y por lo que me contó su primera vez había sido en casa de su novio, Matteo.

Era fin de semana, los chicos tenían pensado ir a alguna fiesta sábado noche, aunque según lo que contaron no tenían ganas, por lo que lo más seguro es que no fuesen.

Mia no había vuelto a hablar por el grupo, para ser sincera, llevaba días sin hacerlo. Owen propuso sacarla, pero Danna creó otro para que así no viese nuestras conversaciones.

Mi habitación estaba hecha un desastre, por lo que empecé a limpiarla y a ordenar todo lo que había por en medio. Mi madre estaba abajo viendo algún programa que daban en la televisión y Luna no se despegaba de mi lado. La música estaba alta, pero no lo suficiente como para molestar a alguien. La ventana que tenía en la habitación dada justamente a la calle y podía controlar la casa de Danna.

Mi padre me había dicho que llegaría en unas horas, había estado de viaje de negocios y no volvía hasta hoy. Ya era algo habitual. Por eso, estuve muy pendiente a la ventana, ya que quería salir corriendo en cuanto llegara.

Recibí un mensaje, era de Nico. Era un enlace a la página oficial del instituto, lo abrí y comencé a leer. Las audiciones de música habían sido adelantadas, puesto que la nueva profesora llegaba antes. Los nervios se apoderaron, ahora ya no tenía tanto tiempo y a pesar de que lo tenía preparado no podía remediar no tener miedo.

Sabía que estaba mal, mi madre me habría prohibido adicionar, pero tan solo lo sabía mi padre. Desde siempre mi madre me había inculcado trabajar en la empresa familiar, nunca me dio la opción de la música, pues además tampoco me dejaba tenerlo como una afición. Mi padre me enseño a tocar la guitarra a escondidas, cuando mi madre no estaba en casa.

Jamás he tenido su apoyo, y siendo sincera siempre lo he necesitado, pero sé que no lo tendré. Alguna vez he querido preguntarle el por qué, sé que hay una razón por la que le tiene fobia a la música, pero nunca he sido lo suficientemente valiente.

Mire hacia la estantería, en una de esas libretas tenía todas mis canciones escritas, acordes, anotaciones... Era un pequeño diario. La libreta era de papel reciclado, y folios lisos, sin ninguna cuadrícula. La tome y la abrí, algunos papeles sueltos cayeron al suelo. En esta libreta escribía todo aquello que anotaba en las notas de mi teléfono. Era una forma de asegurar que nunca se perderán, y algún día esta libreta podrá leerla otra persona, no se si tal vez mis hijos, mis padres, alguna amiga, el amor de mi vida... pero sabía que algún día alguien con tan solo mirarme a los ojos sabrá lo que ocurre.

Recogí aquello que cayó y lo coloqué encima del escritorio. Algunos de los papeles que cayeron eran dibujos de cuando era pequeña, siempre dibujaba lo mismo, eran los típicos dibujos donde te dibujabas con tus padres y tus hermanos. Eso fue lo que realmente me dolió, hermanos, acaricié el dibujo, llevaba tanto sin saber de qué era su vida.

Habían pasado casi 4 años, no había vuelto a aparecer por aquí, fue ahí cuando todo empezó a desmoronarse. Pensé que volvería, que me llamaría. Nunca lo hizo. Siempre estuve esperando, lo sigo haciendo, y aunque he querido buscarle, una parte de mí piensa que sí volverá, que tan solo espera al momento perfecto para hacerlo.

Había esperado este año con todas mis fuerzas, era el año en el que acababa la universidad, y con suerte volvería a verla.

Michelle, ese es su nombre. Justo encima del dibujo había una pequeña frase con su letra- dibujado por Noa y escrito por Michelle- escribió cuando tenía unos diez años, pues yo apenas empezaba a leer.

Ella siempre tuvo claro a que dedicarse, a la música, de hecho fue ella la que comenzó a enseñarme a tocar la guitarra, pero después fue mi padre quién continuó haciéndolo, pues prefirió que la responsabilidad cayera en él. Mi madre se impuso a la idea de que mi hermana hiciera una carrera universitaria de música. Sin embargo, mi hermana nunca escuchó su rechazo, decidió mudarse, ellas dos nunca tuvieron realmente una buena relación -o por lo menos lo que yo recuerdo- pues siempre peleaban. Y se fue a la universidad de Harvard a hacer la carrera, creo que eso fue lo único que le gusto a mi madre. Y ahí estaban mis dudas, no sabía que estudiar, mi hermana tuvo que dejar todo para estudiar lo que le gustaba realmente, yo no podía hacer eso, no era tan fuerte.

Me senté en la silla del escritorio, cada una de las paginas tenían la fecha del momento en el que escribí en ellas. Cada una tenía un recuerdo, algunos más importantes que otros, pero al fin y al cabo todos me daban una sensación diferente. Cada vez que volvía a revivir alguno de esos recuerdos, la sensación era distinta, ya no se sentía lo mismo que antes. Era como si esa ilusión que tenía antes se hubiese esfumado, y daba miedo.

Y en una de las páginas arrancadas estaba una de las canciones que podía cantar para la audición. Pero no estaba segura, todos me escucharían. Sin embargo, algo que siempre me dijo mi hermana "canta eso que te defina, que cada una de las personas que te oigan sepa quién eres". Pero cuando me lo dijo realmente nada me representaba, porque desde que se fue cada una de las partes que ella conocía de mí se rompieron.

El Pijo De Al Lado #1Where stories live. Discover now