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Después de la cena, Dylan se quedó un rato con Joan y conmigo en la habitación. Al igual que yo, mi novio sabía perfectamente cómo eran los padres de Joan. Sin embargo, hubo un tiempo en el que ellos fueron menos estrictos. Pero eso terminó cuando Jorge volvió a ser el chico perfecto de siempre. Para ser honesta, nunca me han caído bien.

Cuando Rose se fue recuerdo oír a sus padres decir que estaba decepcionados con la actitud de su hija y que no querían volver a verla. Se reacción me recordó a la de mi madre cuando Michelle se fue, creo que hasta dijeron las mismas palabras en algunas ocasiones.

Mi hermana y Rose tenían muy buena relación, fueron muy amigas durante mucho tiempo y según lo que sabía seguían manteniendo el contacto. De hecho, creo que fue mi hermana quien la animó a que viajara y cumpliera todos sus sueños. Siempre recordaba a la hermana de Joan con una sonrisa que regalar y con miles de sueños que pensaba que nunca podría llegar a cumplir. Todos la echábamos de menos, sobre todo su hermano menor.

- ¿Os acordáis de Peter? - preguntó Dylan. Peter era un chico con el que quedábamos todas las navidades que veníamos a Big Bear Lake, y que los chicos mantenían la relación con él a pesar de la distancia. Ya que él vivía en Lincoln.

Joan y yo asentimos, le recordábamos.

-Nos ha invitado a una fiesta la noche de año nuevo- comunicó Dylan.
-Esto empieza a ponerse interesante- Joan se levantó un poco acomodándose mejor en la cama.

-Dice que también están planeando otras para estos días, me dijo que nos avisaría.

Nunca había ido a una fiesta en esta ciudad, pues la última vez que estuve fue con doce años. Pero, algo me decía que la recordaría para siempre. Tal vez porque era algo desconocido o nuevo, o simplemente porque terminaría borracha entre gente que no conocía.

Minutos después Dylan se despidió, a mí me dio un beso en los labios y a Joan un apretón de manos. Nos deseó buenas noches, al igual que nosotros a él. Después se fue a su casa para dormir y a la mañana siguiente poder estar activo para abrir todos los regalos de navidad.

Me tumbé en la cama cerrando los ojos decidida para ir a dormir, pero Joan me llamó.

-Chis, Noa.

-Dime

- ¿Puedo llamar a Kayla?

-Pues claro, no tienes ni siquiera que preguntarlo- le sonreí. Él me devolvió la sonrisa.

Estuvieron hablando un rato, yo la saludé y hablé un poco con ella al principio de la videollamada. Pero después volví a mi cama y me quedé durmiendo al instante.

A la mañana siguiente desperté cuando sentí que alguien me tocaba el brazo intentando despertarme.

-Mmm- me quejé- aun no- dije intentando seguir durmiendo.

-Hay regalos- susurró Joan.

Y esas dos únicas palabras sobraron para que me levantara de la cama de inmediato y bajáramos corriendo al salón. Allí estaban todos los regalos colocados debajo del árbol de navidad. Se olía a galletas, mi madre las había hecho aquella misma mañana mientras dormíamos. Cada uno de nosotros comenzó a abrir sus regalos, hasta que llegó el momento de que Joan y yo nos intercambiáramos los nuestros. Nunca habíamos querido hacerlo delante de todos, era algo que nos tomábamos con la privacidad porque no eran simples regalos, siempre tenían un significado o anécdota.

Subí con Joan arriba corriendo mientras escondíamos algunas galletas que no nos dejaban comer, y coloqué los regalos que había recibido; ropa, fundas para el móvil, maquillaje...

El Pijo De Al Lado #1Where stories live. Discover now