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-¡Oye suéltame!- grité mientras andábamos a algún lugar, con las manos agarradas y ojos tapados.

-Soy Owen tonta, te voy a dar una sorpresa- me relajé al escuchar su voz y ver que no era otra persona.

-¿Qué vas a hacer?

-Te voy a llevar al paraíso.

Escuché como una puerta se abría. Para Owen el paraíso podrían ser muchas cosas, desde un lugar lleno de ropa gratis hasta un lugar donde estuviesen todas las discotecas del mundo para él.

Note como me empujó y por inercia di un pequeño grito y me agarré a lo primero que note cerca. Pero... esta vez lo que toque no era un objeto.

-¡Disfrútalo!- grito el rubio huyendo de allí.

Estaba tocando el torso de alguien mientras que intentaba volver a tomar equilibrio. Al escuchar el agua caer y voces masculinas supe que estaba en el vestuarios de los chicos. Quise salir corriendo de allí, por eso hice el amago de quitarme la venda. Pero unas manos no me dejaron, y reconocí su tacto.

-Hay mucho tío desnudo y me voy a poner celoso si los ves- pronunció Dylan tomándome con una mano de la cintura.

-No quiero verles.

-¿Confías en mí?

Asentí con la cabeza y deje que me guiará aún con la venda en los ojos. Para ello me tomo por la cintura desde mi espalda. Note como abrió una puerta y después la cerró.

-Ya puedes quitártela- me dijo. Y acto seguido quite la venda de mis ojos.

Lo primero que vi fue a él, o mejor dicho, lo primero que vi fueron sus abdominales. Estábamos en un pequeño cuarto donde la gente se podía cambiar teniendo privacidad. Jones solo llevaba una toalla en la cintura, no quise pensar más allá de eso. Al mirarle a los ojos pude ver su sonrisa. El cabron sabía que tenía un cuerpo envidiable.

Uno de sus dedos comenzó a acariciar la curva de mi cintura, y eso hizo que mi piel se erizara. Recordé los besos de aquella tarde y quise volver a sentir sus labios. Me pegué un poco más a él mirando aun ese par de ojos verdes.

-Noa- susurró.

-Dylan- susurré.

Y colocó una de sus manos en mi mejilla, acariciándome con el pulgar. Acercó su frente a la mía y mis labios se abrieron un poco esperando los suyos. Con la mano que tenía en mi cintura me atrajo todo lo que pudo a él. Y fue allí donde volví a sentir sus labios sobre los míos.

Dylan Jones y yo estábamos besándonos.

En un instante se sentó en el pequeño banco de madera que había, sentándome encima de él mientras nos besábamos. Note como sus manos apretaban mis muslos intensificando el beso. Sin remediarlo una de mis manos se colocó en su nuca y eso pareció excitarle mucho más.

-Te echaba de menos Evans- dijo entre besos.

-Y yo a ti Jones.

Sus besos bajaron a mi cuello, besos lentos y húmedos que quería que no acabasen nunca. Empecé a tocar la parte de atrás de su pelo y sus labios volvieron a mi boca.

Poco después nuestros labios se separaron y juntamos nuestras frentes. Los dos sonreímos al mirarnos y él me acurrucó en su pecho y acarició mi espalda metiendo la mano por debajo del top.

-¿Todo bien Jones? Noto ciertas cosas que...- puso su dedo índice en mi boca en señal de que no siguiera hablando. Yo reí ante su reacción.

-Me he hecho de rogar, antes no era buen momento para besarte.

El Pijo De Al Lado #1Where stories live. Discover now