037

83 13 0
                                    

La vuelta a clase y a la rutina fue agotadora. Para los chicos este era su último año y llevaban más presión que nosotras. Las primeras semanas fueron más relajadas; no teníamos tantos exámenes, ni tampoco muchas actividades. Las clases de música con mi hermana se convirtieron en nuestro refugio, y cuando Michelle nos veía muy agobiados nos permitía tomar tiempo de su clase para adelantar otras materias.

Así fueron los cinco meses escolares que nos quedaban. Pero en otros aspectos no todo fue bien. A los chicos se les empezó a pedir que pensarán las universidades a las que les gustaría acudir y que posteriormente enviarán las solicitudes.

Yo intenté hablar del tema varias veces con Dylan. Una de las veces estábamos sentados en el sofá de su habitación viendo una película demasiado aburrida.

-Y... ¿Has enviado alguna solicitud? - le pregunté apoyada en su hombro mirando a la televisión.

-Ya te lo dije el otro día, no quiero hablar de eso.

-No tiene nada de malo- deje el bol de palomitas a un lado para mirarle.

Él suspiró- por favor- me pidió y yo asentí. Después de aquello seguimos allí sentados, yo fingí estar pendiente a la película, pero realmente no dejaba de pensar.

No le quise seguir insistiendo más, así que no volví a sacar el tema. Sin embargo, no me gustó que no me tuviese la confianza de contarme lo que sucedía.

Respecto a los demás; Joan tenía claro que iría a Harvard para estudiar empresas y derecho. Y de esa manera seguir el legado familiar. La verdad, yo no sabía si esa decisión había sido suya o de sus padres. Owen se iría a París a estudiar diseño de moda. Matteo también se iría a la ciudad del amor, su ciudad natal, para estudiar medicina. Y aunque le dijo a María que no le importaba quedarse en California y estudiar allí la carrera, ella insistió e n que debería ir. Respecto a Nico y Brayan, ellos decidieron quedarse en el estado y seguir sus estudios en la ciudad.

Al menos no todos se irán- pensé.

Pero tenía un mal presentimiento, porque Dylan estaba alejándose, aferrándose a sí mismo, escondiéndose, y le conocía lo suficiente como para saber que algo no iba bien.

Aquella noche quede con María y Danna. Fuimos a cenar a un italiano que había cerca de donde vivíamos.

-Cuatro años son muchos- María suspiró- pero es que siempre ha querido ir a estudiar allí.

Acaricié su mano- va a ser difícil, pero sois doble m, podéis con esto y más- María asintió y me regaló una pequeña sonrisa.

- ¿Y Dylan? ¿Sabes ya algo? - preguntó Danna y yo negué.

-Se niega a hablar de universidades. Y sé que va a ir a Harvard, desde pequeño lo ha querido. Lo que me preocupa es que se esté alejando de todos por eso mismo.

-Esta borde y a la defensiva- dijo María- el otro día fui a su casa para ver cómo estaba y dijo cosas que no hacen gracia.

Suspiré. Dylan podía llegar a ser muy idiota.

- ¿Qué dijo? - pregunté y la rubia comenzó a contarnos.

Al parecer Dylan fue bastante insensible con María. Pues hizo una broma de mal gusto relacionado con su relación con Matteo.

Sabía que tenía que hablar con él.

-Danna es la única que se salva de llorar- dijo María cambiando de tema- cuéntanos.

-Pues- comenzó y sonrió- se está haciendo muchos tatuajes en los brazos y se le dan muy bien los niños pequeños.

Sonreí al ver el brillo en los ojos de Danna. Jose era genial, en poco tiempo nos volvimos buenos amigos y sabía que podía contar con él para cualquier cosa.

-Huelo a boda- dijo María.

-No lo niego- siguió Danna sin dudarlo.

-Oye y ¿al final vamos a ir de viaje en junio? - preguntó María.

-En principio si, el hotel es de un amigo así que no pasa nada si en último momento decimos que no. Pero quiero ir- reí.

-Yo también, es que tiene mil piscinas, la playa al lado, bares, fiestas...- dijo Danna.

-Hay una fiesta de disfraces en los días que vamos- sonrió la otra rubia.

Después de cenar nos quedamos hablando en el restaurante. Tanto que perdimos la noción del tiempo y nos tuvieron que decir que nos fuéramos ya que tenían que cerrar. Al llegar a casa, vi a Joan en su porche así que, tras despedirme de Danna, me acerqué a él.

-Enana.

-Winnie- él negó.

-Hace años de eso, supéralo.

-Tu obsesión por la miel será eterna.

Me senté a su lado mientras él fumaba.

- ¿Qué tal ha ido la cena? - me preguntó. Había hablado con él antes y le había contado los planes que tenía.

-Muy bien, la necesitaba- Joan me atrajo a él y me acurrucó en su pecho.

Sabía que Dylan y él habían hablado respecto a lo que sucedía. Pero también sabía que Joan no diría nada, aun así, intenté saber algo.

-Sabes si...

-Ahora mismo está hecho un lío- asentí- no pienses tanto en eso, a veces todo se vuelve más grande por darte vueltas.

- ¿Y tú? - me miró.

-Yo cada día tengo más claro que la vida es jodida mierda.

Le di un beso en la mejilla.

-Es tarde, deberías ir a dormir.

-Tú también, mañana tenemos clase.

-Unos días para salir por fin del infierno.

-Jamás, tú te quedaras por siempre en el infierno.

-Te veo mañana para pasear a Luna.

Me fui a casa y subí a mi cuarto. Me tumbé con Lunita en la cama y mientras la acariciaba no hice caso a lo que me había dicho Joan. Porque seguía pensando. Al otro lado de la pared estaba Dylan, estábamos cerca físicamente, pero al mismo tiempo le sentía a kilómetros. Y esa era una sensación que no me gustaba. Ya lo había sentido con él y no quería volver a pasarlo mal. Me daba miedo el pensar que podría pasar si no solucionábamos lo que sucedía. Había vuelto a pensar todo el rato en el futuro.


El Pijo De Al Lado #1Where stories live. Discover now