Ashley Clayton | Gossip Girl

1.15: Buscando desesperadamente a Serena

— No querría ser tú —murmuré con gracia.

Chuck siguió con la mirada a Blair, hasta que ésta desapareció y, recien entonces, se alejó de la chica que coqueteaba con él y empezamos a caminar hacia la mesa de Serena. Nos sentamos a cada lado de nuestra amiga, dejándola en medio.

— Tiene que bajarle a la finura social —Chuck se quejó de Blair—. Es vergonzoso.

— Ustedes dos van a tener que resolver sus problemas —contestó Serena.

— ¿Problemas? No tengo ninguno. Y en base a mi investigación, ustedes tampoco.

— ¿Georgina?

— Según mis muy confiables fuentes, Georgina está muy lejos de nuestra isla. Está en Suiza, saliendo con el príncipe de Belfort.

— ¿Hay un príncipe de Belfort? —preguntó Serena, haciéndolo asentir.

— ¿Y está saliendo con él? —indagué, obteniendo otro asentimiento—. Gracias a Dios —suspiré aliviada.

— Pueden disfrutar los regalos que les envío con tranquilidad —sonrió—. Y tal vez, con Chuck en el cuarto —sugirió, acercando su rostro.

— Diablos, somos hermanos —maldijo Serena, empujándolo con disgusto.

— Georgie siempre sacó a relucir el diablo en ustedes... una parte de mí está decepcionada porque no esté aquí —se encogió de hombros.

— Me pregunto qué parte —comenté irónica. Charles rió—. Bueno, ahora que todo esta claro debo ir a mi primera clase —me levanté—. Hasta luego.

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Vista en los pasillos del Constance:
La pequeña J viendo que la edad realmente va antes que la belleza.
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Crucé la calle junto a Nate para regresar a la escuela. Habíamos aprovechado el break para almorzar juntos, después de su partido de fútbol con alumnos de otras escuelas. Nos habían invitado a quedarnos otro rato, pero Nate se negó una vez que unos chicos del equipo contrario se me insinuaron descaradamente. Según él no era recomendable que me relacione demasiado con ellos, tienen una "mala reputación". No indagué al respecto, no es que me importe otra cosa que molestar al rubio.

Estabamos por subir las escaleras cuando encontramos a Dan, sosteniendo una gran pila de papeles en una mano y un café en la otra.

— ¿El examen SAT? —pregunté, llamando su atención.

— Sí. ¿Fútbol? —señaló la pelota en las manos de Nate.

— Archibald jugó. Yo solo miré cómo lo tacleban mis pretendientes —N me lanzó una mirada.

— Hicimos el examen en el verano pasado —contó, ignorándome—. Nuestros padres son exigentes con eso.

— Bueno, yo debo concentrarme en MI examen y en MI preparación... Lo que hagan los demás, no se trata de ellos —murmuró Dan, visiblemente frustrado.

— Hmm, no eres bueno para los exámenes, ¿eh?

Dan se quedó plantado en el lugar mientras nosotros seguiamos caminando hacia la entrada de la escuela.

— ¿Qué harás hoy? —me preguntó Nate—. Estamos libres.

— ¿Salir con un deportista de Dalton?

— Claro —bufó, mirando a su pelota como si fuera lo más entretenido del mundo.

— Broma, no soporto a esos chicos —le choqué el hombro—. No lo sé aún. Tal vez podamos...